Tu nariz tiene una enorme lista de pendientes por cumplir cada día y entre ellas el olfato es una de las más importantes, aquí te vamos a contar todo lo que hay detrás de la conexión con el cerebro, la manera que recordamos y creamos memorias y hasta emociones. Y sí, esto explica por qué el perfume de tu ex todavía te llena de recuerdos.
Ella es la encargada de muchas tareas primordiales. Además de lo obvio (a través de ella respiramos y estamos vivos), la nariz nos ayuda a saborear la comida, hace que los aromas lleguen al cerebro para mandarnos mensajes y hasta puede cambiar la percepción del entorno… es incluso la culpable de que, al oler un perfume, recuerdes a una persona, lugar o experiencia… hasta de alguien que no quieres (como tu ex).
Is there something she can’t do? ¿Qué pasa cuando queremos disociar una fragancia de un recuerdo? ¿Si cambio mis gustos, ella cambia? ¿Me puede ayudar a encontrar un perfume para una nueva etapa en mi vida? Tenemos muchas preguntas y en esta investigación, acudimos a la perfumista mexicana Izaskun Díaz, fundadora de su propio estudio de fragancias, experta en scent branding y experiencias olfativas.
El olfato y su relación con las memorias
Cada que respiramos, estamos oliendo aromas (aún si crees que no has percibido nada). “Cuando inhalamos, el aire viaja por nuestra nariz hasta la parte alta, ahí se calientan las moléculas olfativas y se diluyen en la mucosa; pasan a la parte de los receptores olfativos, los cuáles se activan porque reconocen algo y mandan la señal al cerebro”, explica Izaskun. Gracias a la ubicación de los receptores, que están pegados al hipocampo (la parte del cerebro que se encarga de la memoria a largo plazo), es que los aromas se archivan y al oler algo puedes acordarte de una persona o experiencia del pasado.
“Los olores toman una ruta directa al sistema límbico, incluida la amígdala y el hipocampo donde se procesa la memoria episódica, autobiográfica y espacial, por eso los olores te recuerdan personas, lugares y momentos” – Izaskun Díaz.
Los aromas no se olvidan, se creía que solamente se borraban en casos puntuales de pérdida de memoria, pero estudios recientes están cambiando esta perspectiva ya que se ha visto que pacientes con demencia o alzheimer pueden activar recuerdos o volver al presente con olores y música.
La magdalena de Proust
“… Llevé a mis labios una cucharada del té en el que había dejado ablandar un poco de magdalena. Pero en el mismo instante en que el bocado de té mezclado con migas de pastel tocó mi paladar, me estremecí, atento a lo extraordinario que sucedía dentro de mí”.
Este es un fragmento del libro En busca del tiempo perdido. Escrito por Marcel Proust, se volvió fundamental para describir la memoria olfativa, de hecho, se acuñó como “momento proustiano” a la experiencia sensorial/olfativa que desencadena recuerdos del pasado (incluso sin saber que se tenían). Con ello, la neurociencia explica la relación tan estrecha entre el olfato, las memorias y emociones.
“Cada vez que respiramos, olemos. Y si respiramos alrededor de 23,000 veces al día, básicamente, todo el tiempo estamos oliendo”, – Izaskun Díaz.
Los perfumes no sólo recuerdan el pasado, nos hacen experimentar el presente
¿Has estado dentro de un hotel e inmediatamente tu mood cambia y te relajas? ¿Has conocido a alguien que, con un simple saludo, no te cayó bien? En esto también tuvo que ver tu nariz. Dentro de la arquitectura, se le conoce como “atmósferas olfativas” al espacio físico que te rodea. Cuenta con ciertas características de espacio, luz colores, texturas y aromas, que pueden impactar tus emociones o tu percepción de ese espacio.
“En la atmósfera de cualquier lugar necesitas 3 cosas: una necesidad de identidad (espacio), seguridad (sentirte bien) y estímulos sensoriales (a través de los sentidos); esto tiene que ver con todos los elementos a tu alrededor. Sí influye qué textura estoy viendo o sintiendo, qué escucho, qué huelo… tiene que haber una congruencia sensorial”, comparte Izaskun. “Entre el 60% y 70% de tu experiencia está influenciada por tu memoria olfativa inconsciente y esto impacta la manera en la que recuerdas una experiencia”.
El efecto puede ser tan positivo como negativo. Una atmósfera olfativa “natural” puede ser caminar por el bosque en un hike, el olor de los árboles, las hojas muertas al pisarlas, la tierra mojada… todo esto genera una experiencia. Una atmósfera intencional puede ser el aroma que se elija dentro de una recepción de hotel o tienda para darte la bienvenida, pero ahí ya hablaríamos de branding y marketing olfativo.

Hablemos entonces de la percepción y la durabilidad
Tu nariz está percibiendo los aromas al respirar y, como aprendimos anteriormente, suceden un par de conexiones neuronales con las que tu cerebro identifica si es peligro o no. “El olfato era un sistema de alarma mediante el cual los humanos también identificábamos si había peligro; si algo era comestible o estaba en buen estado; si había un depredador o, en su caso, presa”.
Esto ha evolucionado con nosotros hasta el día de hoy. Podemos oler un perfume y saber si es algo que nos gusta o no, si un aroma nos relaja o nos estresa. El olor y la emoción no pueden estar separados, lo que olemos genera una estímulo. Después, el cerebro al ver que no es “peligroso”, lo pasa a segundo plano y por eso dejamos de percibirlo. ¿Has prendido una vela y después de unas horas ya no la percibes? ¿Antes de salir de tu casa te aplicas perfume y durante el día ya no lo hueles? Aquí la razón.
La diferencia entre olor y aroma
Sabías que… ¡hay dos maneras de oler! Esto sucede gracias al gusto y el olfato. 20% es el gusto (papilas gustativas) y el resto es lo que, al deglutir comida, logras oler. El olor es cuando hueles, pero el aroma es cuando tragas.
Este es el recorrido: inhalas y el olor llega a la parte alta de la nariz, ahí se calienta y las moleculas olfativas se diluyen en la mucosa; pasan a la parte de los receptores olfativos. Estos se activan como señales, porque detectan algo y mandan la información al cerebro.
El poder del olfato
Ahora que sabemos la importancia (y el impacto) de los aromas en nuestro día a día, podemos convertir nuestros perfumes en herramientas poderosas para crear asociaciones positivas, mejores experiencias y recuerdos para atesorar, Izaskun Díaz nos explica todo al respecto.
¿Puede dejar de gustarme mi perfume favorito?
La respuesta corta es sí. La explicación es que, se ha identificado que en la madurez del ciclo de la vida hay gustos adquiridos, estos están impactados por lo que experimentas. Las experiencias así como tu personalidad pueden cambiar tus gustos y resignificar otros. Por ejemplo, el gusto por cosas amargas llega después en la vida, algún niño en general va a optar por algo dulce y se repite en adultos mayores que tienden a preferir florales.
¿Puedes resignificar un aroma para que cierto perfume ya no te recuerde a tu ex?
Siempre estará presente el recuerdo, no vas a poder eliminarlo al 100%. Lo que puedes hacer es poner esa fragancia en otro contexto que sepas que es agradable. Conforme pase el tiempo (que eso también ayuda), al oler ese aroma en situaciones agradables y continuar aplicándolo como un ejercicio, verás que podrás resignificarlo.
¿Qué puede sorprendernos descubrir sobre los aromas personales?
Ya explicamos que tu nariz siempre está percibiendo aromas, incluso inconscientemente. Cuando te presentan a alguien y automáticamente no te cae bien y no sabes por qué, eso también puede ser incompatibilidad olfativa.
¿Cuál es tu opinión sobre tener un perfume para una ocasión especial?
Hemos visto más la tendencia de tener un perfume o aroma ambiental para tu boda. Tiene que ver un poco la mercadotecnia; va desde la luna de miel hasta el gender reveal. Creo que es una buena manera de tener un aroma y darle un significado especial; así usarlo cada que quieras recordar ese día/momento.
Si quisiéramos hacer eso, ¿por dónde nos sugieres empezar?
Por un lado tu gusto personal; pregúntate cómo quieres sentirte o cómo quieres que te perciban, bájalo a palabras que hagan sentido para ti: ¿qué olores te remontan a eso? No tiene que ser complicado. No se trata de pensar en notas, sino “cosas” que huelan o memorias que te lo recuerdan. ¿Cómo me quiero sentir y qué me hace feliz? Si es algo parecido a un perfume que tienes, revisa qué familia olfativa tiene, esto te ayuda a identificar si te gustan más las maderas, florales o dulces. Con esa idea puedes pedir asesoramiento en la tienda para que te muestren algo similar, que vaya con ese vibe.
¿Cómo puedo elegir un nuevo signature scent que vaya con una nueva etapa en mi vida?
Sería el mismo proceso que platicábamos: visualiza cómo quieres sentirte o ser percibida, piensa en la frase “fake it till you make it” ¿Qué quiero que exista en ese cambio? Esos objetivos que planteas pueden volverse tus palabras claves y de ahí revisar a qué te remontan. Si no eres tanto de escribir, puedes hacerlo con un playlist, un personaje que te guste.
Algo que funciona es practicarlo en diferentes fechas (en una sola visita no tienes por qué oler todo y saturarte). Busca una marca que ya te guste y prueba nuevos aromas, esto puede ayudarte a acotar tu búsqueda.
¿Existe algo como “happy notes” (notas que puedan evocar a sentirme más feliz o mejorar mi mood)?
Cada quien tiene un gusto personal; cuando hago fragancias personalizadas siempre pregunto: ¿cómo quieres que se sienta tu usuario al oler esta fragancia? Se sabe que los cítricos tienden a ponerte de buenas; las notas dulces suelen recordar a la infancia. Esto se usa mucho en tiendas, por ejemplo, las departamentales con olor a galleta tienen que ver con sentirse cozy o seguro. Para algunas personas puede también ser algún tipo de flores frescas o verdes como fresia, flor de naranjo, las notas verdes.
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