Spa holístico, yoga y meditación suena como algo para quienes practican mindfulness en su vida diaria… pero este refugio no es necesariamente para los espirituales y yogis; sin pretensiones, El Santuario invita a todos los outsiders a hacer una pausa profunda lejos del ruido y, en esa calma, es inevitable no sentir un cambio desde adentro.
Sin saber qué esperar, vine a este hotel tras perder a alguien cercano y nunca pensé que sería un escape para sanar. Parecería que todo estaba planeado al llegar a un lugar dedicado a nutrir el alma: desde que pisas el único hotel con acceso al lago (a 4 grados más cálidos que el resto de Valle de Bravo) disfrutas del silencio y la serenidad (y no dejas de hacerlo por el resto de tu estancia).

En esa atmósfera de harmonía, no es coincidencia que todos los detalles tengan una intención: desde hospedarte sobre una montaña de cuarzo y grafito que absorbe la energía desde hace más de 100 millones de años, hasta los espacios emblemáticos del hotel, cuya arquitectura está cuidadosamente pensada (cuando escaneas los códigos QR de cada lugar como un treasure hunt entiendes por qué). De hecho, tu habitación también tiene un código y es que cada número es especial y diferente: por eso se cree que el cuarto te escoge a ti, por alguna razón (del futuro o pasado).
Lo que todas las habitaciones comparten, son sus puertas de madera talladas en forma de espaldas para simbolizar que dejas atrás todo lo que ya no te sirve. Al entrar a un cuarto con vista al lago, sabes que querrás pasar horas en su jacuzzi (o más bien mini alberca privada).
Las habitaciones rodean un temazcal (con espacio hasta para grupos de con todo y su alberquita para comentar la experiencia: este es el nido de la serpiente, representada en el camino curveado que recorres hacia tu habitación como símbolo de evolución y cambio. Y, tal vez la mejor parte, es subir al laberinto —frente a la capilla— para ver el amanecer.
Pero El Santuario no sólo se trata de sus espacios, sus experiencias son lo que lo hacen un verdadero retreat.



6 razones para recargar energías en El Santuario, en Valle de Bravo
Un masaje enfocado a purificar el espíritu
Podría describir el spa como una sesión hiper relajante de masaje sueco durante 60 min., que concluye con un té de limón para oxigenar la sangre, mientras ves el atardecer sobre el lago… pero este lugar no está hecho sólo para que la piel se rejuvenezca, es un espacio dedicado a la sanación y tu cuerpo es un verdadero templo. Con esto, me refiero a rituales de belleza sin dejar atrás el cambio desde adentro: cuerpo y mente.
Desde su jardín de cuatro elementos que te habla sobre enraizarte (tierra); limpiar, fluir y —si quieres— llorar (agua); respirar, soltar e inspirarte (aire); iluminar, encender y sentir (fuego); hasta masajes con sanación. Sí, tu sesión profundamente relajadora puede concluir con una sanadora con más de 40 años de experiencia que te ayuda a descubrir tu animal interior o aura con tu tótem. Incluso, si buscas el mensaje de alguien que haya trascendido, es el momento para hablar con tu ángel.
“Un sanador no es alguien que te cura, es alguien que despierta en ti tu propia conciencia para sanarte a ti mismo”, y prueba de ello son todas las personas que vienen especialmente a las purificaciones. Y si eres gurú de belleza y tu Gua Sha no puede faltar en la rutina, el facial de hasta 4 mascarillas incluye una de cuarzo.

El cuerpo guarda todo
La terapia somática es otra de las actividades especiales de El Santuario y tiene que ver con liberar todos los dolores que tenemos guardados. Lo que no sabes es que esa molestia física que sientes en la espalda muchas veces está relacionada con un dolor emocional. Desde estrés hasta experiencias que nos han marcado, el cuerpo lo guarda todo.
Es así como la terapia somática te ayuda a entender la relación entre cuerpo, mente y emociones. Con movimientos específicos, 40 minutos bastan para asimilar y liberar aquellas experiencias y memorias negativas que todo este tiempo te han bloqueado. (Nos creerás cuando notes tu espalda más erguida y tus brazos más largos).
Backmitra: mi nueva obsesión
Para quienes no conocen, “backmitra” suena como un tipo de yoga sumamente complicado. La realidad es que no hay nada más sencillo y sólo se necesitas, en efecto, un Backmitra que significa “el amigo de tu espalda” y se utiliza en conjunto con posturas específicas de yoga restaurativa, para ayudar a relajar la tensión de la espalda.
La mejor parte es que 10 o 15 minutos son suficientes para hacer ejercicios que mejoran la postura y fortalecen la espalda. ¿Cómo funciona? Aplicas presión sobre la columna vertebral en los lugares donde hay una curvatura excesiva. De esta manera, las vértebras se mueven hacia una posición mejor alineada para que los grupos musculares se relajen.

El sonido te puede curar
Uno de los lugares más especiales de El Santuario, bajo un vitral donde la luz del sol inunda todo de colores, está dedicado a redirigir la energía de tu mente con ayuda de los cuencos tibetanos. ¿Qué son estos instrumentos de curación? Imagina bowls o tazones de diferentes tamaños que emiten sonidos ancestrales envolventes que mejoran el enfoque y la concentración, ideal para meditar, ayudar a la reducción del estrés y la ansiedad. Y es que, a diferencia de la música occidental que acelera el corazón, estas notas bajan el ciclaje cerebral para que tu percepción sea mayor.
Tus problemas no desaparecen. Pero la meditación crea una respuesta y es así como te ayuda a poner en práctica tu reacción ante el estrés: redirigir tu energía y gestionar tus pensamientos, apagando el piloto automático. ¿Y cómo sabes si estás meditando bien? Plenitud, tu estado original (sólo tú sabes cómo se siente).
Dejar a un lado lo que interrumpe tu mente: así es cómo funciona. Es ahí donde entendí que la verdadera meditación está en el caos, en la vida diaria (donde es más difícil apagar el ruido).
Gastronomía para darle restaurar el cuerpo
Entre amplios ventanales y vistas al lago, el restaurante Na-Ha está pensado para que los platillos nutran el cuerpo con ingredientes y productos cultivados en la región de Valle de Bravo y alrededores.
Fresco y local, los sabores reconfortantes de la comida mexicana y la vibra campirana componen propuestas que prácticamente son todo lo rico y sano en un sólo menú. Y otro de los highlights de Na-ha son las “Cenas Sensoriales” ¡que fusionan menús ayurvédicos y música como terapia culinaria!

Más experiencias fuera del hotel
Para los más activos y outdoorsy que se preguntan “¿Y qué más puedes hacer para disfrutar de Valle?”, El Santuario organiza actividades en kayak y recorridos en velero. Además, fuera del hotel puedes disfrutar de cabalgatas en medio del bosque y hikes. Y si buscas algo para tachar de tu bucketlist, en la recepción conocen a los mejores proveedores para un viaje en parapente.
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