En el último año, el caso de la tutela de Britney Spears ha estado en boca de todos, ya que fue el primero de febrero de 2008 cuando la corte californiana dictó que el padre de la cantante se hiciera cargo de sus finanzas, decisiones personales, relaciones, su vida profesional y más. Y fue en 2020, 12 años después, que la artista y las personas cercanas a ella, llegaron a su punto de quiebre y comenzaron a alzar la voz.
En el nuevo documental de Netflix Britney vs Spears, dirigido y producido por la cineasta Erin Lee Carr junto con las investigaciones de la periodista Jenny Eliscu, retrata la triste realidad de cómo una estrella se debilitó y su mismo padre, declarado en bancarrota años antes, aprovechó la situación para su beneficio financiero bajo la explotación de una persona con un talento innato en el mundo del entretenimiento. Si eso no es la definición exacta de patriarcado, no sabemos qué es.
Lo que aprendimos de Britney gracias al documental de Netflix
Según el documental, la fortuna financiera de Spears siempre fue un beneficio para su familia. Sin embargo, a inicios de su carrera, la artista voluntariamente apoyaba a su mamá, hermanos y papá (una persona que estuvo ausente durante mucho tiempo de su vida) con sus ganancias, a diferencia de ahora: que algo consensuado se convirtió en un elemento obligatorio en donde se estipula que ella recibe $8,000 dólares mensuales de los $60 millones de dólares que se valúa su fortuna.
Hasta hace unos meses, la abundancia monetaria de Britney se dividía en un abogado, que no luchaba mucho por su causa, su exmanager, Larry Rudolph, quien ya había sido despedido por ella años antes, su papá y los abogados de su papá. Así es, aproximadamente cuatro personas, sin contar a los doctores y demás abogados, controlaban la vida de una sola mujer que por un momento de vulnerabilidad en su vida, perdió todo el poder de su autonomía.
Que por una racha de un “mal estilo de vida” que gritaba y pedía los cuatro vientos ayuda, en vez de encontrar el apoyo que necesitaba, encontró su perdición en un sistema que toma ventaja de la fragilidad de una de las mujeres más populares del mundo para su conveniencia.
El documental de Netflix Britney vs Spears, más que enseñarnos la trágica vida de una estrella del pop, nos enseña cómo una sola mujer (que representa a muchas) se intenta liberar de un régimen que lleva controlando y explotando al mundo a su favor por siglos y el cual ya se está desgastando. Y que por fortuna, se empieza a ver cómo cae poco a poco.
Es por ello que esperamos leer buenas noticias de la cantante próximamente, y si no, acá estamos sus fans para empujarla hasta que consiga su tan esperada independencia.
Más información acerca del caso
El documental deja claro que a las personas a cargo de Britney no les conviene que ella esté libre. Entre otras cosas, da un dato que no sabíamos: que hubo un intento más para que la cantante tuviera su propio abogado, pero que por alguna razón no se pudo realizar. Además, ella le pidió a un cineasta que leyera una carta en televisión, la cual nunca se leyó pero él guardó.
También vemos evidencia de cómo ella no ha parado de trabajar en esta década, aún cuando supuestamente su salud mental y física no lo permitían y por algo estaba a cargo de otras personas.
Estos son solo algunos intentos que ha hecho Spears para salir del régimen en el que se encuentra, pero que no habíamos conocido con anterioridad.
Como respuesta a la película, Britney publicó un post en Instagram en el que parece no estar de acuerdo con lo que muestra (diciendo cosas como “en algunas partes me rasqué la cabeza…”), pero sus fans parecen creer que no es un post real escrito por ella.
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