Hablarle al agua y que ella cambie su forma suena como algo sacado de un cuento mágico, pero, aunque no lo creas hay una explicación de cómo el agua nos escucha; nuestros pensamientos tienen la capacidad de influir su composición y nuestras oraciones pueden, literalmente, purificarla y regresarla a su forma más natural… sí, el agua es una herramienta muy poderosa para manifestar.
¿Qué tiene que ver el agua con manifestar nuestros pensamientos? En pocas palabras, nuestro cuerpo es 70% agua. Así que, mientras nuestra energía y pensamientos afectan el agua, también tienen un impacto en nuestros cuerpos.
El creador de esta teoría es un japonés llamado Masaru Emoto (The Hidden Messages in Water). Según su teoría, la conciencia humana podría afectar la estructura molecular del agua y es por eso que afirmó lo siguiente: “¿Cómo se puede vivir una vida feliz y saludable? La respuesta es purificar el agua que constituye el 70 por ciento del cuerpo”.
Aquí te explicamos más de la lógica detrás de esta práctica.
Somos 70% agua…
“A lo largo de nuestras vidas existimos principalmente como agua”. Como fuerza vital, si perdemos el 50% del agua de nuestro cuerpo, morimos. Transportada por la sangre y los fluidos corporales, el agua es el medio por el cual los nutrientes circulan por nuestro cuerpo; por ello, el flujo es esencial, porque carga con la información y los minerales. Si el agua —o sangre— se estanca, el cuerpo comienza a descomponerse y lo mismo sucede en la naturaleza: el agua de un río se mantiene pura porque está en movimiento.
Entonces, si el agua recorre el mundo, ¿qué información guarda? Existen incontables teorías que van desde la hipótesis del “agua sabia” con más minerales vs. “agua juvenil” que ha caído recientemente, hasta otros pensamientos sobre cómo este líquido vital es capaz de detectar un terremoto inminente antes que cualquier otra sustancia… sí, el agua guarda muchos misterios y, tal vez, hay uno más grande que todos los demás.
Masaru Emoto: The Hidden Messages in Water
Más que científico, Dr. Emoto (1943 – 2014) fue un pensador, que dedicó su trabajo a una amplia investigación del agua en todo el planeta. Se dio cuenta de que en forma de cristal congelado, es cuando el agua muestra su verdadera naturaleza. Y es que las formas geométricas en hexágonos cuando ves un copo de nieve de cerca no son coincidencia: hablan de la calidad del agua, pero también de las emociones que recibe.
¿Cómo es que Emoto comprobó que el poder de nuestras palabras en el agua (y de ahí, en el universo)? Su experimentación consistía en exponer el agua a palabras (verbales y escritas), música e incluso fotografía; congelaba el agua y tomaba fotografías para documentar cómo los cristales alteran su forma según a lo que eran expuestos. Hizo incontables pruebas. Desde acercarla a sondas magnéticas, hasta comparar agua subterránea justo antes y después de un terremoto.
Seis años de experimentación pasaron a un libro de fotografías de cristales de agua publicado en Japón (1999), que causó sensación en todo el mundo, desembocando en bestsellers a conferencias en Harvard e investigaciones en Europa.
Distintas aguas formaban cristales diferentes. Por ejemplo, el agua de Tokio contaminada hacía una forma totalmente irregular, mientras que la de manantiales naturales formaban cristales completos. ¿Y la música? “Toda la música clásica a la que expusimos el agua dio lugar a cristales bien formados con características distintivas. En contraste, el heavy metal violento dio lugar a cristales fragmentados y malformados en el mejor de los casos. Pero nuestra experimentación no se detuvo allí. Luego pensamos en lo que sucedería si escribiéramos palabras o frases como ‘gracias’ y ‘tonto’. La lección que podemos aprender de este experimento tiene que ver con el poder de las palabras”.
La vibración de las buenas palabras tiene un efecto positivo en nuestro mundo, mientras que la vibración de las palabras negativas tiene el poder de destruir
La existencia es vibración. Vibrar alto y “la buena vibe” no es puro cuento. Todas las cosas del universo están vibrando, porque todo está hecho de átomos con electrones circulando (el número y la forma de estos electrones y sus órbitas otorgan a cada sustancia un conjunto particular de frecuencias vibratorias).
Los seres humanos también vibramos, y cada individuo vibra a una frecuencia única. “Cada uno de nosotros tiene las habilidades sensoriales necesarias para sentir las vibraciones de los demás”. Según Emoto, nuestras emociones hacen las vibraciones. Y sí, la vibración es tan real que literalmente emite un sonido, pero no podemos captarlo, porque nuestro oído generalmente es capaz de escuchar frecuencias de aproximadamente 15 Hz a 20.000 Hz (Hertz, indica el número de ciclos de la forma de onda repetitiva por segundo).
La resonancia surge cuando un lado crea una frecuencia y el otro responde con el mismo sonido. Se dice que los iguales se atraen, por lo que parece que las vibraciones se atraen e interactúan entre sí. Emoto explica que, en este caso, el amor es un tipo de resonancia. Y también, “el humano es el único ser que puede resonar con el resto del mundo”.
¿Cuáles son las palabras que más impacto tienen?
El cristal más hermoso y geométrico se formó con “gratitud y amor”, palabras que forman los principios fundamentales de las leyes de la naturaleza, por lo que regresan al agua a su estado más puro (y bello). “Por el contrario, las palabras que dañan y ridiculizan son el resultado de la cultura creada por los humanos”. Incluso, el agua ignorada también mostró estructuras irregulares.
“El agua destilada calentada en el microondas dio como resultado un cristal similar al creado por la palabra ‘Satanás’”. Pero esta agua, expuesta a amor y gratitud, pudo regresar a su forma hexagonal (“el amor es inmunidad”).
Gratitud es el sentimiento más poderoso
“Sugiero que tener el doble de gratitud que de amor es el equilibrio que deberíamos procurar”. Mientras el amor es energía activa y la gratitud es pasiva, “los efectos de la sociedad humana en el planeta (buenos y malos) pueden ser el resultado del amor —por nuestras familias y nuestros países (…). Lo que el mundo necesita ahora es gratitud. Debemos comenzar por aprender lo que significa tener lo suficiente”.
Tus palabras influencian el agua, y el agua fluye por todo el mundo
Entonces, si somos 70% agua, nuestras palabras tienen un poder enorme en nuestro cuerpo. Pero las palabras también tienen una energía y vibración que influencian el universo.
La investigación de Emoto resuena con la teoría del “morphic field” (Dr. Rupert Sheldrake). ¿De qué va este concepto? Supuestamente, cuando un morphic field se forma, tendrá un impacto instantáneo en todos los demás lugares. “Siempre que te sientas frente al agua y envías mensajes de amor y gratitud, en algún lugar del mundo, alguien lo recibe, porque el agua justo frente a ti está conectada con toda el agua del mundo”.
¿Qué tienen que ver las emociones con los elementos?
Tenemos entre 108 y 111 elementos en el cuerpo. Y la regla general es que, entre más elementos hay, mayor capacidad para sentir (por eso somos más sensibles que otros seres vivos). Incluso, se ha descubierto que ciertas emociones tienen que ver con las vibraciones de los elementos. “Las vibraciones creadas por la irritación son equivalentes a las del mercurio, las de la ira a las del plomo, las de la tristeza y el pesar a las del aluminio; la incertidumbre al cadmio, la desesperación al acero y el estrés con el zinc”.
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