Para muchos, Matthew Macfadyen es el Mr. Darcy definitivo de la adaptación de Orgullo y Prejuicio del 2005. Ya sea por su seriedad misteriosa, su reacción cuando Lizzy le dice que le gusta caminar, o claro cuando le dice a Lizzy “Me has hechizado, cuerpo y alma”, su interpretación de Mr. Darcy se ha convertido en un ejemplo a seguir para cualquier actor que quiera interpretar a algún galán de Jane Austen. Pero al parecer Mattew Macfadyen no es tan fan de su interpretación como nosotras ya que el actor recientemente admitió que tiene algunos arrepentimientos sobre ese papel.
Matthew Macfadyen sentía que no encajaba en su papel
En una entrevista reciente en CBS Mornings, mientras promocionaba su nueva película, Deadpool & Wolverine, Macfadyen confesó que desearía haber disfrutado más del papel. “Hubo momentos buenos, pero ojalá hubiera estado menos preocupado,” dijo. El actor se sintió inseguro sobre si realmente encajaba en el papel. “Tal vez me sentía un poco fuera de lugar, o no soy lo suficientemente guapo”, comentó.
A pesar de sus dudas e inseguridad, los fans de Orgullo y Prejuicio todavía lo aman por su interpretación de Mr. Darcy, incluso después de tantos años. “Lo más halagador es que todavía me preguntan, ‘¿Eras tú Mr. Darcy? Y ya han pasado 20 años,’” dijo.
Matthew Macfadyen siempre será nuestro Mr. Darcy
Macfadyen ya había hablado antes sobre su experiencia con el papel. En una entrevista de 2022 con Vanity Fair, contó que Orgullo y Prejuicio fue su primera gran experiencia con la prensa, y no le gustó nada. “No me gustó y no entendí,” dijo. También admitió que en ocasiones no se sentía muy identificado con el personaje.
A pesar de sus dudas, Macfadyen logró uno de los momentos más memorables de la película: el gesto de la mano. En esa escena, Darcy ayuda a Lizzy a subir al carruaje y luego estira la mano después de tocarla, algo que hizo en el momento. “Recuerdo que el director Joe Wright quiso capturar ese instante de inmediato,” comentó Macfadyen en una entrevista con NPR en 2022. Ese pequeño gesto se convirtió en una señal de la pasión emblemática de Darcy.
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