Lo que aprendí de los incendios en Australia
Estilo de vida

Lo que aprendí de los incendios en Australia

Por: Marcela Ortiz 

Debo empezar admitiendo que nunca pensé que estaría en la situación en la que estoy. Usualmente, así sucede, es parte de nuestra condición humana pensar que somos inmunes a cualquier tragedia. Hoy, mi hogar está en llamas y, desafortunadamente, el tuyo también. 

Voy a ser completamente honesta: siempre se me olvida traer bolsas reciclables, me encanta comprar ropa en línea y si pudiera comer tacos al pastor en este momento… ¡me comería seis! Lo que quiero decir es que no soy un ejemplo a seguir en cuanto al cuidado del medio ambiente.

La emergencia climática que vivimos es completamente real, pero por alguna razón, siempre le dejaba el trabajo pesado a los activistas y a las instituciones. La verdad es que estaba consciente de lo que estaba pasando, sin hacer mucho al respecto (sí, me cuesta muchísimo admitirlo). No fue hasta que me tocó vivirlo directamente, que entendí la urgencia que enfrentamos.

Australia ha sido mi hogar los últimos 5 años y ahora, mientras escribo esto, el país está convirtiéndose en cenizas, literalmente. No sé si has estado al tanto de los incendios que han arrasado el país y el desastre que esto implica (si necesitas más info, puedes leer sobre esto aquí)

En resumen: 12 millones de hectáreas han sido destruidas, más de 480 MILLONES de animales han muerto y más de 2,000 casas están en ruinas. Eso sin mencionar que miles de personas siguen atrapadas en zonas de alto riesgo. 

Todo esto es resultado del calentamiento global y ya llegamos al punto que no hay de otra mas que aceptarlo y hacer algo al respecto. Sí, Australia está a 14,000 km de México y quizás tú no veas los efectos reflejados en tu día a día, pero esto nos afecta a TODOS (el humo ya empezó a llegar a Sudamérica). 

Suena absurdo, pero tuve que vivirlo para que algo en mí hiciera click. Es difícil de explicar ese sentimiento – fue como viajar hacia el futuro y ver lo que nos depara si no cambiamos nuestra manera de vivir. Empecé a entender que todas esas veces que se me olvidaron las bolsas reciclables, todas esas veces que compré impulsivamente en línea, estaban contribuyendo a lo que hoy estoy viviendo. Fue como ver “El Efecto Mariposa” de todas las decisiones que me llevaron a este momento. Y así, me cayó el veinte; en lugar de quererle echar la culpa al otro, me sentí empoderada para cambiar esos hábitos. Que aunque sea responsable, aún puedo hacer algo para cambiar la trayectoria de nuestro futuro. 

Lo único que puedo decir es: espero que algo en ti haga click antes de que te toque vivir una situación parecida. Como dijo Greta Thunberg: “debemos de hacer lo imposible”. No es tan desalentador como suena… Todo empieza con pequeños cambios, como limitar el consumo de plástico, carne y combustible. Lo mejor de todo es que hay mil maneras de fomentar un estilo de vida sustentable. 
Moraleja: No esperes a que algo suceda cerca de ti para tomar acción y luchar para un mejor futuro.

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