Día de la Mujer, 8 de marzo, un día antes del paro todas las mujeres tendrán para protestar sobre su seguridad. La marcha del día de hoy fue una muestra de que estamos hartas, exigimos un cambio y nos urge ser escuchadas.
Creo que cuando decides ir a una marcha, nunca te imaginas a lo que te enfrentarás. En mi caso, estaba decidida a protestar por mi, por ti, por todas pero jamás me imaginé ver y sentir lo que viviría hoy.
Miles de mujeres, niñas y varios hombres también (de verdad no sabría calcular la cantidad de personas que habían por las calles) salieron a las calles de México en honor de todas las mujeres que han desaparecido y perdido la vida y nadie ha hecho nada al respecto.
Entre gritos como: “Presidente no sea indiferente, matan a las mujeres en la cara de la gente”, “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más” o la ya conocida frase: “Y la culpa no era mía, ni como estaba ni como vestía”, incontables cartones pintados en tonos morados, verdes y blancos con diferentes frases como: “La revolución es un acto de amor”, “Juntas, libres y sin miedo” y “se la debemos a las que no volvieron”, la vibra que se sentía la describiría llena de fuerza, nostálgica y con una esperanza enorme.
A donde volteabas estaba lleno de color morado y había una mujer que, como tú y como yo, estaba luchando por la misma causa. Podías identificarte con absolutamente todo lo que te rodeaba y era casi imposible no ponerte con piel de gallina al escuchar los gritos de protesta que tus y mis hermanas entonaban.
Como mujer y mexicana, solo puedo decir que estamos más fuertes que nunca y decididas a ser escuchadas. Comprobé que no estamos solas, nos tenemos las unas a las otras y que unidas, jamás seremos vencidas.
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