La realidad de la vida sexual después de un diagnóstico de cáncer
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La realidad de la vida sexual después de un diagnóstico de cáncer

La vida sexual es un aspecto importante de nuestra vida, aún con un diagnóstico de cáncer. Es tiempo de hablar más del tema.

Carmen Risi, de 40 años, sabía que un diagnóstico de cáncer era probable. Su abuela murió de cáncer de seno y tanto su mamá como su tía eran sobrevivientes de cáncer de ovarios. Además, en 2019, Carmen se enteró de que era positiva para el gen BRCA1, una variante hereditaria que aumenta el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.

Por lo tanto, Carmen checaba su salud cada 6 meses, con resonancias magnéticas y mamografías. En abril de 2021, fue diagnosticada con cáncer de seno después de una de estas resonancias. 

Además de seis agotadoras rondas de quimioterapia, Carmen decidió hacer una terapia hormonal para preservar su fertilidad. Inició el proceso de fecundación in vitro antes de su quimio y tiene planes de transferir el embrión cuando termine. 

Pero la terapia hormonal tuvo un enorme efecto secundario: la pérdida de su vida sexual como la conocía. 

Así es la vida sexual durante un tratamiento contra el cáncer

“El Lupron (el tratamiento hormonal) me puso en menopausia temporal, con todo y bochornos y una vagina atrofiada”, explica Carmen. Y ella no sabía que esto iba a pasar. “ Mi doctor me dio páginas con notas acerca de los efectos secundarios de diferentes medicamentos, pero ninguna hablaba de la vida sexual”.

La doctora Shari Goldfarb, oncóloga especializada en cáncer de mama en el  Memorial Sloan Kettering Cancer Center, dice que muchas mujeres no saben de los efectos que tienen diferentes tratamientos contra el cáncer de seno en la vida sexual.

Por eso ella se asegura de discutir con sus pacientes la posibilidad de síntomas de la menopausia y retos a la sexualidad, como la sequedad vaginal y falta de libido. También las anima para usar humectantes no hormonales, lubricante, dilatadores vaginales y vibradores, lo que puede ayudarlas a estar más cómodas durante el sexo con penetración, cuando estén listas para probarlo.

La carga emocional de perder el libido por el tratamiento contra el cáncer

Pero los efectos emocionales pueden ser igual de importantes. La menopausia temporal y la falta de libido contribuyeron a que Carmen entrara en una depresión que la dejó pensando que algo estaba mal con ella. 

Madeline Cooper, psicoterapeuta y terapeuta sexual, dice que es común que pacientes de cáncer experimenten depresión y otros problemas de salud mental como resultado de un diagnóstico de cáncer.

“Lo primero que le digo a mis clientes es que es normal pasar por un periodo de duelo”. Un diagnóstico de cáncer de mama es complicado porque para algunas personas esta área está ligada a su identidad como mujer y puede afectar otras partes de la vida: es un cambio en el cuerpo, en la expresión de sensualidad, del deseo sexual, el placer, la imagen corporal, etc. 

“Es posible que tengas que adaptarte a un nuevo estilo sexual con tu pareja, y esto puede sentirse como una pérdida”, dice la psicoterapeuta.

Por supuesto, no todas las personas tienen una pareja romántica en su vida mientras pasan por su tratamiento. Chiara Riga era soltera y tenía 27 años cuando, el año pasado, descubrió que tenía cáncer de mama metastásico en etapa 4. 

Aunque sus médicos calculan que tiene entre 10 y 15 años para vivir, su diagnóstico es terminal, lo que, por supuesto, hace que salir en citas (y tener relaciones sexuales) sea muy complejo.

“Estoy usando apps de citas, pero es difícil porque no tengo libido y tener hijos ya no es una posibilidad. No puedo embarazarme, pero además no es ético adoptar sabiendo que mi enfermedad es terminal. Y está el tema de cuándo digo todo esto y cómo lo hago. Pero quiero salir en citas para escapar de la realidad oscura en la que vivo”, le dice Chiara a InStyle.

Parte de su tratamiento, que continuará por el resto de su vida, suprime sus ovarios y estrógeno, porque su cáncer se alimenta de hormonas. Esto significa que está en la menopausia, lo que ha eliminado su deseo de tener relaciones sexuales. Y aunque ella no lo extraña, el deseo y habilidad de tener sexo haría que sus citas fueran más simples y más divertidas. De alguna manera, la enfermedad eliminó los encuentros sexuales frívolos y su enfoque es ahora encontrar apoyo a largo plazo.

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Diferentes tipos de pérdida

Aún para quienes tienen una pareja a largo plazo y libido, redefinir la vida sexual después del cáncer toma esfuerzo. Para Carmen Risi, significó encontrar otras maneras de experimentar un orgasmo, después de que el sexo con penetración se volvió muy doloroso. Y ella sabe que, después de pase por una mastectomía, se enfrentará no solo a la pérdida de sus senos sino a la falta del placer sexual que le brindan. 

Según Cooper, la terapeuta, esta reacción es común. Los tratamientos contra el cáncer se asocian con diferentes pérdidas: de libido, de los senos, del pelo, de la sensación de ser sexy, la comodidad con el cuerpo e incluso identidad. Y esas pérdidas, aún las que son temporales, pueden ser abrumadoras.

Mary Purdie, de 38 años, ya estaba intentando amar su cuerpo y reconectar con su deseo sexual cuando la diagnosticaron con cáncer de seno en enero de 2018. De hecho, notó una bolita en su seno durante un ritual matutino de verse a sí misma en el espejo, desnuda. 

Después de su diagnóstico, pasó por radiación, múltiples rondas de quimioterapia una lumpectomía. Su tratamiento también incluía tomar tamoxifen, una cápsula que bloquea hormonas. por 5 años. Y aunque pudo conservar sus senos, su libido se perdió por completo.

Para ella, funcionó dejar que su esposo la cuidara. “Yo solía ser la persona que cocinaba y limpiaba. Me hacía cargo de la casa. Pero eso cambió durante la quimio. Él empezó a hacer todo. Y eso ayudó a construir intimidad. Podía solamente acostarme y sentirme mal, sabiendo que él me iba a cuidar, y eso fue una gran manera de mostrarme su amor”. 

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Cómo puede una pareja ayudar a pacientes de cáncer

La Dra. Goldfarb dice que este apoyo emocional y no sexual por parte de una pareja tiende a aumentar la intimidad que siente una paciente y puede beneficiar también su vida sexual. “Decir cosas como ‘te amo incondicionalmente’ o ¡estoy en esto contigo’ son importantes porque las pacientes suelen preocuparse de que el cáncer va a dañar sus relaciones”.

Mary Purdie añade que, además de simplemente estar ahí (recordándole tomar su medicamento, sentándose con ella durante la quimio y limpiando y cocinando), la paciencia y atención al detalle de su esposo ayudaron a hacerla sentir más cercana a él y a estar más cómoda con su cuerpo, lo que eventualmente la llevó a querer ser sexual. En la cama, él la dejó tomar la iniciativa. 

“En las noches había momentos de estar juntos que nos daban la oportunidad de tener intimidad física, aunque fuera breve. Se sintió bien tener esa sensación de normalidad que teníamos antes”, explica ella. 

Carmen Risi también quiere mantener su vida sexual, sin importar los cambios a su cuerpo. Ella creció en una comunidad conservadora donde le enseñaron que “la sexualidad no era algo en lo que debías pensar hasta que te casaras”. Se casó a los 28, lo que llevó a que pasara muchos años anulando su propia sexualidad. 

“Me enoja que perdí una parte de mi sexualidad en mi juventud y ahora estoy perdiendo funciones sexuales y deseo por el cáncer. Pero sé que mi esposo aún va a querer amarme y tocarme, sin importar cómo sean mis nuevos senos o si ya no tengo sensaciones en la zona. Y creo que lo voy a disfrutar, porque hay intimidad aunque no haya sensación”. 

Texto original: Jessica Zucker para InStyle.com

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