Cuando la queja ya es too much en tu vida, existen formas de eliminar el hábito
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Cuando la queja ya es too much en tu vida, existen formas de eliminar el hábito

¿Qué es lo más fácil de hacer cuando las cosas van mal? Así es, quejarse. Y no te culpo, parece ser una respuesta automática de liberar un poco la carga del estrés. Mostrando tu frustración, tal vez solo quieres ser escuchado… who knows? El journaling, la terapia y otros momentos de introspección son una gran forma para descubrirlo. Aunque si vemos la otra cara de la moneda, eliminar la queja puede ser un gran paso para una vida más tranquila, porque ver el vaso medio lleno (y no medio vacío) será un gamechanger, y te decimos la fórmula para lograrlo.

Cómo dejar de quejarse por todo: elimina el hábito que te hace infeliz.
Vía @sofiaboman

Entender por completo cómo dejar de quejarse puede ser difícil porque está relacionado con muchas cosas en la vida. Pero aquí te van 9 consejos simples para que te sea más fácil dejar este hábito y ver las cosas de manera más positiva… obvio, sin caer en la parte tóxica. 

First things first: ¿de dónde viene la queja?

Expresar malestar o críticas, ya sea en voz alta o en nuestra mente a.k.a “la queja” también es un hábito. Puede ser funcional cuando necesitamos apoyo o queremos resolver algo, pero se vuelve problemática cuando nos llena de energía negativa y aleja a los demás. A veces, nos quejamos porque lo aprendimos de pequeños, por hábito o para tener un tema de conversación fácil. 

También puede ser resultado de ser pesimistas, exigentes o no tener empatía. A veces nos dejamos contagiar por otras “quejitas”, y la queja se propaga. Saber dejar de quejarse significa reconocer por qué lo hacemos y buscar cambiar esos patrones negativos.

Cómo dejar el hábito de quejarse

Practica la gratitud

En cualquier guía bajo “cómo dejar de quejarse” el primer paso suena cliché, lo sabemos, pero cultivar el hábito de la gratitud no solo ayuda a reconocer las cosas positivas de la vida, sino también a ayudarte en la apreciación diaria de esas pequeñas cosas que te hacen feliz. ¿Te ha pasado o has sabido de personas que no se alegran de sus propios logros? Eso también clasifica en la categoría de falta de agradecimiento, por ejemplo.

Mantén un diario donde puedas detenerte cada día para reflexionar sobre las cosas por las que te sientes agradecido y verás como ese simple acto diario puede transformar poco a poco tu perspectiva, llevándote hacia una mentalidad más positiva y centrada en todo lo bueno que te rodea.

Cambia la perspectiva

Sin reto, no hay crecimiento. La transformación de los desafíos en oportunidades de aprendizaje necesita un cambio en la manera en que enfrentas los problemas. En vez de caer en la queja, procura reflexionar sobre cómo cada dificultad puede ser una fuente valiosa de crecimiento personal. Este cambio de perspectiva te hace adoptar una mentalidad más fuerte, donde cada obstáculo se convierte en un escalón hacia un mayor desarrollo y autoconocimiento.

Aprende a identificar si te quejas y por qué

Diferenciar entre informar y quejarte son dos cosas muy diferentes. Atrévete a observar detenidamente tu forma de comunicarte; analiza el tono de tu voz y el lenguaje corporal para reconocer cuando tus preocupaciones se convierte en quejas.

Es ahí donde uno reflexiona qué tanto le sirve la queja, diferenciando entre buscar soluciones o generar energía negativa como una bola de nieve que se hace más grande.

Evita la negatividad

La reducción de la exposición a la negatividad no solo es elegir entornos más positivos, sino también cultivar relaciones que te llenen de optimismo. Al rodearte de personas que te inspiran y motivan (y no importa si son virtuales), creas un círculo social que refuerza tus propias actitudes positivas. Este proceso de filtrar las influencias negativas ayuda significativamente a crear un espacio ideal para un cambio de perspectiva hacia una vida más plena.

Desarrolla la resiliencia

La resiliencia es como esa flor que crece en el concreto, tú eres esa flor. Y es que, aprender a adaptarte a las dificultades de la vida con una actitud positiva y proactiva frente a los desafíos, es poner en práctica la búsqueda de soluciones que tendrán un mayor efecto en ti. La resiliencia se construye al enfrentar las adversidades con determinación y optimismo, pero siempre desde el objetivo de actuar.

Entrena tu mente

¿Mindfulness? Sí, este concepto lo hemos leído una y otra vez. Y no podría ser más claro: incluir la meditación y la atención plena en tu rutina diaria te permite estar más presente en el momento actual. En estre caso, al reducir la ansiedad relacionada con el pasado o el futuro, cultivas una actitud más positiva hacia la vida. El mindfulness te invita a aceptar cada momento con serenidad y a apreciar la belleza de la experiencia presente, dándote una base sólida para una vida on to go. Prepara y entrena tu mente para afrontar el día a día

Establece metas realistas

OK, a muchos no les gustará esto porque suena, en cierto modo, “limitante”; pero cualquier progreso real es poco a poco. La definición de metas alcanzables y el compromiso de seguir son clave porque los goals realistas te proporciona un marco en el que te puedes enfocar de manera continua. Así no te comparas y, como resultado, no te quejas, porque te mantienes enfocado en lo tuyo y en tus tiempos.

Cuida de ti

¿Cómo eres cuando duermes mal?, ¿una persona agradable? No lo creo. Priorizar tu bienestar físico y emocional es más que sólo cumplir con las necesidades básicas. Y como lo dice la receta básica para la vida: ejercicio regular, una alimentación saludable y un sueño adecuado son los pilares. Estos esenciales no solo impactan positivamente tu estado de ánimo, sino que también fortalecen tu perspectiva general de maneras casi impensables.

eliminar la queja
Vía @emmachamberlain

No gastes demasiada energía

A veces, todo está en la forma: sé breve en las quejas y comunica de forma neutra. ¿A qué nos referimos con esto? Expresar tu sentir efectivamente no solo es limitar la duración de ese momento incómodo, sino también equilibrar las conversaciones con aspectos neutros o positivos.

Al dedicar más tiempo a hablar sobre temas constructivos se crea un ambiente más positivo en tus interacciones cotidianas. Este enfoque no solo mejora la calidad de tus pláticas, también moldea tu actitud. Recuerda: eres una esponja que se va llenando con todo lo que te rodea. 

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