En el cine mexicano hay películas coming of age icónicas, y aunque este género suele ser protagonizado por personajes adolescentes, cuando se trata de una historia que ocurre en la etapa de los veintes adquiere un valor especial, porque, contrario a lo que se piensa, a esa edad no se tiene todo resuelto; de esto se trata Corina, la ópera prima de Urzula Barba, protagonizada por Naian González Norvind y Cristo Fernández.
Corina es la historia de una joven que desde hace más de veinte años solo sale de su casa para ir a trabajar en una editorial, cuyas oficinas están a dos calles de su hogar. Ella padece agorafobia, generada luego de un accidente que sufrió con su madre, pero un día, un error en el trabajo la obliga a salir de su zona de confort para emprender un viaje en busca de una de las escritoras más importantes de la editorial y así salvar su trabajo y el de sus compañeros.
La película transcurre en Guadalajara, entre una paleta de colores vivos y un barrio en el que Corina camina mecánicamente todos los días para comprar un café, y limitar sus interacciones con el resto de las personas que se cruza. Construir esa rutina y habitar un personaje con esa timidez fue una de las cosas que platicamos con Naian, a propósito del estreno de su película, este 9 de enero.
Lo que platicamos con Naian González sobre Corina
Corina tiene esta fobia a salir al exterior y por esa misma razón se le percibe como un personaje introvertido y a veces pareciera que el mundo está hecho para las personas extrovertidas. En ese sentido, ¿cómo fue ponerte en la piel de alguien a quien le cuesta desenvolverse en este mundo?
Yo creo que sí, el mundo está hecho para gente más extrovertida. Creo que a los introvertidos luego se les juzga de ser groseros o demasiado reservados, o como que uno sospecha de ellos. Yo sospecharía de alguien que no me mire a los ojos cuando le hablo, pero Corina no mira los ojos porque le da miedo la gente, entonces creo que a lo que esta película te invita es a respetar la otredad, a entender que no sabes por lo que está pasando esta persona enfrente de ti.
Interpretar a Corina y su introversión fue uno de los principales retos de hacer la película porque Urzula y yo queríamos que el personaje fuera creíble. Afortunadamente no depende sólo de uno que su personaje parezca de tal o cual forma, sino que todo lo que involucra hacer cine lo va construyendo.
Hay una parte en la película en la que la narradora dice que a Corina le gusta editar partes de su realidad, ¿tú has tenido un momento en el que has necesitado editar la realidad para algo en específico?
Yo creo que todos editamos nuestra realidad, ya sea para los demás o para nosotros en diferentes momentos de la vida, aunque ahorita estoy en un lugar de mi vida en donde quiero que me valga absolutamente el qué opinen de mí los demás.
O sea, estoy tratando de ser lo más honesta conmigo misma y que esa honestidad se transparente hacia los demás, pero claro que en la vida luego uno se evita ciertos problemas disfrazando ciertas cosas.
Yo creo que es de lo más humano hacer eso, y en el caso de Corina creo que es porque es su única manera de vivir cierta realidad que no está pudiendo vivir por sus miedos y sus fobias, es como si se contara a ella y a su mamá un cuento y disfruta creérselo, aunque fueran unos segundos.
Cuando Corina finalmente se encuentra con la escritora Silverman, hay un pequeño conflicto que ella plantea sobre la integridad artística y que tus palabras se queden como tú las pusiste. Creo que eso es algo que puede convivir con cualquier artista, ¿para ti cómo convive esta idea desde tu área que es la actuación?
Definitivamente creo que hay como un efecto espejo entre la integridad artística de la que habla Silverman y la integridad artística que demostró Úrzula a lo largo de todo el rodaje y en toda la posproducción de la película, en como no hizo concesiones con respecto a su visión artística y se nota que no es una película de comisión, no es una película donde demasiadas personas entraron a jugar y entonces se diluye la esencia del proyecto.
Entonces es una de las enseñanzas que me llevo de esta película, cómo siempre perseguir esa integridad artística, esa lealtad con uno mismo como artista. En el caso mío de actriz, por ejemplo, conservo mi integridad artística eligiendo bien el proyecto, otra manera de ser íntegra conmigo misma es, ya que estoy en el set o previo al set, en las pláticas con la directora, siempre expresar mi opinión, sin imponerla, pero es importante sentirme escuchada y apreciada y que mi opinión cuente.
Yo no soy un soldado, yo no empiezo un proyecto para tomar órdenes, tiene que ser una colaboración o no va a ser; obviamente el director tiene la última palabra al final y a veces también eso te ayuda a ir más allá de lo que tú habías pensando.
El viaje que emprende Corina para encontrarse con esta escritora recuerda un poco a lo que nos dicen de que nunca conozcas a tus ídolos, estas personas que hacen cosas increíbles y cuando las conoces puede ser una sorpresa agradable o no, ¿qué opinas de esta idea, alguna vez te ha sucedido algo así?
Afortunadamente o desafortunadamente, no sé, nunca he conocido a mis ídolos, como de sentarme a platicar bien. O sea, he trabajado y he conocido a gente que admiro mucho, pero los ídolos todavía se han mantenido en su burbuja de idealización para mí.
Estoy de acuerdo con el dicho, sí creo que se puede romper algo, pero al mismo tiempo no está mal, es sano decir que sí, son humanos y también darte cuenta que si ellos fueron capaces de hacer lo que tú tanto admiras, tú también.
Esta película se sostiene con pocos actores, pero todos son muy importantes, ¿cómo fue trabajar con ellos?
Todos son maravillosos y tienen carreras muy distintas. Actuar junto con Carolina Politi con quien ya había actuado un par de veces y es mi actriz mexicana favorita; junto con Mariana Giménez, que es un monstruo del teatro mexicano; junto con Cristo, que viene desde un lugar muy distinto con Ted Lasso; Ariana Candela también.
Fue muy bonito ver cómo se entrelazaban todos estos mundos, es lo que lo que me gustaría agregar, y decir lo increíble que están, o sea, Laura de Ita es chistosísima como la jefa de Corina. Al final es un pimpineo y sin ellos no hay Corina, todo se construye junto.
¿Cómo encaja Corina en los papeles que has interpretado, cuál es el espacio que tú le das a este personaje y a esta película en tu carrera?
Pues el tiempo dirá, pero yo feliz de darle todo el espacio que necesite, merece muchísimo espacio. Para mí ha sido una oportunidad inolvidable, le agradezco muchísimo a Úrzula por haberme dado la confianza de interpretar este personaje que está tan cerca de su corazón y espero que siga teniendo más y más vida, porque creo que es una película con la que conecta mucho el público, es muy fácil de ver y es para todos. No se me ocurre ningún tipo de persona para quien no sea apta.
El recibimiento del público me ha conmovido y sorprendido muchísimo. Nunca me espero que cuando una persona del público hace una pregunta o comenta algo, se refiere a Corina como ‘Cori’, por ejemplo, siento que la gente se lo está apropiando muy rápidamente, como que ya ‘Cori’ es amiga de todos y me encanta.
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