Su ascenso desde el underground, el caos y mucho ruido deja una impresión contundente de que también es la más auténtica. A lo largo de su discografía metamórfica, que va desde canciones pop yuxtapuestas con guitarras sucias y guiños rock, hasta ritmos electrónicos hipnóticos, la reina punk chic de nuestras calles, Girl Ultra, explora el amor y la feminidad en cada beat.
Su nuevo EP, Blush, es una experiencia sonora única que acompaña momentos íntimos e invita a dejarse llevar por una energía intransigente y furiosa. Con un toque de “innuendo” y una sinceridad refrescante, Girl Ultra nos entrega canciones como “Quinto Elemento” y “Guapa”, que capturan la esencia de su propuesta: una mezcla de pasión y delirio en un sueño febril que desborda glam.
Entrevistamos a Mariana de Miguel (Nan para los amigos), AKA Girl Ultra, una tarde lluviosa en la Ciudad de México: el lugar donde nació, creció y se ha desarrollado como artista. Cuando la vi por primera vez subiendo las escaleras de Parral, noté su porte de diva y mirada de bala, vestida completamente de negro. Ambición, talento y presencia es una combinación letal que la ha convertido en una de las principales exponentes del Latin R&B. Durante los últimos ocho años, Nan ha estado explorando sonidos y encontrando vanguardias dentro de la música. Su magnetismo reside en la exploración de melodías únicas y letras honestas; su amor por el arte es innegable, y lo atribuye a que creció en una familia de melómanos apasionados.
Pedimos café y un par de berlinesas de mamey y vainilla mientras sonaba Sandro. Hablamos sobre el sonido. “A mi abuelo le encantaba Sandro”, recuerda, evocando imágenes de canciones con las que su abuela trapeaba o de su abuelo jugando ajedrez al ritmo de Agustín Lara. Su padre, coleccionista de CDs, jugó un papel crucial en despertar su curiosidad por el rock en español, el famosísimo dad rock. Nan cuenta que cada 15 días su papá le hacía entrega de un CD variado, desde Caifanes hasta Ennio Morricone. Por otro lado, su mamá, la más pop-girly, escuchaba 95.3, “sólo música romántica”, y la hacía disfrutar desde Flans hasta Cyndi Lauper.
“Entendí cómo ver la música sin juicio y me encantó crecer en ese ámbito en el cual siempre había un soundtrack presente. Eso puede ser un bonito lenguaje de amor”, cuenta Nan. “Me parece una gran responsabilidad porque los papás le dan el gusto musical a los hijos, escogen el soundtrack de tu vida. Tus memorias están ligadas a un sonido y a un olor. Sin duda, el olor tal vez no lo escogen, pero la canción sí, y eso me parece súper valioso”.
Girl Ultra al desnudo, su música favorita, su carrera y su autoexpresión
De escuchar soundtracks icónicos a tourear por el mundo… ¿Cómo surge Girl Ultra?
Todo empezó en preparatoria con amigos, teníamos una banda y fuimos los no tan clásicos “highschool dropouts”.
¿Cool Kids?, pregunté.
Más como nerds en nuestra trinchera. Toureábamos por México en los clubes más horribles, con olor a pipí. El Imperial, etc, y luego, cada quien tomó su avenida en la música. Nos separamos amistosamente y yo quería empezar mi proyecto. Sentía que necesitaba no un alter ego, porque mi ego nunca ha sido suficiente para tener un alter, pero como una capa de superheroína. Quería un nombre que me diera ilusión. Después de un brainstorming, llegué a Girl Ultra y dije, “creo que me queda, creo que soy ella, puedo ser ella”. Luego me pregunto si seguiré siendo Girl Ultra a los 50…
¿Extrañas algo de esas épocas?
Algo que no extraño de esos días es que ya no me pagan con cerveza, aunque a veces era sólo pizza. Al principio, era todo sobre abrirse camino en la ciudad, cuando aún existían muchas escenas y movimientos independientes. En ese entonces, había una verdadera sensación de pertenencia. Ahora todo parece una licuadora de cosas, con cada elemento en su propio lugar. Hoy en día, la manera en que los proyectos se desarrollan y se conocen ha cambiado drásticamente. La viralización y el uso de sonidos han reemplazado la magia de los pequeños venues y la experiencia de ser parte de algo local.
¿Qué estás escuchando ahora?
Actualmente, mi disco favorito es The Sunset Violent de Mount Kimbie, una banda del Reino Unido con la que me encantaría trabajar. Últimamente siento un rage femenino que no puedo explicar. Prefiero sentirme enojada en lugar de triste, furiosa. Escucho mucho a bandas del movimiento Riot Grrrl y colecciono CDs. Tengo una colección de Bikini Kill, Bratmobile, 7 Year Bitch, Ultrasonicas y otras bandas cargadas de enojo. Despertar con esta energía rebelde me impulsa.
Hablemos de Blush dentro de este cosmos de energía rebelde…
Sí, venía de un proceso de exploración en mi álbum anterior, donde me obsesioné con la convergencia entre el club, el garage y el rock, creando una cápsula del tiempo inspirada en los 90s y principios de los 2000. En ese álbum, combiné elementos de pop con guitarras sucias y baterías limpias, y me encantó la yuxtaposición de estos sonidos. Quería llevar esa experimentación más allá, y así nació Blush. Este EP representa para mí una exploración sonora similar a estar en un jardín de juegos, llena experimentación. En Blush, me adentré en letras más crudas, exploraciones más sexuales y una sonoridad más femenina. Nunca había hecho canciones tan rápidas y dinámicas. Es un EP corto, de unos 25 minutos, quería que mantuviera esa frescura y rapidez, algo que disfruto en discos como Music de Madonna, producido por Mirwais.
Al componer, reflexioné mucho sobre mi relación con la belleza y cómo ha cambiado mi perspectiva en todos los aspectos de mi vida: amor, apariencia y música. Empecé de manera introspectiva con Blue, una canción que explora la tristeza moderna, ligera pero en movimiento. A medida que avanza el álbum, se vuelve más ligero y orientado al club, con las canciones más bailables al final.
El EP culmina con Guapa, una reflexión sobre la belleza interna y su manifestación externa. Para mí, el cumplido de “guapa” representa cómo la belleza puede ser un arma de doble filo. No se trata sólo de maquillaje, sino de cómo los detalles como el rímel cambian su significado y el impacto cuando se corre. Elegí el nombre Blush porque, en última instancia, es algo que proviene del cuerpo, algo humano y visible, que también puede emularse con maquillaje.
Esta relación entre los elementos, como el rímel y el blush, va mucho más allá de lo superficial. Me encanta cómo estos detalles se convierten en metáforas de la belleza y la autoexpresión.
¿Qué mensaje le dejarías a la Nan del futuro?
Que nada es tan importante y nadie se va a acordar de ti. En un contexto artístico nadie tiene el santo grial entonces le diría que se divierta.
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