Durante la Berlinale 71 tuvimos la oportunidad de ver la nueva película de la directora francesa Céline Sciamma. Después de cautivarnos con su anterior filmografía y con “Retrato de una mujer en llamas”, la directora llega en este mes de marzo (en donde tenemos el 8M), con una historia entre generaciones, una historia para nuestras abuelas, madres y a nosotras como hijas.
Texto: Andrea Rendón
Céline Sciamma siempre se ha caracterizado por su profundidad al abordar historias de mujeres en el cine, siendo como resultado que muchas de nosotras veamos a su cine como una fuente de inspiración y ejemplo de lo que se puede lograr plasmar en una pantalla.
En su máster class, Céline menciona que el cine nos da cosas y posibilidades que a lo mejor la vida real no nos ha dado, cómo tomar un café en París sin estar en esa ciudad. Te da la posibilidad de viajar por lugares y tiempos distintos. Y eso viene muy acorde con la película.
Nelly, quien es la protagonista y en la vida real es Joséphine Sanz, es una niña que acaba de perder a su abuela y acompaña a su mamá, Marion, a la casa de ella para comenzar a vaciarla.
Acorde con este #8M, creo que debemos de pensar la íntima relación que tiene Sciamma con el cine y la perspectiva femenina en el cine. Ella ha contado historias que pese a que muchas personas señalan que la mirada femenina o masculina no existen, en sus películas se ve claramente que sí. Personalmente creo que ninguna mirada masculina podría expresar lo que ella demuestra como en “Retrato de una Mujer en llamas” o “Water Lillies”.
Regresando a la película, Nelly pasea por el bosque detrás de la casa de su abuela mientras sus padres continúan retirando los muebles de la casa. Marion y Nelly son dos mujeres que ha distintas edades perdieron uno de sus pilares, la mujer que dio inicio a su vida y familia. Ambas quieren estar juntas y poder sanar, pero Marion se va por la mañana y Nelly se queda sola con su padre.
Caminando por el bosque, se encuentra con una niña muy parecida a ella construyendo un tipi con palos de madera y que se llama Marion, es decir, el nombre nos lleva puntualmente al tema de la cinta: el poder conocer a su mamá en su infancia y tener la oportunidad de decir “au revoir” a su abuela.
Es una cinta muy tierna y sentimental, hoy en día me he cuestionado todo lo que vi y no puedo dejar de pensar en esta película. Para Céline Sciamma es una de las experiencias más ambiciosas, esta película llega en una pandemia en donde lo que más necesitamos es tener contacto con el cine y las cosas bellas de la vida y Petite Maman lo logra.
Es muy importante considerar nuestra relación con las mujeres de nuestra familia y lo que ellas han significado para que nosotras podamos ser lo que somos ahora.
Sin duda, es una película que necesitamos mucho en este momento, y como Céline mencionó: “una película en si misma es un lockdown, pero ahora hacerla y tener un lockdown de por medio, hace que conectemos aún más”.
Te recomendamos ver la filmografía de esta directora, varias de sus películas se encuentran en plataformas digitales y creemos que son realmente imperdibles.
Esperemos que Petite Maman llegue pronto llegue a México, sus ventas internacionales son de MK2.
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