Seguramente, en el contexto del mes de Pride, has escuchado hablar de los espacios seguros para la comunidad queer o LGBT+. Hoy te contamos un poco más de lo que esto significa y por qué es importante que cada vez creemos más lugares donde todas las personas puedan ser ellas mismas y expresarse de la mejor manera posible.
Para esto, hablamos con Gabriela Valenzuela, fundadora de Safe Zone, una iniciativa para organizar actividades de esparcimiento como hiking, noches de juegos y campamentos para personas LGBT+.
Cómo definir los espacios seguros para personas LGBT+
Para Gabriela, un espacio seguro es uno “libre de violencia de cualquier tipo (física, verbal, psicológica, etc). Donde las personas puedan ser quienes son sin temor a ser juzgadas, donde no se sientan obligadas a declarar el género con el que se identifican o su orientación sexual y solo se dediquen a disfrutar la actividad que realizan”.
Además, se debe buscar crear espacios donde no opere la lógica patriarcal, binaria y/o heteronormativa (por ejemplo, donde se asuma que las personas son heterosexuales o binarias o se pida que repriman una parte de su identidad) o donde las personas queer sean “la excepción”, porque Gabriela nos recuerda que “ la comunidad no es un grupo pequeño de personas, sino millones con diferentes orientaciones sexuales y diversos género”.
“Las personas que pertenecemos a la comunidad hemos existido desde siempre, sólo que se nos ha invisibilizado y violentado; sin embargo, actualmente ya hay más apertura en México, todavía estamos trabajando por hacernos escuchar más. En Safe Zone, además del factor entretenimiento también en nuestras reuniones nos sentamos a posicionar temas de agenda y activismo a través de informar y sensibilizar a la comunidad en temas sociales, incluso laborales; es para ayudarnos entre cada integrante de la comunidad”, explica Gabriela.
Inclusión vs. no invisibilización
Este mes también escucharemos mucho acerca de “inclusión” y su importancia, pero Gabriela dice que es momento de ir un paso más allá: “La situación real es que no estamos para que nos incluyan en las actividades cotidianas porque siempre hemos existido, por el contrario: no nos invisibilicen y tomen nuestra lucha como suya”.
Si quieres ser una buena persona aliada, la recomendación es educarte, comprender las luchas y acompañar cuando sea posible (siempre dándole su lugar prioritario a personas de la comunidad), además de reconocer los privilegios que tienes dentro del sistema.
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