Cómo los cubrebocas están reduciendo la ansiedad social
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Cómo los cubrebocas están reduciendo la ansiedad social

El beneficio que trajeron las mascarillas podría ir más allá de prevenir el contagio de coronavirus, pues también se ha visto un gran alivio para la salud mental, especialmente para la ansiedad social.

Sucedió casi de la noche a la mañana, la cartera, celular y las mascarilla son los tres esenciales sí o sí de nuestra vida diaria. Mientras seguimos en medio de una pandemia que no parece tener fin, el cubrebocas es la prenda estelar ya que está científicamente comprobado que su uso previene los contagios efectivamente. Sin embargo, algunos comenzaron a notar sus beneficios en materia de salud mental.

Un estudio polaco publicado en mayo examinó las respuestas psicológicas y conductuales al uso de mascarillas y descubrió que su uso resultaba en niveles más bajos de ansiedad y “podría reforzar el sentido de control personal y … mitigar la impotencia y la ansiedad moderada”, escribieron los autores del estudio. La presencia de un poco de tela que oculta el rostro podría mejorar potencialmente el bienestar mental, sugirieron.

Las personas con ansiedad social tienen un nivel poco saludable y poco racional de timidez en el que creen que las personas les prestan una atención excesiva y los juzgan por lo que sea que están haciendo“, dice Vaile Wright de la Asociación Americana de Psicología. “Eliminar eso tiene el potencial de hacer que la gente se sienta cómoda”.

En la raíz de la ansiedad social se encuentra el miedo persistente de ser juzgado por los demás: ser criticado por lo que llevas puesto, cómo estás comiendo, lo que han dicho. En las sociedades antiguas, evitar el juicio dentro de las tribus y comunidades era fundamental para la supervivencia, de lo contrario en tiempos prehistóricos te echaban y la muerte era segura. El cerebro, por lo tanto, considera que los riesgos sociales son potencialmente mortales.

En estos días ser juzgado no es una sentencia de muerte, pero la sensibilidad al rechazo social permanece. Para evitar los sentimientos negativos asociados con las actividades sociales, así como las manifestaciones físicas, como sonrojarse, sudar, temblar y sentir náuseas, las personas con ansiedad social generalmente evitan las situaciones públicas por completo, desde abandonar las fiestas hasta rechazar las oportunidades de hablar en público.

Pero cuando tu rostro está protegido por una máscara, lo que hace que tus expresiones, gestos e incluso identidad sean insignificantes, las tareas sociales cotidianas se vuelven exponencialmente menos generadoras de ansiedad. Particularmente para las personas que luchan con los aspectos físicos de la ansiedad social, como sonrojarse o fruncir el ceño, cubrirse la cara hace que el miedo a ser juzgado sea discutible.

Las personas que utilizan cubrebocas con ansiedad social pueden sentirse menos expuestos y por lo tanto menos preocupados de que los juzguen o avergüencen de alguna manera, resultando en un aumento de confianza.

Las mascarillas faciales, sin embargo, son una solución temporal para una condición crónica. Si bien puede pasar algún tiempo antes de que las mascarillas ya no sean la norma, eventualmente la sociedad se enfrentará con la cara descubierta. Cuando llegue ese momento, quienes hayan usado máscaras como un medio para prevenir la ansiedad podrían experimentar un mayor estrés sin ellas. Acudir con los profesionales es indispensable para encontrar una solución a largo plazo para quienes tienen ansiedad social.

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