Talk to Me: la película de terror perfecta para la generación Z
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Talk to Me: la película de terror perfecta para la generación Z

Experiencias paranormales se convierten en una droga para un grupo de adolescentes; posesiones toman lugar en los cuerpos de algunos valientes, mientras se les graba para las redes sociales. Talk to Me (2023), de los directores australianos Danny y Michael Philippou, es una cinta de terror que dialoga con la forma en que las nuevas generaciones se aproximan a fenómenos extraños.

Después de su recorrido por festivales como Sundance y Berlín, esta película fue arropada por la distribuidora y productora independiente A24, responsable de estrenos como The Witch (2015), Midsommar (2019), Hereditary (2018), X (2022), entre otros filmes de terror que desde hace algunos años han venido contando historias del género con propuestas originales, cuyo peso se centra en la construcción de un argumento perturbador, más que en utilizar recursos como los jumpscares

A primera vista, Talk to Me podría insertarse en esa lista de películas. Sin embargo, sus imágenes no tienen miedo de mirar cuerpos deformados o asesinatos gráficos abiertamente mostrados en pantalla, lo que constituye los elementos más llamativos de ella y sitúa el trabajo de los hermanos Philippou como una cinta de corte más convencional dentro del género. En ella, conocemos a Mia (Sophie Wilde), quien recientemente perdió a su madre y a raíz de esa vulnerabilidad se atreve a vivir una posesión a través de una mano embalsamada capaz de abrir la puerta a otros espíritus. 

Talk to Me y las redes sociales

Una de las cualidades de Talk to Me es que se desarrolla a un ritmo que corresponde al de los contenidos que circulan en redes sociales: un montaje rápido, dinámico, que bien muestra lo que ocurre a cuadro, pero también se traslada a lugares fuera de él, al mismo tiempo que ilustra cómo funcionaría la premisa de la generación Z frente a un fenómeno paranormal: probablemente lo grabarían y compartirían en sus perfiles, haciendo de este un espectáculo que nadie querría perderse y un ritual repetitivo hasta el punto de convertirse en una especie de narcótico para quienes lo intenten. 

El hecho de que la película retrate bien el uso de las redes, así como un montaje dinámico, corresponde al bagaje de los directores, quienes iniciaron siendo youtubers con el canal RackaRacka, donde ya se podía vislumbrar su interés por hacer algo que combinara el terror con la comedia. De esta forma, su película muestra a esa generación con naturalidad y no con la torpeza de quien no entiende su lenguaje, pero intenta replicarlo. Lo hacen a través de detalles como los tonos estrafalarios de los celulares de sus protagonistas, que contrastan y rompen con la atmósfera cuando es tensa, justo como lo haría el ringtone de un adolescente. 

Fiel a su tema, la cinta lleva al límite términos surgidos del internet, como el FOMO (Fear of Missing Out, el miedo a estar ausente y a perderse experiencias gratificantes), como la principal motivación de algunos de los personajes para vivir la experiencia de que un ser aleatorio posea su cuerpo, mientras que también trata de tomar inspiración de otros lugares como el duelo por haber perdido a un ser querido y el estado de confusión que se vive por ello. Es precisamente la negación a enfrentar esos sentimientos lo que conduce a Mia a tomar decisiones equivocadas. Después de todo, la vulnerabilidad abre la puerta para que algo más dirija su voluntad. 

talk to me película escena

Sin embargo, si la película habla del duelo, en esa construcción no nos dan otros detalles más que flashbacks que cuentan lo que sucedió con su madre. La progresión de su psicosis toma un camino lineal que involucra la pérdida, luego el encuentro con la mano embalsamada y por último la obsesión con esta. 

En ese camino no hay detalles sutiles que nos representen su estado mental, en cambio nos ofrecen las imágenes explícitas de lo que ahora rodea su cabeza. Al tomar elementos del gore, Talk to Me no alcanza a hacer una construcción profunda, psicológica y argumental, que pueda permanecer en la memoria, como ocurre con cintas como Mindosmmar, donde la protagonista, que también atraviesa por una pérdida reciente, cae en una secta, no de forma inmediata, sino en un viaje que sutilmente la va haciendo parte de ella. Mientras que el filme de Ari Aster nos construye todo un viaje, en Talk to Me no gozamos de la misma dedicación a las motivaciones del personaje, sino que nos enfocamos en las consecuencias de su obsesión con un objeto. 

Talk to Me apenas tenía su estreno en México, cuando A24 anunció que se trabajaría en una segunda parte. No es de sorprenderse, pues aunque la película construye un mundo propio, deja preguntas sin respuesta que probablemente se aborden en sus secuelas. Si se trata de la película de terror del año, solo el tiempo lo dirá. 

Por: Grecia Juárez

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