El botox y los rellenos no sirven para lo mismo ni se aplican en la misma zona del rostro, el Dr. Bernardo Goldzweig lo explica fácilmente.
“Cariño, me conoces, yo realmente no creo en el matrimonio, pero sí en el botox, porque sé que funciona cada vez”. Una frase icónica de Samantha Jones en Sex and the City. Sin embargo, hay muchos factores que se deben tomar en cuenta para probar que su argumento es correcto. El Dr. Bernardo Goldzweig, de la Clínica BGH Medicina Estética, nos explica lo que debemos saber sobre el botox y los fillers antes de animarnos a utilizarlos.
Nuestra cara es como una planta y debemos cuidarla: si no la riegas, se seca, pero si a esa planta le pones poca agua, dejas pasar un tiempo, le pones de nuevo y dejas que más tiempo pase, puede durar toda una vida viéndose bonita y estando sana. Si, en cambio, le arrojas una cubeta completa, se pudre…. A eso le llamamos un exceso, y justo eso es lo que no quieres que suceda con tu rostro”, explica el Dr. Bernardo Goldzweig.
Suena fuerte en un principio, pero todas hemos conocido a personas cuyos rostros han cambiado drásticamente y siempre regresamos a las mismas preguntas: ¿fueron los labios?, ¿rellenos?, ¿botox?, ¿cirugías?
Las opiniones son divididas, aunque siempre giran en torno un punto en común: “Nunca querré verme así, sin movilidad ni gestos”. ¿Qué es lo que ocurre en esos casos? El Dr. Goldzweig explica que cuando una mujer queda con una zona inmóvil, se puede deber al exceso de producto, a que no era el específico para esa área o que la aplicación no fue la correcta. Pero ¿cómo saber cuándo y dónde? Para eso, primero debes entender qué te estás poniendo.
BOTOX
Así es como comúnmente llaman a la toxina botulínica, una sustancia que actúa en los receptores musculares y hace una parálisis benigna sin complicaciones. Así es como funciona: “Yo, toxina botulínica, te voy a aplicar a ti, músculo, mi sustancia para que dejes de moverte de tres a seis meses. Yo, músculo, ya no puedo moverme y estoy paralizado por la toxina; por eso, es tu oportunidad, piel, de que rejuvenezcas”, describe el experto. Al entender esto, pasamos a la siguiente pregunta (la del millón): ¿a partir de qué edad se puede usar? “Se pone cuando, frente a un espejo, sin gesticular, hay arrugas marcadas en el rostro”, detalla el especialista.
El Dr. Goldzweig aclara que el uso más común de la toxina botulínica es en el tercio superior de la cara; sin embargo, hay aplicaciones mucho más avanzadas. “Cuando alguien padece de hiperhidrosis, (sudoración excesiva), es posible recurrir al botox para disminuirla drásticamente. Casi siempre se pone en axilas, manos y plantas de los pies.
RELLENOS
Si el botox es igual a rejuvenecimiento en el tercio superior de la cara, los rellenos son igual a volumen en el tercio medio (pómulos, labios, ángulo mandibular o mentón).“Desde que nacemos, nuestro cuerpo es rico en ácido hialurónico, colágeno y muchas otras sustancias. Somos un estuche nuevo, como un globo recién inflado. Éste tiene suficiente aire que hace que la superficie se vea lisa, con tono y bonita. El globo es igual a un bebé, porque cuando somos pequeños, tenemos una dosis alta de ácido hialurónico, y conforme hay un envejecimiento cronológico, vamos perdiéndolo, lo que provoca que disminuya el volumen, perdamos firmeza y que no tengamos tanta armonía facial. Por eso, el relleno o filler ayuda a recuperar ese volumen perdido y a que nos veamos más jóvenes”, subraya Goldzweig.
Hay varios tipos de ácido hialurónico, y cuando se inyectan, derivan en muchos subtipos. “Hay algunos para hidratar, otros para labios, pómulos, mentón, ángulo mandibular e incluso para zonas temporales, como las patas de gallo, donde la fosa temporal se hunde y se produce un efecto cadavérico”.
El ácido hialurónico es como un gel que aplicado en zonas clave, con una adecuada valoración y cantidades exactas, hace maravillas. “Podemos generar un mentón a personas que no tienen, darle la nariz deseada a alguien que no cuenta con el presupuesto para operarla (o que tiene miedo a una cirugía) y también reducir ojeras en menos de seis minutos”.
MORALEJA…
Al final del día, todos queremos vernos y sentirnos maravillosos con la seguridad del mundo, y se vale someterse a procedimientos como éstos. Lo que no está permitido es no documentarse; la información es poder. “Cuando tienes conocimiento, tomarás las mejores decisiones, porque lo peor en estos tratamientos y en cualquier otro aspecto es la ignorancia. Desafortunadamente, hay muchas personas que realizan estas prácticas a bajo costo con materiales de dudosa procedencia”, concluye el Dr. Golzweig. Nosotras te invitamos a que busques lugares seguros, te informes para que hagas la mejor elección y le digas adiós a los excesos, recuerda que se trata de armonizar tu rostro, no de cambiarlo en su totalidad.
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