Exfoliar ayuda, sí, pero también podemos pasarnos sin darnos cuenta, sobre todo cuando probamos mil cosas a la vez.
Y no, no siempre es “efecto purga”; muchas veces es la piel diciendo que necesita una pausa antes de que el problema crezca. Porque si estás exfoliando de más puedes tener consecuencias reales… si le diste click a esto, es tu señal para hacerte un quick auto check up.

Antes de que la piel se queje más fuerte, estas señales te ayudan a detectarlo
1. Ardor inmediato
Aplicas tu crema o protector solar y sientes un ardor muy sutil, que no es dolor, pero sí una sensación que antes no estaba.
2. Rojez sin contexto
Con la cara limpia, hay zonas como mejillas y laterales de la nariz que se ven rojizas de forma constante y no regresan a su tono habitual tan rápido como antes.
3. Sensación de piel “tensa” después de lavar
Al secar la piel, aparece una sensación de firmeza incómoda —no de lifting— sino de falta de elasticidad, como si la piel quisiera hidratación en ese segundo.
4. Textura nueva (y no pedida)
En luz natural notas que la piel ya no se ve tan lisa y, cuando pasas los dedos, hay una textura súper fina que no estaba ahí. No es tragedia, pero sí un “hola, ¿desde cuándo vives aquí?”.
5. Luz, pero cero juicy
Hay brillo, sí, pero no ese glow elástico y suave. La piel refleja luz, pero al tacto se siente tensa, sin jugosidad ni esa sensación fresca que normalmente acompaña un buen día de skincare.
6. Mini brotes donde no viven los brotes
Aparecen puntitos pequeños, casi planos, en zonas donde normalmente tu piel es tranquila como mejillas, sienes, alrededor de la boca. Micro señales de que algo está diciendo basta.
7. El maquillaje no se quiere llevar bien contigo
La base empieza a hacer lo que quiere. No se integra, se queda encima y señala cosas que antes nadie veía. De repente, tu piel y tu maquillaje ya no están en el mismo equipo.

Sí, estás exfoliando de más… ¿cuál es el next step?
Primero alto, suelta exfoliantes, ácidos y scrubs aunque te dé ansiedad dejarlos a medias. Entra en modo hidratación, texturas calmantes y protector solar diario. Tu piel necesita respirar y reconstruirse.
Si hay irritación persistente, ardor que te acompaña todo el día o la piel perdió tolerancia incluso a lo básico, no intentes arreglarlo tú. Puede ser rosácea, dermatitis o la barrera cutánea demasiado debilitada y necesita tratamiento dermatológico, no intuición.
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