El Coronavirus es una familia de virus que afecta las vías respiratorias, causando desde un simple resfriado hasta enfermedades más graves. Dicho virus ha evolucionado y como resultado surgió el COVID19. El primer caso conocido fue en la ciudad de Wuhan, China. Se cree que puedo haber surgido de un mercado callejero donde se cocinaban especies exóticas (murciélagos) sin las medidas de salubridad necesarias.
El resto es historia. China se llenó de casos y tuvieron que restringir el libre tránsito de sus ciudadanos, prohibiendo salir de las ciudades y después de sus casas. Esto no fue suficiente y el virus se propagó por todo el mundo; tomando por sorpresa a los demás países y poniendo a prueba sus sistemas de salud. El mundo no vio la gravedad de no tomar en serio este problema.
En enero del 2020, la universidad John Hopkins (una de las universidades de medicina con mayor prestigio del mundo) advirtió al mundo de la posible pandemia y crisis que el COVID19 provocaría si no se tomaban las medidas necesarias para frenar el contagio. Dicho y hecho, la pandemia llegó y con ella, los inicios de una crisis económica.
En dicho informe se describía a la enfermedad como altamente contagiosa, de poca mortalidad, pero alta letalidad en grupos vulnerables como ancianos, asmáticos o personas con enfermedades crónicas. Alertaban que lo más peligroso del contagio masivo era la saturación de los hospitales y el probable colapso de los servicios de salud en los países afectados.
Para marzo del 2020, vemos que el informe tenía toda la razón. Con más de 300 mil infectados y casi 14 mil muertos, casos en los cinco continentes y más de 130 países afectados. México no está exento de esta enfermedad, aunque el número de positivos no se multiplican de manera exponencial a diferencia de Estados Unidos, Italia o España que son los países con mayor número de contagios. Nuestro país, cuenta con 993 casos confirmador y 20 muertos al cierre del 29 de marzo. Con la proyección de llegar a mil casos para el primero de abril. Por eso las medidas del distanciamiento social y aislar a los jóvenes de los adultos mayores es tan importante para evitar el colapso de los sistemas de salud.
¿Pero qué consecuencias puede traer el COVID19 en mi vida?
Como el virus es altamente contagioso y más en espacios concurridos, los eventos deportivos empezaron a ser cancelados. Siendo la NBA la primera liga deportiva en cancelar actividades al dimencionar la crisis. Seguida por los demás deportes, como rugby, tenis, automovilismo, futbol, entre otros.
En nuestro país, todos los conciertos, obras de teatro, eventos deportivos han sido cancelados como medidas preventivas para cortar el contagio exponencial del virus. Pero en que afecta a la gente que no haya deportes o espectáculos, además de que su programación de televisión se vio cortada.
Se ve reflejada en pérdidas económicas al sector terciario (servicios) y al sector turístico indirectamente. Esto quiere decir que, al no haber eventos masivos, los servicios demandados con anterioridad ya no son comprados. Lo que genera una pérdida de empleos y un estancamiento en la liquidez del país. Recordemos que la industria de servicios genera 12 millones de empleos directos e indirectos.
La importancia de la industria turística en México es enorme, tan solo en 2018 representaba el 17% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Generando más de 9 millones de empleos directos e indirectos (INEGI,2018). Al tener restricciones de vuelos y los principales países que visitan México están en cuarentena, es poco posible que los turistas lleguen a México. Por lo que el escenario no resulta alentador a corto plazo.
Otro de los factores a considerar es la caída de los mercados bursátiles, esto en consecuencia de una guerra comercial entre Rusia y los países miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo). Subiendo la producción de petróleo y haciendo que el precio caiga de manera alarmante. Si a esto sumamos el Coronavirus, nos dio como resultado la caída de la bolsa de valores en todo el mundo y su perdida más drástica desde la crisis económica mundial del 2008.
Generando que monedas basadas en su producción petroleras cayeran en picada con esta guerra comercial. Siendo el peso la divisa más afectada y con mayor depreciación en lo que va del 2020. Esto se traduce como falta de confianza del mundo en la economía mexicana y parte de las circunstancias entre la guerra de precios entre la OPEP y Rusia (siendo la segunda moneda más afectada).
Si el 9M demostró lo que la ausencia de mujeres en las calles y en la economía, podía llegar a 25 mil millones de pesos de pérdidas, ahora imaginen a México con su fuerza laboral en pausa por miedo de contagio.
Pero en un país con el 50% de pobreza, de altos índices de trabajo informal (60%), de gente sin seguridad social y poca accesibilidad a los sistemas de salud; seria irresponsabilidad romantizar la idea de que toda la población está en condiciones de ejercer un aislamiento con total seguridad de que habrá alimentos en sus mesas.
Pensar que toda la población de México puede encerrarse sin preocuparse por su ingreso y dedicarse a leer y hacer ejercicio es pensar desde el privilegio. Tenemos que ser solidarios con las personas con las que coexistimos y replantear nuevas medidas que nos generen valor público.
Hoy el gobierno tiene que ser inteligente y redistribuir la riqueza para la población más vulnerable. Los recursos son escasos y su uso tiene que ser eficiente. Para la sociedad civil, hagan aislamiento los que pueden. En el caso de los que no pueden, sigan las recomendaciones sanitarias.
Seamos solidarios el uno con el otro, juntos venceremos. Solo la sociedad organizada y solidaria puede vencer en la adversidad. No critiquemos desde el privilegio. Seamos la conexión para que el privilegio sea universal.
Por: Ricardo Silva
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