Por qué este verano todas queremos ser sirenas
Moda

Por qué este verano todas queremos ser sirenas

“Una cola de sirena” era el regalo que año con año encabezaba mi lista a Santa Claus, un deseo imposible cuando Planet Mermaid aún no llegaba a este mundo. Décadas después, todavía entiendo la fascinación, ¿y quién no? Nunca es demasiado tarde, por lo menos en el caso de una rockstar como Shakira, usando el set de Moonlight Sparkle (que cualquier niña puede pedir por Amazon) en la portada de British Vogue, junto a Riccardo Tisci, otro diseñador de moda que se inspiró en la “love affair entre un tiburón y una sirena”, para su colección de Burberry otoño / invierno 2021.

¿Por qué este verano todas queremos ser sirenas?
Miranda, 1948

Abrigos estampados con criaturas mitológicas marinas, cristales en forma de red y azules oceánicos y cerúleos marinos, los diseños que yuxtaponen lo natural con lo artificial poco tenían que ver con un diálogo sobre la intervención humana en los océanos. El hilo era otro. “Siempre me han obsesionado las cosas que son mitad animales y mitad humanas —como las sirenas o minotauros— porque están atrapadas en un cuerpo animal (o humano). Yo me sentía atrapado en mi propia vida”. 

¿Qué significa el océano para los diseñadores y la moda?

El océano es escapismo, en todos los sentidos, y el universo marítimo ha formado parte de la moda desde mucho antes del mermaidcore. Más que una inspiración para perderse como metáfora, también ha sido origen de liberación tangible. No olvidemos las beach pijamas de Chanel.

Está de más discutir si fue ella o Poiret quien eliminó el corsé primero, o si nuestra Coco inventó los pantalones para ellas (ya entraban en el clóset femenino desde la Primera Guerra Mundial, cuando las mujeres tomaron los trabajos de quienes estaban en batalla). Aquí el punto es que la revolucionaria mademoiselle cambió el encaje de la Belle Époque por ropa de marinero y así popularizó los pantalones en la Riviera Francesa para hacer los cortes rectos y anchos el sueño de cualquier fashion girly de los 20.

Pantalones holgados y camisas extragrandes, lo oversized no es nada nuevo (por lo menos no para las mujeres adineradas que tenían los básicos de Chanel). Hechos de punto y con cinturones gruesos, dentro y fuera de la playa, la camisa de rayas logró su spot en la boutique más prestigiosa de Deauville en Normandía y las páginas de revista.

Jean Paul Gaultier el rey de todos los marinero

Esta prenda no sólo fue liberadora para ellas, también para ellos: pregúntale al rey de todos los marineros, Jean Paul Gaultier. Allá por 2007, la exposición en Londres, Sailor Chic, mencionaba cómo el vestuario marinero había evolucionado desde la moda infantil (impuesta por la reina Victoria), hasta convertirse en un elemento andrógino a través de las manos de diseñadores, incluyendo los que aprovecharon el pantalón, como Yves Saint Laurent, en la era del glam rock para abrir camino a lo genderless.

Jean Paul Gaultier el capitán de la moda de sirena

Gaultier afianzó la idea de moda marinera como ícono gay con la imagen de su perfume Le Male, y su colección de Pin Up boys (1996). Ni siquiera Galliano pudo ignorar la fantasía naval de Pin Ups (2011), en su era de gloria en Dior. Sí… la moda marinera es irresistible. A la tarea de crear la ilusión de “wetness” se han sumado Thierry Mugler, con aquel vestido de Kim K., como si saliera “directamente del mar de Malibú”, o Gvasalia con ese T-shirt dress para Doja Cat en la MET Gala. Otras marcas se vuelven favoritas, como Drool y sus collares de gotas, y los wet dress de Di Petsa que inundan el Instagram. Con seda, resina, silicon y pliegues, el agua es el trompe l’oeil favorito de la moda.

De la cubierta al fondo del mar, otras leyendas prefieren hacer su splash sumergidas en las profundidades, reimaginando ese 90% del océano que aún no ha sido explorado. Con este espacio de dudas e interrogantes, cualquier fantasía podría ser real, incluso el Plato’s Atlantis, de McQueen. Su última pasarela (con el nombre de la isla hundida mencionada por el filósofo griego) con los infames tacones armadillo de Lady Gaga marcó un hito en la moda.

A partir de siluetas y estampados de otro mundo, el desfile presentaba una visión hacia el futuro, donde el aumento del nivel del mar nos haría humanos híbridos con branquias y escamas… evolucionar o morir. Ese fue el mensaje detrás de nuestra última obsesión firmada por l’enfant terrible antes de fallecer.

Di Petsa, fundada en 2019 por la griega Dimitra Petsa, explora la relación ecofeminista entre las mujeres y el agua.

¿Qué ha pasado desde entonces?

El nivel del mar sigue aumentando y no hemos adquirido aletas. Y si nos cuestionamos cómo la moda nos ha conectado más con la naturaleza, podríamos pensar en piezas como los vestidos de Iris Van Herpen, que hacen que el acto de vestir conviva con la experiencia del mundo exterior. Formas que se mueven con sonido, esculturas vivas, colecciones inspiradas en microorganismos (y hasta como se relacionan los del mar con nuestro sistema nervioso), se necesita ciencia y tecnología para hacer moda multisensorial. 

Sensory Seas: Iris Van Herpen es un espectáculo del mermaidcore
Foto de IMAXtree

Pero tal vez aquel momento que Iris nos regaló en el que una modelo cae en paracaídas con un vestido de su reciente colección describe mejor el estado en el que nos encontramos, por lo menos respecto al mar. Hasta ahora no ganaríamos de puro 3D printing esa carrera de supervivencia y no hay rastro de la hibridación que McQueen profesó.

Los materiales sustentables ya no son un plus: son un must. Desde upcylcing con telas recicladas, materiales rastreables y restos de costas en colecciones por Marine Serre (culpable de que las lunitas sean elemento de culto), hasta proyectos como Parely Ocean Plastic, que convierte la basura y desperdicios en materiales premium colaborando con marcas como Stella McCartney, adidas, Dior y Clean Waves (gafas donde 100% de ganancias se va a cleanups). 

Es verdad que aún queda mucho por hacer. Portadas como la controversial de Franca Sozzani, sobre el desastre petrolero de Deepwater Horizon en el Golfo de México desde la lente de Steve Meisel… nunca serán suficientes. Como decía Franca: “Fashion isn’t really about clothes—it’s about life”. ¿Qué sentido tiene la moda si dañamos la fuente de 70% del oxígeno que respiramos? El mar también provee alimento a más de 3,5 millones de seres humanos, además de que contiene el 97% de agua en todo el planeta. D

esde la traducción en formas etéreas, como el collar de Schiaparelli que Bella usó en Cannes, hasta las deslumbrantes estrellas de mar que regresaron los emblemáticos de Gianni al Versace más hot con Trésor de la Mer: desde 2021, el mundo quiere escapar al mar y el mermaidcore no ha visto fin. Belleza, engaño y seducción, todas quisiéramos vestir como un ser cuya sensualidad es capaz de arrastrar al hombre “por la senda del pecado y a la perdición del alma” —o al menos es lo que decía Homero—. 

Versace 2021 reinterpretó Trésor de la Mer (1992)
Foto de Versace Primavera

Hasta La Sirenita tiene su entrada en la colección de Sandy Liang con una cita del cuento: “Pero una sirena no tiene lágrimas y, por lo tanto, sufre mucho más”, se lee en una bolsa coquette, que también nos recuerda a la estética de Simone Rocha con conchas, redes, perlas y “colores ostra”, como en Aran Islands (otoño / invierno 2020). Las islas del mismo nombre en Irlanda tienen la Vía Atlántica Salvaje tan peligrosa que la comunidad pesquera desarrolló el jersey Aran; cada familia creaba su propia puntada para identificar los cuerpos de sus seres queridos azotados por la corriente. Nacimiento, vida y muerte en una sola pasarela, resulta natural sintetizarlo con el mar, el origen de todo (¿o ya olvidaste que evolucionamos de los peces?). 

Sandy Liang se inspira en la frase del cuento de La Sirenita para su bolsa

Desde aguas traicioneras que hacen que el cuerpo tiemble, a sueños nacareados confeccionados en afroditas modernas, el mar en la moda puede ser distopía y utopía. ¿Qué es lo que más nos intriga de él (o ella)? ¿Su belleza, su espíritu inalcanzable, su imponente poder? Tal vez todo lo anterior. Bizarro, dicotómico, impredecible e imponderable, los mejores ingredientes para la moda están en el agua salada.

El océano nos regala el pretexto para hablar de cualquier universo posible y eso resulta, en última instancia, reflejo de la resiliencia humana. Mientras nos sumerjamos en una fantasía, tengamos cuidado de no tomar las perlas por sentado. Después de todo, el único futuro es con el mar.

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