No voy a poder ir a la casa: carta de amor a mis padres esta cuarentena
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No voy a poder ir a la casa: carta de amor a mis padres esta cuarentena

¿Cómo les dije a mis papás que no voy a poder ir a la casa esta cuarentena? Con estas palabras que te comparto (que al teléfono sonaban entre cortadas por mi voz).

La indicación es bien clara, que hasta un niño la entiende: quédate en casa.

Pero si me preguntas a mí, ‘casa’ es un vocablo que con el paso del tiempo ha cambiado de tamaño, dirección, de habitantes y etapas. Llevo casi 9 años viviendo fuera de la casa de mis padres y aún cuando hablo de la palabra viene a mi mente la de ellos. No soy completamente de allá, pero tampoco pertenezco aquí lo que hace este concepto más abstracto.

Casa es para mí ese ‘buenos días’ que sube por las escaleras con el olor de la cafetera que mi papá prende a las 6am y el tintineo de las tazas provenientes del piso de abajo, casa es un ‘te quiero’ que se cuela en ese espacio en el último nivel del refrigerador donde mi mamá guarda “la sorpresa” que compra cuando estoy de visita, casa es un mensaje de mi hermana avisando que ya está en la puerta. Pero si me preguntas mi dirección, te diré que vivo en otra ciudad.

Así que cuando me dicen quédate en casa, esta vez no hice la maleta ni tampoco fui.

Hola, ¿ya estoy en alta voz?

Sí, te escuchamos.

Esta vez no voy a poder ir a la casa.

No voy a poder ir porque ante todas las posibilidades laborales de ausentarme, elegí que mi convivencia contigo va a ser de calidad porque los pocos momentos al año que tengo con ustedes tendrán de testigos a mi entera atención y disposición, no quiero que los mails, las llamadas y las horas frente a la computadora lo cambien.

No voy a poder ir porque a pesar de la comodidad que representa el sentirme cerca de ustedes, elegí que ustedes me acompañen como siempre lo hacen, desde mi corazón y desde la elección de continuar este largo aprendizaje de vida que la distancia me enseña cada kilómetro.

No voy a poder ir porque aunque en mi cabeza sigan siendo esos padres que aplauden en la primera fila del teatro, esos mismos que puedo ver cruzando la puerta de residencias en la universidad, esos mismos que cargan las maletas hasta la banda de seguridad cada que me despiden en el aeropuerto también en mi cabeza sé lo mayores que se han convertido y el riesgo que esto representa para ustedes.

No voy a poder ir porque la muestra más grande de amor que por el momento puedo darles, es mantenerme lejos para no arriesgarme, no arriesgarlos y permitir que la distancia invite nuevos exponentes a la clase para aprender desde mi cuarentena como ser una mejor versión y una mejor hija para ustedes.

Mamá, papá, no voy a poder ir.

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