Sarah Graham, artista bipolar, nos cuenta cómo el arte le ha salvado la vida
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Sarah Graham, artista bipolar, nos cuenta cómo el arte le ha salvado la vida

Van Gogh, Silvia Plath, Virgina Wolf, Edvard Munch… incontables artistas que han marcado un antes y después sufrieron de trastorno bipolar en una época donde ni siquiera se reconocía la enfermedad. Aunque hoy se han hecho avances, este trastorno sigue acompañado de estigmas y falta de conocimiento… pero si hay algo que ha trascendido a través de los años es que el arte ha sido un refugio de salvación.

Para conmemorar el día internacional del trastorno bipolar, el cual coincide con el nacimiento de Vincent Van Gogh (30 de marzo), hablamos con Sarah Graham: la pintora fotorrealista y activista inglesa que debes conocer, cuya obra —colorida, nostálgica y edificante— ha sido el argumento para seguir superando su eterna lucha contra el trastorno bipolar. Su obra llena su vida de propósito para crear arte que inspire y nutra el alma. 

Sarah Graham, artista bipolar, nos cuenta cómo el arte le ha salvado la vida.

“No es una exageración decir que el arte me ha salvado la vida. Diariamente es una razón para levantarme de la cama”, nos comparte Sarah Graham en una conversación íntima sobre el arte y su poder para superarnos; te permite crecer y desarrollarte de una manera que no se puede en temas académicos. “No tienes que producir una obra maestra para lograr un paisaje con tus pensamientos más íntimos”. 

Con pinturas que te regresan a tu infancia, Sarah se inspira en mundo fantásticos de tecnicolor para recordarnos lo que es ser niño. “Quiero transportar al espectador a su niñez y recrear ese asombro por el mundo y la emoción de las nuevas experiencias. El enfoque y el desenfoque conducen el ojo por el lienzo y ayudan a atraer al espectador a mi mundo de color y nostalgia”.

Sarah Graham, artista bipolar, nos cuenta cómo el arte le ha salvado la vida.

Entrevista con Sarah Graham

¿Cuál fue tu primer acercamiento al arte? 

Mi querido papá, Robert, me compró un set de pinturas cuando tenía ocho años y también alentó mi amor por la foto. Descubrí el fotorrealismo en la universidad, al ver la pintura Betty, de Gerhard Richter, en un libro: ahí encontré mi vocación. 

Cuéntanos más sobre tu proceso creativo, ¿qué es lo que más te inspira?

Mi infancia. Por ejemplo, El Mago de Oz, que era mi película favorita, o el brillante tecnicolor. Recientemente, creé The Owl & the Pussycat, basada en el poema de Edward Lear, tenía un hermoso libro ilustrado de él cuando era niña; crear mi propia interpretación se sintió muy especial, es una de mis piezas favoritas. 

Pero la inspiración viene de donde sea y el desafío es crear la idea en mi estudio de foto. Una vez que capturo la imagen, la imprimo y la transcribo de mis ojos al lienzo. Comienzo con un boceto amarillo en acrílico y, con toda la información bajada al lienzo, mejoro y mejoro mi foto de referencia. ¡Soy un Photoshop humano!

¿Cómo representas tu lucha contra el trastorno bipolar en el arte?

¡Simplemente continuando! Después de estar en remisión durante casi cinco años, cada pintura es un paso más en mi camino de bienestar. Cuanto más creo, más fuerte me siento. Hubo muchos años en los que mi depresión eran tan severa que no pintaba en meses. Ser constante durante todo este tiempo es mi mayor logro.

¿Qué te ha enseñado el arte sobre ti?

Que soy fuerte, pero también que tengo un deseo innato de hacer feliz a la gente y mi arte es una extensión de eso.

¿Podrías contarnos más sobre cómo la enfermedad bipolar afecta tu vida?

Trabajo duro para mantenerme en remisión. Tomo medicamento, un estabilizador del estado de ánimo, un antidepresivo y un antipsicótico. Hago mucho ejercicio, medito y practico gratitud diariamente. Mi bipolaridad ha sido tan severa que varias veces he tratado de quitarme la vida. Comenzó en 2005, un año después de que mi papá falleció: él sufrió de bipolaridad, así que crecí con eso.

Cuando me enfermé por primera vez estaba en negación y eso empeoró el episodio y fui hospitalizada. Durante años mi diagnóstico era trastorno depresivo mayor. En 2015 cambió al tipo 2 bipolar y en 2017 tuve mi primer episodio maníaco completo, o psicosis (euforia, paranoia, delirios, incluso alucinaciones), y nuevamente el diagnóstico cambió al trastorno afectivo bipolar. Ha sido un viaje muy difícil, pero he sobrevivido: todos los días agradezco estar aquí .

¿Cómo ha sido tu experiencia como activista para la salud mental?

Compartir mi historia es tan importante como mi arte. Todavía hay tanta vergüenza y culpa adjuntas que sólo empeoran los síntomas. Experimenté un estigma mucho peor creciendo y tratando con mi padre, la gente ni sabía lo que era. Todavía hay mucho por hacer. Estamos perdiendo demasiadas vidas porque estamos asustados de pedir ayuda.

El suicidio es la mayor causa de muerte de jóvenes en el Reino Unido, esa estadística debe cambiar. ¡Seguiré hablando con cualquiera que escuche! Recibo mensajes de personas de todo el mundo. Todo lo que pueda hacer para que la gente se sienta menos sola es importante para mí.

¿Cuál ha sido el mayor desafío en tu carrera?

Tras mi episodio maníaco en 2017, fui internada en un hospital psiquiátrico durante 28 días. Al salir tuve depresión por un año. Mi matrimonio terminó, tuve que vender mi casa. No pinté durante casi dos años y realmente creí que nunca volvería a hacerlo, pero gracias al apoyo de amigos y familiares volví al estudio, y cuando comencé a trabajar salí de la depresión. Pintar literalmente me devolvió a la vida.

¿Qué sigue para Sarah Graham?

El año pasado realicé una campaña de recaudación de fondos para UK charity Samaritans, es una línea de apoyo con voluntarios disponibles 24/7 y la usé incontables veces; me salvaron la vida más de una vez. Envié una plantilla de su camioneta a todos los artistas y celebridades que conocía para que hicieran su versión, luego subastamos todos los “samarivans” y ¡recaudamos más de £43,500!

Este año iba a correr el London Marathon for Samaritans, pero tuve una lesión en el tobillo. Ahora estoy planeando un “paintathon”, pintando 24 horas seguidas, el 21 de junio. Cuando estaba internada, tomaba fotos del cielo en mi teléfono para sentirme conectada al mundo exterior y menos atrapada. Entonces mi plan es producir lienzos en miniatura de nubes y cielo, y celebrar la libertad de mis luchas de salud mental y, con suerte, recaudar dinero para los samaritanos. Mi objetivo en la vida es continuar pintando el tiempo que pueda.

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