Lo que nadie te contó sobre la filantropía
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Lo que nadie te contó sobre la filantropía

Tras 25 años liderando organizaciones non profit y uniendo las piezas para propulsar visiones, Carolina García Jayaram nos deja una lección de vida sobre las personas que defienden el cambio: el impacto en reconocer el valor de los líderes. 

“La gente se preocupa por los problemas globales, pero no piensan en quienes realmente hacen el trabajo para que eso suceda y reciban más apoyo”, comparte Carolina, fundadora y CEO de the Elevate Prize Foundation: una organización global sin fines de lucro para amplificar el impacto social y empoderar a solucionadores de problemas, líderes e innovadores apasionados.

Como mujer latina líder y emprendedora, esto es todo lo que nos contó Carolina García Jayaram.

¿Cuál es el verdadero significado de liderazgo? 

“Como mujeres en un ambiente aún dominado por hombres, es complejo buscar modelos de liderazgo. Pero a mi edad y experiencia, siento que se trata de relaciones, prestar atención a la cultura y a un equipo que crea en tu visión”. Las palabras de Carolina ayudan a plantear el significado —o por lo menos las cualidades — de un líder: no es protagonista, es parte de algo más grande; unifica para sacar lo mejor de las personas; y, tercero, es quien más aprende

Desde niña, Carolina se tomó el liderazgo muy en serio: “Era muy bossy y todavía soy quien une a la familia”. Como si fuera su papel permanente, “cuando era joven, podía imaginarme el tipo de persona que quería ser y luego diseñé todo para lograrlo. Quería marcar una gran diferencia en el mundo: ser creativa y ayudar a resolver problemas, encontrar a buenas personas para un equipo y ayudar a construir la visión. Pero nunca se trataba de mí, sólo de que yo lo administrara”. 

La pasión intrínseca por el impacto empezó en el mundo del arte cuando, en law school, encontró la primera organización que dirigiría para después mudarse a Chicago y seguir ese camino durante muchos años. “Cuando trabajé con artistas aprendí que la gente piensa que los líderes de organizaciones non profit no son expertos en negocios y eso podría ser porque la gente no invierte tanto en ellos. Es más difícil poner valor cuando la ganancia no es dinero y no es fácil de medir”. 

¿Otro concepto erróneo sobre la filantropía? “La mayoría de la gente asume que es para las personas ricas. Pero muchas organizaciones del mundo se sostienen de quienes donan 25 dólares, pero ellos no han tenido mucha influencia como una especie de gran inversión. Así que la democratización de filantropía significa invitar a más personas a la toma de decisiones: cómo se debe invertir el dinero o diseñar el programa”. Esto hace the Elevate Prize Foundation, un proyecto que prueba otro punto clave: el liderazgo también se trata de disrupción. “Cualquiera puede ser nominado, es para organizaciones que están en una etapa de crecimiento. Invertimos en visibilidad y brindamos capacitación a sus líderes y staff”.

Y la mejor noticia es que la representación ya se nota. “Era más común ver fundaciones occidentales entrando a países en desarrollo. Ahora que invertimos más en África e India, me encanta ver líderes de esos países con sus propias empresas y organizaciones”. Las raíces influyen en el liderazgo, y eso lo sabe una mujer inmigrante, hija de exiliados cubanos: “Soy un unicornio como latina al frente de una fundación global y eso no está bien”. 

Los desafíos continúan, pero Carolina crea sus circunstancias para un mindset adecuado, desde mantener el equilibrio como working mom (“admito que mi marido y yo tenemos una vida muy grande, pero pienso en formas de conectar eso para elevar mi trabajo”), hasta su visión sobre un futuro incierto con crisis de migrantes, cambio climático o amenazas a la democracia.

“Probablemente mucho seguirá empeorando, pero es una oportunidad para buscar más formas de involucrarnos; casi como si las cosas tuvieran que ponerse lo suficientemente mal como para que se preste atención. No basta con esperar a que un gobierno u organización lo arregle. A todos nos tiene que importar. Hemos sido condicionados a pensar que ni el voto o dólar de una persona hace la diferencia, y necesitamos cambiarlo”. 

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