Las musas más famosas de la moda: 9 mancuernas legendarias
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Las musas más famosas de la moda: 9 mancuernas legendarias

Mientras todas las grandes leyendas tienen sus musas, estos diseñadores trascendentales en la moda le deben mucho a las mujeres icónicas que marcaron y siguen marcando pauta.

Exactamente, ¿de dónde viene el concepto de “musas”?

En la mitología griega y romana había nueve musas, eran hijas de Zeus y Mnemósine. Representadas en forma de diosas, cada una estaba relacionada con un arte y conocimiento (historia, música, comedia, danza, poesía, etc). Se decía que bajaban a la Tierra para despertar la creatividad y la inspiración, susurrando ideas que explotaban la imaginación y estimulaban la creación.

En la fashion industry también existen 9 musas (y no es casualidad que el número represente completeness, equilibrio y perfección). Estos amores platónicos, alimentados por la pasión al arte, establecieron el estándar en el mundo de la moda (y en el de los BFFs).

Como testamento de la sinergia creativa entre diseñador y musa, esto es de lo que están hechas las leyendas: relaciones como la base que allana el camino para cambiar al mundo.

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9 mancuernas diseñador-musa que cambiaron la historia de la moda

Audrey Hepburn y Hubert de Givenchy

Frente a Tiffany, con croissant en la mano: es ella, Audrey Hepburn en un LBD, de las piezas más influyentes del siglo XXI que fue subastada en $923,187. ¿Etiqueta? Givenchy, siempre Givenchy. Apostando por líneas limpias y piezas clásicas, Audrey no sería Audrey sin las costuras de su diseñador favorito: esa silueta inconfundible se la dio su amigo Hubert. A cambio, ella le dio la inspiración de elegancia fearless y carisma para diseñar momentos que marcaron un antes y después en la historia de la moda y el cine.

Cuando un modisto desconocido, en 1952, abrió las puertas de su primera tienda en París luego de trabajar con Schiaparelli, no sabía que un año después su vida cambiaría gracias a que Balenciaga se negaría a crear el vestuario para la película Sabrina (1954)… gracias, Cris. Cuando Audrey fue al taller de Givenchy, él se negó, “pero ella insistió mucho. Me invitó a cenar, algo inhabitual en aquella época, y durante la cena me di cuenta de que era un ángel”. A partir de ahí el mundo observó cada uno de sus movimientos juntos. Su historia de amor se vio en la pantalla y Hepburn negoció en su contrato (el primero de este tipo) que todo su vestuario cinematográfico fuera diseñado por él.

“Revolucionando la mujer moderna” en la Época de Oro, su relación resistió la prueba del tiempo. Ella se mantuvo fiel a él, el primer ejemplo de embajadora (y sin acuerdo comercial), su ropa informal también fue Givenchy. El diseñador incluso le creó L’Interdit, que usó antes de su lanzamiento al público: Hepburn fue la primera actriz como cara de un perfume. Ambos pasaron la última Navidad de Audrey juntos, antes de que falleciera el 20 de enero de 1993, a los 63 años. 

“Las prendas de Givenchy son las únicas con las que me siento yo misma. Es más que un diseñador. Es un creador de personalidad”, coincidimos con Audrey.

Las musas más famosas de la moda: 9 mancuernas legendarias.

Cher y Bob Mackie

“A esa chica nunca le intimida lo que lleva o no lleva puesto… no le molesta en absoluto. Para ella, es ropa de diario”, dijo alguna vez sobre la eterna reina, Cher.

El trabajo del genio que ha vestido a Judy Garland, Dolly Parton, Elton John, Oprah Winfrey y Diana Ross no residió tanto en Nueva York, más bien en LA y Las Vegas, porque nunca estuvo tan interesado en moda como en el espectáculo (aquel que dio ese vestido see through de Marilyn Monroe, ilustrado por él a los 23 años). Mackie vistió a Cher en 1967, como invitada del show donde trabajaba y desde que las tiendas se llenaron de vestidos halter gracias esa aparición, era obvio que harían equipo.

Mackie ha vestido a la diosa del pop para todo: desde portadas de discos y conciertos hasta sus espectaculares red carpet looks… una de las divas de OG, completamente desnuda excepto por algunas cuentas, plumas y alas. El favorito de Mackie es el que usó en los Óscar de 1986, con inspiración Native American. Sí hubo el “eso no es moda”, para un vestido con mohawk tan valioso que está asegurado.

Pero el más copiado es el que usó en la portada de Time. “Esa revista fue prohibida en algunos estados. Pero no podías conseguirla el día que salió porque se agotó, y eso fue sólo el comienzo”. Como diosa egipcia, hasta Unicorn Cher (el Met Gala outfit que sólo existe en sketch pero hay esperanza)… el Tony de Mackie a los 80, por sus más de 600 trajes diseñados para The Cher Show, era justo y necesario. 

Otro de sus outfits más memorables es el de la Met Gala (Royal India Exhibit, 1985): “Cuando entró en escena, no había chicas con pelo negro o un poco más de nariz. De repente, todas las que tenían el pelo largo y negro podían decir: ¡Tengo el pelo como Cher!”, compartió Mackie en su momento.

Donatella y Gianni Versace

En el caso de Gianni, la figura de su inspiración no “descendió del cielo”, sino de su linaje. Ambos compartieron la misma dress- maker de madre y desde la infancia, fueron inseparables. Para el gran diseñador estaban las supermodelos, y luego su hermana me- nor, musa máxima: Donatella. “No nací increíblemente bella, pero siempre quise impresionar”, sobre todo con ese rubio platinado, del que Gianni fue culpable (btw, en 1989, le dedicó el perfume Blonde).

Siempre en plataformas o descalza —porque no hay intermedio— Donatella fue su confidente en su gloria noventera. Y esta historia de hermandad, que vimos en The Assassination of Gianni Versace: American Crime Story, tiene su momento emblemático.

Dicen que Gianni creó un diseño transgresor para que Donatella saliera de las sombras: un vestido de látex con cinturones lo cambió todo. Nadie supo que ella era la musa (aunque al principio se negó a usarlo), hasta la noche de la MET Gala de 1993. “Yo era su muñeca y su mejor amiga. Me vestía con ropa cool, me llevaba a discotecas y clubes desde que tenía 11 años. Me encantaba. Fue la mejor época de mi vida”. 

Eventualmente heredaría el imperio de medusas y grecas, y 27 años después de la muerte de su hermano, a los 69 años, Donatella prueba lo equivocado que estaba el mundo. Para la directora artística y vicepresidenta de una empresa con un revenue anual de 1.800 millones de dólares la clave es no intentar ser Gianni. Ella eleva la marca desde una perspectiva con voz feminista: “Deberías sentirte indestructible. Y eso tiene que suceder tanto con una talla 38 como 46”. 

Liza Minelli y Halston

El protector de Liza Minelli, también la vestía. Esta relación escala a confidentes y cómplices máximos, justo en el peak de la carrera del diseñador que ascendió a la fama con ese sombrero emblemático de Jackie O’. Como mejor recuerda Liza: “Tomó el look americano y lo convirtió en alta costura”. Del mundo del performance, fue natural que se desenvolviera mejor en un Halston; “Su ropa bailaba conmigo. Desde entonces fuimos inseparables”.

En las décadas de 1970 y 1980, el dúo se apoyó mutuamente en sus carreras. Aunque Halston navegara por diferentes relaciones de amantes y amistades como Elsa Peretti, su relación con Liza fue la columna vertebral de la historia. Después de todo, los amores de nuestra vida no siempre son románticos.

Tal como ves en la serie de Netflix a Liza cantando Liza with a “Z” o reclamando su Óscar por Cabaret (1973) hasta que Halston fue expulsado de su compañía en 1984, siguió creando diseños personalizados para Minelli (incluida gran parte de su vestuario escénico) y hasta que murió en 1990.

Las musas más famosas de la moda: 9 mancuernas legendarias.
Halston (2021)

Jane Birkin y Jean-Louis Dumas 

Este es, literalmente, un match made in heaven. El accesorio más deseado y valorado en todo el mundo fue diseñado en una bolsa para mareos del avión. Y no se trata del fruto de una amistad por años, ni tampoco de un repertorio de miles de piezas: una sola es suficiente para sellar este momento entre visionario y musa de musas.

Jane Birkin, cargaba con una canasta, porque no existía bolsa donde le cupieran todas sus cosas. Hasta que en un vuelo de París a Londres (1984), conoció al presidente ejecutivo de Hermès, Jean-Louis Dumas quien vio como se le caía todo y dijo: “Deberías tener una con bolsillos”. A lo que ella respondió: “El día que Hermès haga una, la tendré”. Basándose en el Haut À Courroies, hicieron una bolsa cuatro veces más grande que la Kelly, pero más pequeña que la icónica maleta de Serge Gainsbourg. 

Madonna y Jean Paul Gaultier

La reina del pop tiene un outfit que es más icónico que otros y lo llamamos el bullet bra. Esta pieza transformó a una pop star en pop icon en menos de dos horas sobre el escenario en la primera noche de Blond Ambition tour, en abril de 1990 en Chiba, Japón. ¿El culpable? Gaultier. Entre las grandes influencias del enfant terrible estuvo Pierre Cardin, el primero que lo contrató y le enseñó “la libertad”, que podría ser de expresión si recordamos cuando conoció a Madonna: “Fui a verla a su primer concierto y llevaba un corset parecido a los míos. Le dije que me encantaba el show, pero que los corsets los hago mejor”.

Mientras ella se convertía en puro músculo, Gaultier por su request (“cuando me llamó por primera vez en 1989, faltaban dos días para mi desfile de prêt-à-porter y pensé que  mi asistente estaba bromeando”), creó el vestuario para la gira. Imposible que el diseñador se negara después de una carta a mano de admiración. A Madonna siempre le gustó su humor y combinación entre masculino y femenino… así fue cuando se quitó el traje de raya diplomática con Express Yourself: con ese diseño cónico, el corset pasó de jaula a statement desafiante de liberación y dominio. Aunque ya había debutado en pasarelas en 1987, fue Madonna quien inmortalizó el momento y treinta años después es más que una pieza en un museo.

Han colaborado en más ocasiones, incluida la gala de recaudación de fondos para el SIDA de Gaultier en 1992, donde ella caminó en topless por la pasarela en LA con arnés inspirado en el bondage. “Amo a Madonna. Es la única mujer a la que le pedí que se casara conmigo. Dijo que no, por supuesto, pero cada vez que me pide que trabaje en sus desfiles, no puedo decir negarme”… esas fueron las palabras de Gaultier.

Sofia Coppola y March Jacobs

Con su toque grunge, la sensibilidad creativa de Marc Jacobs hace eco con aquel grito feminista en rosa de Sofia. No es casualidad que el desfile que le causó su despido en Perry Ellis en 1992 fuera el preludio de su meet-and-greet: otra prueba de que las estrellas se alinean, Sofia fue “una de las pocas que reconoció algo especial y relacionado con lo que estaba haciendo. Ella quería conocerme, y cuando lo hicimos, ¡fue amor a primera vista para mí!”.

Aunque Kate Moss y Catherine Deneuve también son referentes de su época Louis Vuitton, su amiga cineasta es la otra mitad de una relación de inspiración mutua. Incluso ella ha confesado como Marc ha influido en sus películas y “potenció su vida social”. La mancuerna ha colaborado para varias colecciones de bolsas y Marc nos dio una explicación muy clara con la caption que escribió cuando subió un throwback de la foto de Sofia protagonizando su campaña AW15. 

“Ella representaba todo lo que me atrae: talento, estilo, creatividad, una ‘visión y voz’ únicas. Tenía entonces y tiene ahora un interés en la moda, no como arte, sino como parte del ‘arte de vivir’. Hace películas que son creativas y únicas en su tono. Escribo todo esto para decir que, desde ese momento de mi vida hasta el día de hoy, me siento profundamente inspirado por esa época de mi vida: por haber conocido a Sofia (…) veo el profundo efecto que tiene en mi vida y en mi trabajo”, escribió Marc Jacobs en su IG.

Betty Catroux e Yves Saint Laurent

Ella era su doble femenino, el ideal andrógino con el que soñaba, amor a primera vista en carne y hueso. “Tomó mi número y nunca me dejó ir”; tras conocerse en un club nocturno en París, 1971, ella fue su modelo, musa, confidente, compañera de viajes y salvadora en varias ocasiones:“Yo era andrógina, asexual. Pero nuestro parecido era más que físico; éramos iguales espiritualmente, mentalmente, era algo increíble. Y lo que era asombroso en él es que sentía que yo podía ser su alma gemela, un espíritu afín”. 

Aprovecharon todo lo que la vida nocturna parisina tenía que ofrecer (hasta acabaron en el hospital). Durante sus 35 años de relación, aunque “Pulu” (como se decían), nunca trabajó para él, su aspecto andrógino con aire rebelde sentó las bases para que Yves diseñara el abrigo, la gabardina, el esmoquin, la chaqueta safari y el mono para ellas.

Le smoking fue su gran emblema reinterpretado a lo largo de su carrera y, por supuesto, Betty lo hizo suyo en todas las iteraciones. Sin nada debajo, sólo el traje: finalmente se sintió cómoda en su piel, prueba de que el menswear puede acentuar la feminidad y hacernos sentir más seductoras.

Françoise Hardy y Paco Rabanne

Mick Jagger la llamó la mujer ideal y Bob Dylan le escribió un poema; Wes Anderson la usa como inspo y Rei Kawakubo sacó de su letra Tous les garcons et les falles el nombre de su marca. La cantante pop, heroína de la juventud francesa sesentera, murió el pasado junio a los 80 y el mundo sigue celebrando su estilo por siempre.

“El epitome del French cool” la llamó The New York Times, y no podemos estar más de acuerdo, sobre todo si pensamos en su impacto cultural con su estilo effortless y su voz melancólica. Rabanne, aunque también vistió a Twiggy, Brigitte Bardot y Audrey Hepburn, no causó el impacto que hizo con Hardy. Mosaicos de aluminio en redes, discos de plástico y materiales impensables en diseños futuristas… él encontró que el metal se adaptaba a la personalidad de la cantante.

Con la mujer que pudo vestir arte sin dejar de ser moda, demostrando lo que puede llegar a ser, su asociación elevó el estatus de la it girl francesa como ícono y consolidó la reputación de Rabanne como pionero. Esta mancuerna fue el fruto más dulce de la magia hipnotizante de Hardy. Y sí, «el vestido a la Hardy», es el más caro del mundo con placas de oro y diamantes de 300 quilates

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