Si estamos en una relación romántica durante un período de tiempo significativo, el conflicto es inevitable, pero las amenazas no deben tener espacio en una relación, ya que la forma en que manejamos ese conflicto es a menudo la diferencia entre una relación sana y una dolorosa y llena de conflictos.
Todos hemos dicho cosas de las que nos arrepentimos durante una pelea con nuestra pareja. Cuando nos lastimamos, nos enfadamos, nos provocamos o nos asustamos, lo más probable es que ataquemos a la otra persona. El objetivo es aprender a reconocer esos momentos y tener el control de los impulsos para detenerse, de modo que pueda convertir un momento difícil en una discusión productiva, en lugar de intensificarla y descarrilar su relación.
Amenazar con romper, divorciarse, retener el amor, negar el sexo o cualquier otra cosa por el estilo envía un mensaje a tu pareja de que no estás comprometido con la relación. Ese tipo de manipulación (“¡Si vas a ese club nocturno, voy a pedir el divorcio!”) empuja a la otra persona por la puerta. Esto incluye amenazas veladas (“¡La última mujer que me hizo esto ya no está en mi vida!”). Además, hacer una amenaza puede arrinconarte y hacerte sentir que tienes que cumplir, incluso si no quieres.
Cómo las amenazas pueden destruir una relación
Impiden la comunicación
Cuando dices que te vas a ir, no hay nada más de qué hablar. Cuando actúas como si estuvieras terminando las cosas, incluso si no tienes la intención de seguir adelante, evitas que el problema real en cuestión sea procesado y abordado.
Esto prácticamente garantiza que tendrás la misma pelea una y otra vez porque nunca se resuelve.
Intensifican el conflicto
Decir que has terminado con la relación crea un conflicto adicional y solo aumenta el antagonismo. Cuanto más se calientan las cosas, más probable es que ambos digan cosas de las que se arrepientan y dañen la relación. Eventualmente, el daño puede llegar a ser tan grande que uno o ambos no podrán recuperarse.
Destruyes la confianza
Para desarrollar y mantener un apego, necesitas sentir que puedes confiar en tu pareja. Sentirse seguro y confiar en tu pareja es la base de cualquier relación. La confianza también sienta las bases para la conexión, que es un componente clave de una relación sana.
Tus palabras significarán menos
Todos hemos escuchado la vieja fábula del niño que gritó lobo. Amenazar con irse y no hacerlo hace que tus palabras pierdan sentido. Esto daña su credibilidad en su relación.
Tu pareja comenzará a perder la fe en tu palabra, lo que también se traduce en otras áreas de tu relación.
Es manipulador e inductor de miedo
Amenazar con dejar a tu pareja es una manipulación emocional. El miedo a perder a alguien que amamos es un miedo común.
¿Quién no tiene problemas de abandono? Pero jugar con esos miedos puede crear ansiedad y depresión, especialmente si tu pareja tiene problemas de salud mental.
Muchos lo consideran abuso emocional
Maltratar, amenazar y hacer sentir miedo a su pareja puede ser abusivo. Hay una diferencia entre una pareja que está teniendo problemas y está considerando genuinamente seguir adelante y alguien que amenaza repetidamente con irse en medio de una discusión. No seas esa persona.
Este es un comportamiento inmaduro
Parte de ser adulto es tener control de los impulsos, no solo con nuestro cuerpo sino también con nuestras palabras. Es infantil amenazar con irse. Muestra una completa falta de disciplina emocional cuando haces esto una y otra vez, sin intención de irte.
Estás plantando las semillas para que tu pareja te deje
Si tu pareja no había pensado antes, seguro lo hará en caso de que la amenaces. Al decir que vas a irte, alientas a tu pareja a pensar en terminar la relación e imaginar cómo sería su vida sin ti, incluso si eso no es lo que realmente quieres.
Nota original: InStyle.com
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