Fuimos a Tulum a desconectar por completo
Estilo de vida

Fuimos a Tulum a desconectar por completo

Hay lugares que no se visitan, se viven. AZULIK, en Tulum, es justo eso: una experiencia que te cambia la forma de ver lo que significa descansar. Es ese tipo de lugar que te invita a desconectarte del ruido (externo e interno) para reconectar contigo, con la naturaleza y con lo que realmente importa.

Desde el momento en que cruzas su entrada, algo cambia. El aire huele a copal, el ritmo baja, la energía cambia y la mente se calma. Todo sucede entre la selva y el mar, donde encuentras ese oasis de paz escondido dentro del oasis que ya es Tulum. Aquí todo está pensado para que escuches el sonido del mar, veas el amanecer sin alarmas y entiendas que el lujo también puede ser natural, artesanal  y espiritual.

azulik cabañas

Dormir entre la selva y el mar

Cada una de sus 48 villas es distinta. Suspendidas entre la selva y el mar, están construidas con materiales naturales, sin una sola línea recta y con detalles artesanales en cada rincón.  Son refugios perfectos para volver a lo esencial, con vistas al Caribe, iluminación suave que sigue el ciclo del sol y, por las noches, tan solo el brillo de las velas que transforma el mood en algo casi mágico.

hotel azulik tulum

Aquí el diseño no se impone, se integra. Su creador, Eduardo Roth, concibe AZULIK como un ecosistema donde todo tiene un propósito: reconectar al ser humano con la Tierra. Y esa visión se siente en cada detalle: desde los rituales con copal hasta los puentes de madera que conectan cada espacio. Es como vivir dentro de una treehouse por unos días, con todo y mapaches e iguanas incluidas que te recuerdan que estás en medio de la naturaleza, no sobre ella.

playa en tulum

Comer con todos los sentidos

El viaje sensorial también lo encuentras en su gastronomía. AZULIK tiene cinco restaurantes, cada uno con su propio estilo, pero todos con una misma esencia: rendir homenaje a los ingredientes, las tradiciones y el entorno.

Kin Toh, Suspendido entre los árboles, reinterpreta la cocina mexicana y maya con una propuesta de autor (y unos atardeceres de otro nivel).

Tseen Ja Japón y México se fusionan en sabores frescos, perfectos para compartir sin prisa.

Imix Frente al mar, con opciones a la parrilla, mariscos frescos y una mixología top que va perfecta con los días de playa.

Mantli El mezcal es el protagonista, en este  rooftop de terrazas flotantes a 14 metros de altura, el spot ideal para ver el atardecer  mientras te tomas una mezcalita de Jamaica o guayaba.

ITALIK, El más reciente y una verdadera joya, un homenaje a la cocina italiana tradicional con toques mediterráneos. Imagina una trattoria entre la selva y el mar, donde el pan se hornea al momento y la pasta se prepara con harinas artesanales. Su menú con base en la comida mediterránea, considerada una de las más saludables, tiene opciones adaptadas a dietas veganas, keto o libres de gluten sin perder la esencia del sabor. ¿Los imperdibles? El tartar de atún con aguacate y salsa de yuzu y el risotto con wagyu, mantequilla de tuétano y trufa negra. Te van a encantar.

Dentro de ITALIK está The Golden Egg, una cava escultórica recubierta en lámina de oro con un árbol al centro: el sueño de cualquier amante del vino y el diseño. Con más de 250 etiquetas de espumosos, champagnes y vinos del mundo, cada cata aquí se convierte en una experiencia sensorial.

Arte que se habita

Aunque el arte está presente en cada rincón del hotel, si te quedas con ganas de más, a solo 25 kilómetros está AZULIK Uh May, conocida como la City of Arts. Un complejo donde arte, innovación y naturaleza se mezclan en perfecta armonía.

Ahí vive Sfer Ik, el museo de arte contemporáneo de AZULIK: un espacio de arquitectura orgánica y biomórfica  que parece parte de la selva misma. Sus exposiciones inmersivas te hacen sentir dentro de una obra viva: aquí, el arte no solo se observa, se vive y habita.

city of arts tulum

Wellness que va más allá del spa

En AZULIK, el bienestar es un ritual. En House of Ancestral Medicine puedes participar en ceremonias de cacao o temazcales guiados por terapeutas mayas. En el Maya Spa, los masajes con piedras calientes y la reflexología se combinan con sonidos naturales y aromaterapia, mientras las clases de yoga y meditación completan una experiencia de relajación que equilibra cuerpo y alma.

Y después, de una buena sesión de yoga, una parada obligada es Elixik, su restaurante y laboratorio de biohacking, donde el menú de desayunos y lunch  está diseñado para nutrir y equilibrar  el cuerpo  con superfoods y alimentos funcionales.

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AZULIK te hace caminar descalza, comer lento, dormir con el sonido del mar y recordar lo bien que se siente vivir sin prisa, es uno de esos viajes que se convierten en una experiencia transformadora que nunca olvidas. Porque aquí lo más lo más bonito no es lo que ves, sino lo que sientes.

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