¿Te ha pasado que te quedas dormida un rato en tu escritorio mientras haces cosas y al despertar te sientes más descansada que si hubieras dormido todo un día? Ese es el efecto de las siestas o power naps.
Aquí te contaremos a detalle sobre los beneficios de este hábito, además de cómo incluirlo en tu rutina diaria para aumentar tu bienestar y productividad.
Las siestas y sus beneficios
Administrar tu energía
Uno de los mayores mitos sobre la productividad es que mientras más cosas hagas en el día, tendrás mejores resultados. O sea, en el calendario de una That girl no figura el tiempo de descanso. Eso es tan falso como decir que el bloqueador solar no es necesario, y es la causa de que muchos fracasen en el intento de levantarse temprano porque no les alcanza la energía para todo el día.
Así como los celulares se descargan más o menos dependiendo de cómo lo uses, tú también vas cediendo diferentes cantidades de energía según con las personas con quien interactúas y qué actividades hagas. Entonces, si todo el rato estás pendiente de cargar tu teléfono para que nunca se apague, ¿por qué tendría sentido pensar que una sola recarga de nuestra energía nos debería alcanzar para todo un día?
La clave de esto es administrar tu energía y recargarla según la vayas a utilizar. O sea, si tendrás un día súper pesado de trabajo, necesitarás un par de siestas para cumplir con tu fitness goal de ir al gimnasio cuatro días a la semana.
Completarás tu to do list
El tiempo de descanso es importantísimo porque el cuerpo aprovecha el sueño para hacer un reset de todo lo que se usó antes de dormir. Es algo así como hacer una pit stop. Por ejemplo, elimina las toxinas del cerebro, repara las fibras musculares desgarradas, regenera células, establece conexiones neuronales, etc. Por eso, cuando no duermes bien te ves ojerosa, pierdes masa muscular, sufres de malestar general y no recuerdas muchas cosas.
Aunque dormir 8 horas diarias es la base de toda rutina de wellness, durante las horas activas se pueden hacer tantas cosas que muchas veces son bastante desgastantes, como juntas larguísimas, exámenes muy rudos, o problemas familiares de telenovela. No deberías sentirte avergonzada de tener sueño por la tarde si sueles seguir el horario de sueño recomendado, pues hay cosas que consumen más energía de lo que tu cuerpo esperaba y desacompletan su plan de reserva.
La cosa se pone más difícil cuando, por cosas de la vida, no logras cumplir las horas de sueño meta y te mantienes despierta a base de cuatro tazas de café… y mucho estrés. En cualquier caso, apartar una media hora para tomar una siesta reparadora, aka power nap, te ayudará a que completes tus últimas tareas del día sin sentir que estás a punto de desmayarte del cansancio.
Mejorar tu salud mental
Uno de los peores enemigos de la salud mental es el cansancio crónico porque te vuelve irritable, lo que te genera problemas con otras personas, lo que te lleva al aislamiento, lo que te lleva a la depresión… en fin. Desencadena una serie de malestares que te bloquean de disfrutar tu vida por la infinidad de enfermedades que causa.
Así que no importa cuánto tiempo medites, lo healthy que comas o cuánta agua tomes; si no descansas lo suficiente, tu salud mental se verá afectada.
¿Cómo incluir las power naps en mi día a día?
El punto clave para obtener todos los beneficios de las siestas es su duración. No nos pondremos muy técnicas con las explicaciones científicas sobre este tema, pero sí debes saber cómo funcionan los ciclos y etapas del sueño para entender cuánto tiempo debe durar tu coyotito según qué tan cansada te sientas.
En pocas palabras: el tiempo de descanso se hace mediante ciclos que duran aproximadamente 90 minutos y que a su vez se dividen en 4 etapas. La primera dura de 2 a 5 minutos, y es en la que te vas quedando dormida. La segunda ocupa 30 minutos para que tu temperatura corporal baje, tus músculos se relajen, y tu respiración y ritmo cardíaco se regulen. La tercera, es el llamado “sueño profundo”, va de los 20 a 30 minutos. Y la cuarta, también conocida como REM necesita tan solo 10 a 20 porque ahí tu cerebro se empieza a reactivar.
Dependiendo en qué etapa del ciclo te despiertes, una siesta te surtirá efecto de diferente forma. Es decir, si solo duermes 30 minutos, no te costará trabajo seguir con tu día al levantarte. Pero si regresas a la vida después de 60, ten por seguro que querrás seguir durmiendo y solo podrás reactivarte al 100% pasados 15 minutos. Por último, una siesta que dure un ciclo exacto será la más completa, aunque consumirá más tiempo.
Otra cosa que debes tomar en cuenta es la hora a la que tomes tu power nap, pues mientras más tarde, te costará más trabajo dormir tus 8 horas nocturnas y eso, en lugar ayudarte, te cansará aún más. No significa que no puedas dormir nada antes de tu bedtime, sino que procures tomar las siestas más largas en la mañana tardía, y conforme avance el día las vayas recortando.
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