Hola, soy yo otra vez, hablándoles desde uno de esos días sensibles en donde hasta el video de un perrito tierno me hace llorar. ¿Les suena? Pues bueno, hoy quiero hablar de esos días que con los años nos han llevado a ser “las locas” de la relación y que sí, en efecto, ni nosotras nos entendemos.
Para serles honesta, mis PMS (Period Menstrual Symptoms) son bastante leves pero hay una cosa que me delata: la hormona. Call it como quieran: sensibilidad, locura, inestabilidad, indecisión, bipolar o simplemente forma de ser pero hay días en el mes que de plano no sé qué me pasa, quiero besos todo el día pero luego estar sola, me duelen las boobs y ni el experto más experto (creo) podría decirme qué es lo que siento y pienso.
Dado que es una situación que probablemente también te pasa a ti y a miles de mujeres alrededor del mundo, decidí buscar una explicación a esta sensibilidad más allá del ya conocido “estoy en mis días”.
Resulta que durante esos días existe una falta de estimulación de serotenina, neurotransmisor encargado de mejorar el humor y reducir la ansiedad. De hecho, no es el único cambio que existe a nivel cerebral pero long story short, esta es sustancia nos hace sentir irritadas.
Luego, descubrí que la otra hormona que más influye en nuestro cambio de humor se llama progesterona y aparece durante la tercera fase del ciclo menstrual, también conocida como la lútea. ¿Su función? “El folículo del óvulo produce progesterona en niveles elevados para enviar al útero en caso de fecundación”. El exceso de estrógeno es una de las respuestas principales a la pregunta: ¿por qué lloramos cuando tenemos la regla?
Además, en esta fase y el exceso de esta sustancia también genera hinchazón, los senos demasiado sensibles y, obvio, ser completamente anti-social y sentirte malhumorada.
Por suerte, esto solo dura unos cuantos días pues en cuanto llega el sangrado menstrual el estrógeno aumenta la liberación de endorfinas y produce sentirnos mucho mejor emocionalmente.
Así que ya lo sabes, si tú como yo eres CEO en llorar y no sabes ni cómo vas a reaccionar (a veces), te recomiendo comprarte tu postre favorito, prender Netflix y consentirte un poco (mucho).
Hasta la próxima.
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