Dejar los malos hábitos no es tema fácil, porque aunque sabemos perfectamente lo que nos perjudica, cambiarlo es otra historia. Pero aunque a veces es más sencillo decir “así soy”, no todo está perdido: hay formas de liberarte de estos patrones y reprogramar tu cerebro.
“Cuando aprendes a transformar tus hábitos, puedes transformar tu vida”, afirmó James Clear, autor de Hábitos atómicos (2018). Así que, siguiendo las palabras de Clear, repasamos step by step el proceso de decirle adiós a ese hábito que urge dejar. ¿Lo más importante? Recuerda que lo peor que puedes hacer es querer quitar el hábito de golpe.
Todo se trata de pasos pequeños, pero firmes. No es un camino lineal, sino de altas y bajas, así que la compasión debe ser tu mejor amiga mientras estás en este proceso.
¿Por qué es tan difícil quitar un mal hábito?
¿Tú también te has sentido como un hámster en una rueda? Desde querer dejar de fumar hasta la procrastinación, un mal hábito puede encontrarse en cualquier aspecto de nuestra vida, y —sin importar de cuál hablemos— el sentimiento de frustración por no lograr eliminarlo está presente así como la baja autoestima al ver que tu “palabra” no es tan fuerte como creías.
Pero antes de que te rindas en dejar los malos hábitos, entender de dónde viene el hábito para cambiar los patrones hará que no pierdas la esperanza.
La naturaleza del hábito
Los hábitos entran en el subconsciente de manera poderosa. Estos patrones de comportamiento se vuelven automáticos a medida que se integran en el circuito de recompensa del cerebro, lo que significa que son difíciles de eliminar. Incluso cuando tenemos la intención de cambiar, el cerebro se aferra a la comodidad y familiaridad de los hábitos establecidos.
La influencia del entorno
Si estás rodeado de estímulos que te recuerdan tu comportamiento indeseado, puede resultar casi imposible resistirse a la tentación. Los hábitos están estrechamente ligados a señales ambientales y emocionales, lo que significa que cambiar el entorno puede ser fundamental para romper el ciclo de comportamiento negativo. James Clear aclaró que nunca había visto a alguien apegarse estrictamente a hábitos positivos en un entorno negativo.
La dependencia emocional
Muchos malos hábitos tienen una fuerte conexión emocional. A veces se recurre a estos comportamientos como una forma de lidiar con el estrés, la ansiedad o la tristeza. Abandonar un hábito negativo puede significar enfrentar esas emociones sin el mecanismo de escape que proporciona el hábito en cuestión, lo que hace que el proceso sea más desafiante y emocionalmente agotador.
¿Cómo liberarte de los malos hábitos?
Identificar el hábito
Identificar un mal hábito es el primer paso que debes dar. A veces te acostumbras tanto a ciertas acciones que ni siquiera te das cuenta de que son super dañinas. Es importante que te tomes un momento para reconocer cuál es ese hábito que deseas cambiar. Puedes tener más claridad haciendo journaling, meditando, ir a retiros o a terapia.
Entender por qué lo haces
Debes tratar de comprender por qué sigues haciendo ese hábito a pesar de querer dejarlo. ¿Te sientes estresado, aburrido o ansioso cuando lo haces? Conocer la raíz te ayudará a encontrar una solución más efectiva. Cuando aún no llegas al nivel de “piloto automático”, necesitas tener presente el motivo de lo que estás haciendo, ser consciente.
Establecer metas pequeñas
No intentes cambiar de la noche a la mañana. Es crucial que te fijes metas pequeñas y alcanzables para no desanimarte en el proceso. Por ejemplo, James recomienda que, si continuamente sientes que no eres suficiente, dejes de seguir cuentas de redes sociales que provocan celos y envidia; o si parece que no puedes terminar ninguna tarea porque te distraes, dejes tu celular en otra habitación durante unas horas. Con el tiempo, lograrás tus metas más grandes.
Encontrar un reemplazo
A veces es más fácil dejar un hábito si tienes algo más en qué concentrarte. ¿Qué tal si en lugar de picotear entre comidas, bebes agua o comes frutas? Buscar alternativas saludables te ayudará a reemplazar ese hábito no deseado. “Si esperas simplemente eliminar los malos hábitos sin reemplazarlos, entonces tendrás ciertas necesidades que no serán satisfechas y será difícil seguir una rutina de ‘simplemente no lo hagas’ por mucho tiempo”, dice James.
Buscar apoyo
“No necesitas deshacerte de tus viejos amigos, pero no subestimes el poder de encontrar algunos nuevos”, escribió Clear. Compartir tu objetivo de cambiar un mal hábito con amigos y familiares de confianza puede brindarte el apoyo necesario. tener en tu vida a personas que te animen y te recuerden por qué estás haciendo este cambio marcará la diferencia en tu motivación y persistencia.
Compasión
Si te equivocas y vuelves al hábito, ¡no te castigues! Aprende de esa experiencia y vuelve a intentarlo. Todos tenemos altibajos, lo importante es seguir adelante con determinación y compasión hacia ti misma.
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