Louise Bernadette Butcher transformó una experiencia profundamente personal en un movimiento de visibilidad y activismo. Después de su mastectomía, salió a correr topless por su cuadra, convencida de que si quería aceptar su nuevo cuerpo, el mundo también debía verlo.
Ese acto íntimo se convirtió en manifiesto público: hoy es la primera mujer en correr el Maratón de Londres topless y, con ello, un referente global de empoderamiento y normalización del flat closure.
Más allá del deporte, Louise es autora de Going Topless, activista y vocera de un nuevo entendimiento del cuerpo femenino: uno que no responde a la estética tradicional ni a la lástima, sino a la fortaleza, la resiliencia y la autenticidad.
Si se lo preguntas, su récord Guinness no fue una meta personal, es una forma de abrir camino para que otras mujeres se atrevan a desafiar los estigmas.
Con sus cicatrices como bandera y una comunidad creciente que se inspira en su valentía, Louise recuerda que esas marcas son lo que le salvó la vida.
Hoy, desde las pistas, el agua o las páginas de su libro, su mensaje es contundente: el activismo también se corre, kilómetro a kilómetro.

Entrevista con Louise Butcher
S: Ya corrías antes de tu diagnóstico, pero ¿cómo cambió el acto de correr una vez que se volvió parte de tu proceso de sanación y de tu activismo?
L: Había empezado a correr sólo seis meses antes del diagnóstico, como una forma de manejar mi ansiedad y mis pensamientos intrusivos. Así que ya era, en sí, un proceso de sanación. Después, al llegar el cáncer, simplemente siguió siendo eso. Cuando se transformó en activismo me dio poder, me hizo más fuerte y pasó a ser parte de mi nueva identidad. Sentí que había evolucionado hacia una mejor versión de mí misma.
S: En Going Topless escribes sobre la vida antes del cáncer. ¿Qué parte de esa “Louise de antes” extrañas y cuál agradeces haber dejado atrás?
L: La verdad, no extraño a la vieja Louise. Los últimos diez años antes del diagnóstico habían sido una lucha con mi salud mental y con la ansiedad. El cáncer, aunque fue una experiencia dura, me liberó del miedo constante al “¿y si…?”. Antes vivía aterrada de enfermarme; ahora realmente vivo, porque sé lo valioso que es el tiempo.
S: Tu diagnóstico llegó apenas semanas después de una mamografía normal. ¿Cómo cambió eso tu forma de ver la “tranquilidad médica” y la intuición personal?
L: Cuando tenía ansiedad de salud, buscaba constantemente la tranquilidad médica, era casi una adicción. Siempre he confiado en mi intuición, pero en ese periodo estaba distorsionada por la ansiedad. Hoy la vivo de otra manera, sin dejar que el miedo la controle.
S: Seis semanas después de tu mastectomía y tres días después de terminar radioterapia, corriste un maratón. ¿Qué sentiste al llegar a la línea de salida?
L: Sentí que ya había ganado. Sólo estar ahí era la verdadera victoria. El camino para llegar a esa línea fue mucho más duro que los 42 km.
S: Correr topless es al mismo tiempo simbólico y literal. ¿Hubo un momento clave en que supiste que lo harías?
L: Sí, fue como un destello. No fue una elección racional, fue como un llamado. No podía aceptar mi nuevo cuerpo si el mundo no lo aceptaba también. Necesitaba mostrar que estas cicatrices son parte de mí, la parte que me salvó la vida.
S: Fuiste la primera mujer en correr el Maratón de Londres topless y hoy eres Récord Guinness. ¿Qué significa para ti ese logro?
L: No me motivan los récords. Creé ese récord para que otras lo rompan. Para mí es otra forma de normalizar el flat closure y eliminar la vergüenza.
S: Sueles decir: “Estas cicatrices me salvaron la vida”. ¿Cómo ha cambiado esa idea con el tiempo?
L: Cada día estoy más agradecida por ellas. Me salvaron físicamente y también mentalmente. Antes de tenerlas no vivía de verdad. Fue una lección dura, pero la mejor de mi vida.
S: “Body positivity” se ha comercializado mucho, ¿dónde encuentras autenticidad en esa conversación?
L: Hoy la positividad corporal está en todas partes, aunque a veces criticada como demasiado comercial. En el viaje que lleva a la positividad corporal, no en el resultado. Mi experiencia con el cáncer y perder mis senos me devolvió a mi yo más auténtica, como cuando tenía cinco años y no me preocupaba el juicio ni las normas sociales. Antes intentaba encajar y eso me enfermaba; después entendí que tenía que aceptar completamente mi cirugía.
S: ¿Cuál ha sido la reacción de alguien —un desconocido, otro corredor— que más te ha marcado?
L: Muchísimas. Pero la que más me quedó fue la de una corredora con cirugía de flat closure que se inspiró en mí para correr el City2Surf en Sídney. Eso me hizo sentir increíble.
S: En el deporte, el cuerpo femenino suele enmarcarse en términos de rendimiento o estética. ¿Cómo quieres que tu viaje cambie esa narrativa?
L: Creo que ya lo hizo. Cuando me diagnosticaron recibí mucha lástima, sobre todo por perder los senos. Pero ¿cómo sentir lástima por una maratonista? Son resilientes, fuertes, poderosas. Mostrar mis cicatrices en ese contexto rompe estigmas y genera conversación.
S: Sobre la maternidad: ¿cómo ha transformado tu relación con tus hijos el ser tan abierta con tu cuerpo y tus cicatrices?
L: Lo cambió todo. Ahora me siento un modelo a seguir para mi hijo y mi hija. Antes del cáncer vivía con miedo y seguramente transmitía pensamientos negativos. Ellos han visto cómo enfrenté mis retos y me hice más fuerte, y eso sólo puede ayudarlos en su propio camino.
S: Si pudieras diseñar una carrera o evento que encarne tu filosofía, ¿cómo sería?
L: Ya sucedió. En el topless swim, 250 mujeres entramos al mar tomadas de la mano, sin la parte de arriba del bikini. Todas fuera de su zona de confort, pero unidas, libres, mágicas. Recaudamos 50 mil libras para un hospital y se repetirá este año. Fue como lanzar al agua todo el juicio y la presión social.
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