El Día de Nirvana, también conocido como Parinirvana no tiene nada que ver con Kurt Cobain. Aquí te contamos todo lo que hay que ser sobre una de las fechas más importantes para el calendario budista.
¿Qué es el Día de Nirvana y cómo se celebra?
¿A qué se refiere “Parinirvana”?
¿Qué sentido tiene la vida? Por lo menos 506 millones de personas coinciden en una palabra: Nirvana. Para ser más específicos, Parinirvana no es una muerte cualquiera, sólo sucede después de muchos siglos, muchas vidas (tantas como muertes). Según el budismo, el renacimiento como el inevitable karma es parte de nosotros y las acciones de esta vida conducen a una nueva. El samsāra (ciclo de vida y muerte) suele ser insatisfactorio o doloroso, pero puede ser superado entendiendo las Cuatro Nobles Verdades: la vida implica sufrimiento; el sufrimiento se debe a tener deseo; el sufrimiento puede acabarse superando los deseos; la manera de acabar con el sufrimiento es siguiendo el noble Óctuple Sendero, donde viven las enseñanzas de Buda. Con la Rueda del Dharma, todos podemos llegar a un Nirvana sin fin.
¿Qué es la Rueda del Dharma?
La rueda se compone de 8 ejes centrales: Visión (perspectiva de aceptación y entendimiento), concentración (meditación), atención (mindfulness), esfuerzo (compromiso), medio de vida (un trabajo/profesión noble), acción (vivir pacíficamente), habla (palabras positivas) y pensamiento (intención).La rueda es el timón para dirigir nuestro paso por aquí.
¿Cómo se festeja el Día de Parinirvana?
Para algunos es el 8 de febrero, pero para la mayoría es el 15 el día que Buda alcanzó el Nirvana a los 80 años y el ciclo de reencarnación se completó. Además de meditar, esta fecha sagrada se celebra visitando templos budistas o monasterios, con una gran reunión llena de comida, donde las personas traen regalos de su casa, desde dinero hasta ropa u objetos.
En el budismo, este es un día para reflexionar sobre la muerte; las personas y relaciones que se fueron recientemente. Pérdida o sufrimiento, todo pasa y lo único permanente es el cambio. Y como un claroscuro, aceptar la ausencia es profundizar la vida y su propósito.
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