Aunque no lo creas, ver el sol directamente tiene sus beneficios
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Aunque no lo creas, ver el sol directamente tiene sus beneficios

No, sentir energía y motivación al ver el amanecer no es mera coincidencia… existen beneficios reales y prueba de ello es una técnica milenaria: sungazing. Esta práctica, basada en contemplar el sol durante momentos específicos del día, se ha vuelto un ritual diario y poderoso para meditar, absorber energía natural, lograr equilibrio físico, mental y espiritual.

Sirve para ayudar a curar la hipertensión, estrés, depresión, insomnio, dolor y… ¿será cierto que también —paradójicamente— mejora la visión? Hablemos de todos los mitos y beneficios alrededor de esta práctica.

Sungazing: los beneficios reales de ver el sol directamente.

Algunas personas se alimentan del sol

Llevado a lo más radical, en la inedia se practica un “ayuno ab- soluto” para purificar el espíritu con el argumento de que es posible sostenerse exclusivamente del aliento del aire a través de la respiración correcta (la fuerza vital del prana, para los hinduistas), y la energía de la luz del sol. De hecho, uno de sus grandes promotores, Hira Ratan Manek (“Yo no como: me alimento del sol”), pudo pasar 11 días sin alimento sólido (un Guinness World Record).

¿Cuándo resurgió esta tendencia milenaria?

A principios del siglo XIX, la ciencia estuvo obsesionada con los efectos de la luz en el ojo humano, los nervios y sus reacciones. Los experimentos, por supuesto, causaron daños en la vista y los científicos se retiraron a la oscuridad. Hasta finales del siglo XXI resurgió la ola de contemplar el sol como medicina alternativa y desde una perspectiva holística. Aunque se han evidenciado las consecuencias que puede tener (cuando no se practica correctamente), hay estudios que abogan por los beneficios.

¿Qué tan reales son los beneficios?

Desde las civilizaciones antiguas —cuando egipcios, griegos y romanos veneraban y adoraban al sol y su energía—, se sabía que el “astro rey” era más que luz. En efecto, tiene muchos beneficios para la salud, y no estamos hablando solamente de vitamina D… basta con mirar al sol directamente.

Sabemos que la luz ayuda al cuerpo a producir vitamina D cuando los rayos UVB interactúan con la proteína de la piel 7-DHC (que conduce a la creación de vitamina D3). Pero los rayos UVB también producen betaendorfina, un neurotransmisor que se produce al estar en contacto con la piel, que regula el ciclo del sueño y hambre, reduce los efectos del trastorno afectivo estacional, mejora la sensación de bienestar, estimula el sistema inmunológico, alivia el dolor y promueve la cicatrización de heridas.

Sungazing: los beneficios reales de ver el sol directamente.

Beneficios

  • Aumenta niveles de energía y la función inmune. Estimula los procesos cerebrales saludables.
  • Mejora el estado de ánimo al aumentar la producción de serotonina: un neurotransmisor asociado a los sentimientos de bienestar y felicidad.
  • Tiene efectos sobre las funciones metabólicas y de la tiroides.
  • Ayuda a regular todo el reloj biológico interno, mejorando la calidad del sueño.
  • Algunas personas afirman que el sungazing puede ayu- dar a mejorar la visión, fortaleciendo los músculos de los ojos y reduciendo el riesgo de cataratas y otras enfermedades oculares.

Las horas seguras para practicar sungazing

Además de que —naturalmente— la piel está expuesta y el calor causa deshidratación, los rayos ultravioleta (UV) pueden dañar la retina y provocar pérdida permanente de la visión. El mejor (y único) momento es la primera hora después del amanecer o la última hora antes del atardecer (¡de 10 a. m. a 4 p. m. está prohibido!). Como regla general, el índice UV no debe superar el 2.

¿Cómo empezar a hacer sungazing?

El sungazing—se vale parpadear— es progresivo y se necesi- ta paciencia. Lo ideal es empezar con 10 segundos y cada día ir aumentando 10 más, llegando así a los 15 minutos (90 días). Esta es la la primera fase del “yoga solar”, para una limpieza mental, donde se purifica la epífisis (glándula pineal que tiene un papel importantísimo para nuestro homeostasis y estabilidad interna). El prana (la energía vital) se concentra en la zona del cráneo para que la mente consiga más claridad. Lo óptimo es hacerlo descalzo en la tierra seca o pasto (esto te ayudará a conectarte y equilibrar el flujo de energía en tu cuerpo). Respira profunda y lentamente. Para generar el hábito, contempla el sol cinco minutos y trata de estar descalzo por 45 minutos al día.

Las fases para llevarlo al siguiente nivel (opcional)

Se aumenta el tiempo (máximo 45 minutos) para equilibrar más los sistemas internos. Una vez que el cuerpo emocional, mental y físico esté en paz, aparece el cuerpo espiritual. La meditación se vuelve cada vez más profunda, unificando los cuatro cuerpos. El orden es: recibir la luz por los ojos, la glándula pineal del ce- rebro y el segundo chakra (las emociones). Después de una práctica constante y prolongada, durante 300 días (126 horas), la vista en teoría habrá mejorado, porque, como explica Hira Ratan Manek, la células corporales se convierten en células fotovoltaicas: capaces de recibir y almacenar la energía solar. De ahí el argumento de que el sol es alimento: “Tener hambre es, simplemente, necesitar energía”.

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