Marina de Tavira se ha consolidado como una de las actrices mexicanas más respetadas por su trayectoria en el cine, gracias a películas como Roma (2018), que le valió una nominación al Oscar y la puso en la mira internacional, sin embargo, uno de sus grandes intereses dentro de la actuación está en hacer teatro, donde comenzó su carrera y donde actualmente protagoniza La niña en el altar.
Se trata de una tragedia griega, que aunque cuenta una historia de dioses y guerra, es una interpretación contemporánea que deja ver el papel de las mujeres dentro de las elecciones que hicieron los grandes dioses para fundar a la humanidad como la conocemos, una mirada que viene de la escritora irlandesa Marina Carr, la cual podrá verse en México hasta el 2 de marzo.
Tuvimos la oportunidad de platicar con Marina sobre su papel en esta obra y su amor por el teatro.
Hablamos con Marina de Tavira sobre La niña en el altar y su amor por el teatro
Quisiera comenzar preguntándote sobre la relación que tienes con el teatro, me preguntaba si consideras que hacer una temporada es un periodo que te exige estar muy presente.
Yo me enamoré de la actuación viendo teatro, siempre me pensé como una actriz de teatro y todo lo que me ha pasado en el cine ha sido bello, pero realmente a veces lo considero un accidente. Yo siempre quise hacer teatro porque justamente tú mencionaste la palabra presencia, que te hace estar más presente, creo que el teatro es por excelencia el arte de la presencia, es el arte de estar frente a alguien que también está ahí.
Entonces esta comparecencia de las personas en vivo, en directo, que tienen que salir de su casa, tanto quienes van a actuar como quienes van a ir a ver la obra, ponerse de acuerdo en una hora en específico, hasta que sea la tercera llamada y entonces suceda la magia, me parece hermoso, y además en estos momentos de nuestra era actual, donde estamos casi siempre metidos en nuestros teléfonos, la verdad es que el hecho de ir al teatro resulta casi revolucionario y es algo que quiero defender hasta el último día de mi de mi vida.
Cuéntanos un poco más de Clitemnestra, tu personaje en La niña en el altar, y de la obra.
La niña en el altar es una mirada contemporánea de un clásico griego que nos ha acompañado a lo largo de generaciones y generaciones en la literatura, por supuesto que tiene que ver con la guerra de Troya, que es la Ilíada y la Odisea, que son los dos grandes libros que fundan nuestra cultura. Es la historia de una reina, de un rey en Grecia, pero sobre todo es la historia de la guerra como uno de los horrores que ha predominado a lo largo de la historia y que no nos podemos quitar de encima y que sigue siendo nuestro día a día.
Yo interpreto a Clitemnestra, princesa de Esparta, hermana de Helena de Troya, esposa de Agamenón, que ha pasado a la historia por ser una asesina que mató a su esposo. Un poco Marina Carr, que es quien escribió esta obra, lo que hace es retomar esa historia para hablarnos de los motivos; no es una mujer vengativa, no es una mujer que conspira porque quiere el poder, sino realmente es una mujer que no puede con el dolor de las pérdidas y sobre todo una en concreto, que es su hija Ifigenia, la niña que es sacrificada para que pueda suceder la guerra de Troya, aparentemente por una designa de los dioses que piden un sacrificio. Y básicamente, Marina lo que dice es ‘cuáles dioses pidieron qué’, en realidad es un infanticidio, es un feminicidio y básicamente la cultura occidental está fundada en un feminicidio.

Como bien mencionas, tu personaje está buscando justicia ¿cómo se ve para ti y para Clitemnestra esa justicia?
El ideal de la justicia, para mí sería que todas las personas tuvieran los mismos derechos y las mismas oportunidades, por supuesto estamos lejísimos de algo así, pero nadie puede atentar contra los derechos de otro o de otra y ya no digamos la vida, concretamente quitar la vida, quitarle la vida a alguien, pues es el acto más atroz que podemos imaginar. Ese es el conflicto de Clitemnestra, el cómo puede otra persona decidir sobre la vida de alguien más, que es algo que además estamos viendo constantemente.
Yo creo que esa es su gran toma de conciencia, porque al final este personaje es una reina que también fue criada para la guerra, pero en un momento dado tiene una anagnórisis, como decimos el teatro, que es una toma de conciencia de lo que no se puede permitir, de lo que ningunos dioses pueden realmente esperar y que en las reglas de la humanidad no se puede permitir.
Hace un momento mencionabas a la dramaturga Marina Carr. Tú estás trabajando con el director Enrique Singer, ¿cómo percibes la construcción del trabajo con él para mantener la esencia de ese libreto?
Enrique y yo nos conocemos desde hace mucho, además tenemos un proyecto teatral que se llama Incidente Teatro, una productora que fundamos él y yo y esta es nuestra puesta en escena número 9. Lo que hemos hecho es construir un discurso que tiene que ver con aquellas obras que consideramos urgentes de decir y él es director de escena con el que ya nos conocemos y cada obra es un universo distinto. Es un director versátil que tiene la capacidad de ver eso y de adaptarse sobre todo al universo de la dramaturga o del dramaturgo y esta no es la excepción.
Esta obra básicamente está sucediendo en Grecia, en la Grecia antigua con un vestuario precioso de Luis Casán que evoca nuestra visión de esa época, porque es solo nuestra visión, no podemos saber realmente cómo era, pero a través de remontarnos a esa Grecia antigua en realidad estamos hablando del día de hoy, de lo que está ocurriendo ahorita en las guerras que están vigentes y que están sucediendo mientras tú y yo estamos hablando.
La niña en el altar cuenta también con las actuaciones de Alberto Estrella, Emma Dib y Everardo Arzate y se estará presentando en el Centro Cultural del Bosque.
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