Amor en Tiempos del COVID: ¿cómo se vive el romance hoy en día?
Estilo de vida

Amor en Tiempos del COVID: ¿cómo se vive el romance hoy en día?

En 1988, Gabriel García Márquez escribió el libro El amor en los tiempos del cólera. En el 2020, esta Gabriela les escribe sobre “El amor en tiempos de COVID”. Aunque ni en mis sueños más añorados me atrevería a compararme con ‘El Gabo’, la historia de su obra que narra cómo el amor y la muerte van de la mano, me hizo pensar en lo que estamos viviendo y cómo las reglas que conocíamos, ahora quebrantadas, nos conducen hacia una nueva realidad con muchas formas de amar y desamar.

Estos últimos meses, el mundo cambió y, al parecer, esta metamorfosis continuará su rumbo hasta que renazca una nueva forma social. En el inter, nosotros, los humanos, nos hemos enfrentado a una anomalía existencial y nos ha tocado experimentar diferentes emociones y nuevos e inexplorados escenarios de cómo conllevar nuestras interrelaciones. Al investigar entre números estadísticos y relatos (algunos anónimos, otros no), El amor en tiempos de COVID es un libro inédito de historias y enseñanzas que nos llevan a una reflexiva introspección personal sobre cómo amar.

Amores a Distancia

Esta es de las historias más curiosas. Dos testimonios de dos parejas diferentes. Una de ellas, se vio obligada a la distancia, reconectó y declara que la intimidad, por medio del videochat, ha fortalecido su matrimonio, ya que ofrece una nueva opción de interrelacionar y se ha vuelto de lo más divertido. La otra, que estaba a distancia y sólo se veían cada tres meses, ya llevan dos meses encerrados juntos, y aunque al principio, ambos confiesan que temían por lo que podría pasar, resulta que se llevan mejor de lo que pensaron y que esperan que la cuarentena termine para ya formalizar su relación. Vale destacar que esta pareja lleva más de un año juntos. Pero la pandemia sirvió para derrotar los miedos causados por el amor a distancia.

Amor Incógnito

La escuela de economía de la Universidad de Pennsylvania, Wharton, está realizando un estudio basado en el reality de Netflix Love is Blind. El programa consiste en un número de hombres y mujeres que proveen a los creadores sus datos personales: gustos amorosos, características físicas, edades, etc. Luego, la información se analiza y se crean correos electrónicos ‘falsos’ que no revelan nada de las personas y se hace un match de varios sujetos entre sí. Al principio del programa, éstos sólo pueden interactuar por medio de mails.

Eventualmente, se crean parejas tentativas; al llegar a este punto, se permitirá hablar por mensajes de texto; posteriormente, por teléfono y finalizará en una cita en videollamada. Este modismo es, en principio, un instrumento para alentar a aplacar la intemperancia casera y la distancia social, pero su concepto ofrece cierto aire de encanto, que el amor ha perdido. Se trata de enamorar- se de las palabras, de la lectura, del lengua- je; es generar una conexión íntima en estos tiempos tan inciertos sin verse a los ojos. Es un amor o, en su defecto, una atracción melancólica que en el mundo tan rápido y cambiante que vivíamos ya no existía. Una compenetración que, a lo mejor, sólo termina en una linda amistad, pero de una manera especial. El estudio todavía continúa, es prometedor y con ansias esperaremos sus resultados.

Amor Que No Sabías

Uno de los testimonios más lindos es el amor que dos personas no sabían que sentían entre sí. A ella le tomó darse cuenta un poco más de tiempo que a él; pero estos dos, que antes eran amigos, se han enterado durante la cuarentena de que su destino es más que una amistad. Él confiesa que ella se volvió una de las prioridades al hablar, casi una necesidad. Pasaban largas horas al teléfono charlando sobre mil temas y siempre querían más. Él se atrevió a confesarle lo que sentía y ella pensó que era un chiste; sin embargo, la insistencia venció.

Hoy aún no se ven en persona, pero con ansias, sueñan con ese primer beso. Ambos nos cuentan que más que nunca tienen la certeza de que deben tratar de estar juntos, y que si no fuera por la separación de la cual emanó una dependencia emocional y comunicacional, no se hubieran dado cuenta de ello. Ahora viven del deseo de mirarse, de tocarse, de tomarse de la manos y de, por fin, besarse, y ver cómo todas esas chispas a distancia estallarán al reunirse y así empezar una relación más tangible.

Amor Creativo

El exitoso fotógrafo Jeremy Cohen estaba tomando fotos de sus vecinos en la azotea de los edificios como actividad pandémica. En una de sus sesiones, observó bailando a Tori Cignarella y sintió una atracción y una conexión inmediata. La saludó y ella le devolvió el gesto. El neoyorquino decidió atreverse y le mandó por medio de un dron su número telefónico. Ella le respondió una hora después. Él la invitó a cenar. Con la ayuda de la compa- ñera de cuarto de Tori, hicieron una cena con menú orgánico y vino a distancia. Jeremy coordinó todo. En su narración en Instagram, confirma que, si esta relación ha de continuar, tendría una a larga distancia con alguien que justo vive al cruzar la acera.

Después, al querer verla y respetar la distancia social, Jeremy se introdujo en una burbuja de plástico y salieron a pasear juntos por las calles. La siguiente cita fue aún más especial: él que llevaba días fotografiando a sus vecinos en las azoteas de sus edificios, le tomó una instantánea al chelista ‘The Real Gene Baker’; esta foto es tan impactante, que terminó en la portada de New York Magazine. Emocionado por su protagonismo, Gene y sus amigos hicieron un con- cierto en la azotea. En ese momento, Tori salió con su compañera de cuarto y Jeremy le pidió a Gene que le dedicaran una canción. La última cita a la fecha fue el cumpleaños de Tori. Allí, Jeremy bailó con un boom box afuera del apartamento de Tori (ya que a ella le gusta bailar), seguido por un video de su cantante favorita, Light, en su mensajería, deseándole un feliz cumpleaños. Luego, le dejó un cupcake en su azotea y le envió una velita con un haiku en su dron. Las citas aún continúan y con ellas, este amor creativo. Jeremy, sin duda alguna, se ha vuelto el galán de esta cuarentena.

Amor o Desamor del Swipe

Las apps para conseguir citas eran uno de los negocios más aleatorio antes de que la pandemia comenzara; hoy en día, se han vuelto un instrumento vital para muchos y así poder conllevar la soledad de esta época. Match, Tinder y Bumble han incrementado el número de usuarios nuevos con cierta prominencia: Bumble, un 17%, y Tinder, un 28%, luego de quitar los bordes geopolíticos y conectan- do al mundo entre sí. La mensajería de estas apps también ha tenido un incremento entre el 27% y 37%, dependiendo de las edades y en la actualidad, 69% de sus usuarios hacen videollamadas cuando previo a la pandemia este número era 6%.

Algunos testimonios coinciden que la intimidad a la hora de conocer a alguien nuevo, es mucho más intensa de esta forma. Sin embargo, ninguno de los testi- monios es monógamo; en su mayoría, los usuarios confiesan que hablan con varios prospectos y que sí, ipso facto, han creado conexión, pero las han hecho con varias personas simultáneamente. Igual existen citas en las que se hacen envió por delivery o ven los mismos shows en Amazon Prime o Netflix y comparten estas vivencias. Bumble agregó ‘videochats’ a su app para fomentar el ideal de la acogedora estadía hogareña y de este modo evitar que la gente saliera. Sin embargo, no existe (o, por lo menos, es mínima la existencia) ese amor uno a uno. Es más una adaptación de las apps para continuar su servicio para amar o desamar platónicamente y pasar el rato.

Amores Fatales

Algunos de los más afectados emocionalmente por la pandemia son las relaciones relativamente nuevas que decidieron hacer el confinamiento juntas. Parejas de un año o menos son las primeras víctimas de rupturas amorosas por este virus. Al vivir juntos, luego de cortos tiempos de relación, la falta de paciencia, las sorpresas en las personalidades, la angustia innata creada por esta crisis han llevado a múltiples rupturas.

Quienes rompieron al principio de la cuarentena, pudieron separarse a tiempo; quienes no, aún viven juntos, pero no están del todo unidos. Uno de los testimonios es de una joven que hasta dejó de seguir a su expareja en Instagram, pero todavía vive con ella, pues no pudo relocalizarse por la pandemia. Obviamente, existen aún momentos de pasión, seguidos por peleas más fogosas. Este escenario, sin duda, es el epitoma del amor fatal.

Amor de Familia

Una cruda realidad es la que muchas familias han sufrido durante el confinamiento. Entre la angustia económicas y la enfermedad en sí, es difícil manejar todo un núcleo familiar; pero hay de casos a casos, y es bien cierto que en tiempos oscuros, la familia es la luz. Rebeca Socorro, quien reside en España, tras varios años sin un respiro, entre trabajos y postgrados, de manera inesperada, ella, su esposo y sus cuatros hijos se encontraron encerrados en su casa; ella temporalmente desempleada, su suegra fallecida y ellos sin poder despedirla; ella enferma de COVD-19, todo parecía una situación imposible; sin embargo, no lo fue. Re- beca se dio cuenta de que el amor cura todo mal.

Que sus hijos fueron una grata sorpresa de carácter y dedicación. Que su familia a distancia la llenó de ánimos con videollamadas. Notó que el amor de pareja se reinventó, tornándose en un amor de apoyo, de compasión, y que al cuidar uno del otro, la relación se fortaleció de formas inima- ginables para ambos. Sabía que amaba a su esposo, pero se dio cuenta de que podía amarlo aún más; que sus niños eran buenos, aunque descubrió que eran dos caballeros, y a pesar de que se despidieron de un ser amado, el amor entre ellos los ayudó a superar la adversidad. Es reconfortante saber que hasta en los momentos más sombríos, más inciertos, cuando el amor y la muerte se entrelazan, surge, en sí, más amor y amor bonito.

Final Feliz

Otra parte triste de la pandemia es la cantidad de bodas canceladas. Suena un poco banal, pero la ilusión y el esfuerzo de planear una boda es algo de meses, a veces, años y muchas novias se han visto desoladas al no tener día para formalizar su unión. De hecho, nuestra estilista favorita, Micaela Erlanger, se vio obligada a mover la fecha de su boda. Entendiendo lo que están pasando muchas novias, ofreció sus servicios de consultoría gratuitos a novias víctimas del virus. A cambio de una donación a Common Thread, Micaela agenda una llamada telefónica para ayudar con dudas e inquietudes en relación con una boda. También, todo los días, está ofreciendo conversaciones live en Instagram con diferentes diseñadores, como Brandon Maxwell o Markarian, para apoyar a esta comunidad de parejas que sufren la angustia de un cambio de fecha. Micaela se ha vuelto una voz de confort y ayuda para muchas bride-to-be.

Sin embargo, no todas estas historias quedaron en pausa; la diseñadora de joyas mexicana Daniela Califa se atrevió a casarse por el civil. Estaba en casa de sus tíos donde hacía la cuarentena con su esposo en la Ciudad de México. La madre, entre cuarentenas de 14 días aquí y luego allá, eventualmente logró llegar. Lo hicieron vía Zoom. Les avisaron a sus amigos y se aventuraron. Recibieron una infinidad de arreglos florales y champaña. Muchísimos de sus conocidos y obvios familiares se conectaron. El vestido lo pidió con urgencia en Revolve; era Lovers and Friends. Los anillos los hizo ella súper rápido en el taller, con una churumbela de aguamarinas para tener su something blue. Daniela y Diego son una historia feliz, valiente y atrevida. Buscaron el romance en la practicidad de nuestra realidad y lograron tener un increíble final en el caos que vivimos, tomando medidas pragmáticas. Dani y Diego le ganaron al miedo del no saber, llevaron a cabo su boda y así sellaron su amor.

En conclusión, como en El amor en los tiempos del cólera, “El amor en tiempos de COVID” logra encontrarse a pesar de los obstáculos. La diferencia es que la realidad, por lo menos, antes del virus, es que vivimos en un mundo tan rápido, que la melancolía del romance, esa conexión emocional, tiende a pasar desapercibida. No nos tomamos el tiempo para apreciar a ese gran amor que tenemos al frente porque estamos pendientes de saber si hay algo más. Aunque, sin duda, hay lecciones que estamos aprendiendo y, como todo, una introspección en lo personal nos ayuda siempre a mejorar e incluso a amar. Aplaudimos a quienes han logrado amar más, a quienes le ganaron al miedo y entendemos a los que aún no han podido. Pero tenemos tiempo, esto todavía no se acaba, y si con certeza sabemos algo, es que el amor es lo que nos cura o, por lo menos, nos brinda un poquito de esperanza para continuar.

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