La terapia es muy importante para tu salud mental, pero también muy cansada. Así que si te da sueño después de terapia y pasas el resto del día bajo las cobijas, lo entendemos. Recuperarse de una “cruda emocional” es razón suficiente para querer irse a la cama, pero hay otras razones científicas por las que puedes considerar una siesta después de tu sesión.
Si has lidiado con ansiedad o depresión, seguro ya sabes que el sueño es importante para manejar tus emociones. Investigaciones sugieren que la privación de sueño puede aumentar el estrés y que las personas que no duermen lo suficiente pueden desarrollar desórdenes psiquiátricos, así que tiene sentido que la calidad del sueño puede afectar tu estado de ánimo.
Eso sí, dormir más o hacer otros cambios en tu estilo de vida no es una cura completa para el estrés o las enfermedades mentales. Ya sea que estés navegando circunstancias difíciles o que te hayan diagnosticado con ansiedad o depresión, ir a psicoterapia es un método basado en evidencia para lidiar con complicaciones o mejorar tu humor. Y dormir podría ayudar a que tu cerebro incorpore todas las lecciones importantes de cada sesión.
El sueño después de terapia puede ayudar
Personas expertas creen que dormir puede promover la adherencia postratamiento, lo que determina si aplicas o no lo que aprendiste a tu vida diaria.
Un estudio de 2017 de la Universidad de California, Berkeley, encontró que la calidad del sueño la noche antes y después de una sesión de terapia cognitivo conductual enfocada en el insomnio puede promover mejores resultados. En el estudio, las personas que durmieron mejor entre las sesiones entendieron mejor su tratamiento.
De acuerdo con el doctor Richard Lane, profesor de psiquiatría, psicología y neurociencia en la Universidad de Arizona y autor de Neuroscience of Enduring Change: Implications for Psychotherapy, priorizar dormir podría ser crucial porque tanto la terapia como el sueño se relacionan con un importante proceso llamado reconsolidación de la memoria.
Todos tus pensamientos y sentimientos se basan, al menos en parte, en tus recuerdos. Cuando trabajas en una emoción o pensamiento con un terapeuta, puedes cambiar esos recuerdos para que se alineen con la realidad, lo que se llama reconsolidación de la memoria.
Y se piensa que durante el sueño también pasa este proceso: “Parece que diferentes tipos de recuerdos se consolidan en diferentes partes del ciclo del sueño, pero la evidencia sugiere que los recuerdos emocionales se actualizan durante el REM, cuando suceden la mayoría de los sueños”, dice el Dr. Lane.
Todavía no hay mucha evidencia respecto a cuándo debes dormir después de terapia, pero el Dr. Lane dice que dormir una siesta unas horas después de tu sesión ayuda, porque tus memorias son más flexibles hasta 6 horas después de que los recuerdas.
Pero las cosas se ponen complicadas, porque si duermes solo unos 20 o 30 minutos, probablemente no llegues a la etapa REM de sueño (aunque las personas con depresión clínica sí llegan antes que quienes no la tienen), pero si duermes más, puede ser que ya no tengas sueño en la noche, lo que sería contraproducente.
El Dr. Lane enfatiza que lo importante es entender que lo que haces después de terapia puede afectar directamente a los resultados de esta, y que actividades como una sesión intensa en el gym pueden afectar, porque tu cerebro entenderá ese recuerdo como uno intenso.
“No pensamos en lo que hacemos después de una sesión, pero puede tener influencia en el proceso de actualización de recuerdos”, dice el experto.
Por ahora no hay estudios empíricos que confirmen la conexión entre la reconsolidación de la memoria, el sueño y la terapia psicológica, pero el Dr. Lane espera que haya más investigación en el futuro y nos recuerda que no hace daño tener en cuenta las actividades que hacemos después de terapia o priorizar el sueño después de una sesión.
Nota original: Ashley Abramson para InStyle.com
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