Reduce, reusa, recicla… La regla la sabemos bien, pero Nicole McLaughlin la lleva al siguiente nivel. ¿Objeto o chaleco? El éxito se define tras una infinidad de tomas de prueba y error, pero su determinación, impulsada por el deseo de intentar y la rendición ante la posibilidad de fallar la han llevado a crear las piezas más reposteadas de Internet.
Unas pantuflas de pan (literalmente), una chamarra de guantes de futbol o un chaleco de Haribo: todos nos hemos cruzado con alguna de sus creaciones mientras deslizábamos en el feed. Claro, sin olvidar el tacón cargador que yo compraría sin pensarlo dos veces.
¿Forma o función?
Su afición por vestir muñecas con toallas de papel despertó en ella una necesidad de experimentar con los materiales que encontraba a su alrededor, pero fue su capacidad de ver el potencial en los elementos cotidianos (más allá de la función para la que fueron diseñados) lo que disparó su éxito online.
Su hobby, además de un trabajo de tiempo completo, se convirtió en misión de vida, con un objetivo en mente bastante claro: gritarle al mundo que los objetos que usamos aún tienen mucha vida dentro de ellos, incluso después del primer uso. Hoy transforma todo lo que normalmente descartamos como un desecho en piezas de indumentaria, que podrían pertenecer a un clóset o a un museo. “
No tengo un background en confección, así que se trata más de aprender sobre la marcha respecto a un objeto mientras trabajo con él; ver hacia dónde me lleva de forma natural mientras lo moldeo alrededor de mi cuerpo. Realmente es un proceso lleno de libertad que me permite explorar muchas posibilidades”.
La estética de sus piezas se ve influenciada por su amor a las alturas: la afición por escalar es clara cuando utiliza o convierte principalmente objetos de oficina en ropa táctica para un hike. Pero cuando se trabaja con materiales tan poco convencionales, como pelotas de tenis o bolsas de agua, encontrar el balance medio entre lo que se quiere expresar y lo que se puede lograr de forma realista puede ser complicado para algunos artistas, pero no para Nicole McLaughlin:
“Creo que el secreto está en divertirme con las piezas. Puede que no siempre me permita expresarme, pero abre la conversación sobre la sustentabilidad en una forma divertida y fácil de digerir, quees algo que definitivamente le hace falta a la industria”.
El arte de la moda según Nicole McLaughlin
Su obra se presta a una doble lectura, donde la funcionalidad y estética se combinan para borrar la línea que divide a la moda del arte: “ Me cuesta tomar un lado, así que disfruto combinando lo mejor de dos mundos. Agrego extra funcionalidad y muchos detalles a mis piezas que los hace un ítem completamente de moda, pero muchas otras veces las llevo al límite, al grado que termina entendiéndose como una obra de arte”.
Y a pesar de que todo empezó como un pasatiempo de exploración personal que hacía como hobby mientras trabajaba en Reebok, las redes sociales le han dado mucha más fuerza para amplificar su mensaje: “Mi relación con las redes se define como gratitud precavida. Sé que te abre la puerta a muchísimas oportunidades, pero también es algo que no puedo tomarme por sentado. Todos los días busco volver a retarme a mí misma”.
Fue así como pasó de jugar con agujetas, retazos y suelas descartadas de la producción de Reebok durante sus años en el equipo de diseño gráfico a encontrar su propio camino y llegar a colaborar con Alessandro Michele. Y así como se han abierto puertas hacia nuevos horizontes, también se ha convertido en un referente que muchos tratan de replicar… y se agradece: “La idea de crear algo totalmente nuevo puede ser muy intimidante, pero cuando veo a alguien inspirarse en mi trabajo, no lo pienso necesariamente como algo malo. Me gustaría que las personas encontraran su propia voz en medida que siguen creando. No se trata de mi propia expresión, yo sé lo que quiero decir. Se trata de cómo puedo usar mi voz para ayudar a otros a encontrar la suya”.
Y mientras más y más crece el interés de las generaciones jóvenes por el second-hand, su TikTok es ahora una mina de oro que podríamos describir como un canal educativo donde el que quiera puede acceder al step-by-step de sus obras para recrear, dándole así una segunda vida (o hasta tercera) a todo aquello que lleva años escondido en el fondo de nuestro clóset, o incluso cocina. Así que la próxima vez que estés a punto de aventar algo al bote de basura, no olvides primero buscar a @nicolemclaughlin en Instagram o TikTok para reevaluar su potencial infinito.
Explora más en: Instyle.mx
