Imagínate un lugar donde los ecos de The Smiths, Enya y Caroline Polachek suenan de fondo mientras te topas con un paraíso idílico. Así es Quebec, un destino misterioso y especial. Te contamos todo lo que vivimos e hicimos en esta provincia única con esta guía de viaje de Quebec.
Si tuviera que describir mi viaje a Quebec en flashes los colores serían la mejor forma de hacerlo: los rojos intensos de los árboles en las montañas; los naranjas de las calabazas de temporada cosechadas en las granjas; el rosa de las flores; el azul brillante de un cielo que anticipa la llegada del invierno, y los negros profundos de sus noches, iluminadas por la luna llena.

Quebec tiene el don de atraparte desde el primer momento en que observas su arcoíris, seas un viajero ávido de historia, un aventurero que busca perderse en la naturaleza, o simplemente alguien que desea encontrar magia en cada rincón. Con sus calles empedradas, arquitectura de estilo europeo y una oferta cultural que sorprende, esta joya se convierte en el secreto mejor guardado de Canadá.
Conocida por sus vistas panorámicas, ríos y montañas, la ciudad francófona ha sido testigo de momentos clave que han forjado su identidad, desde su fundación en 1608 hasta convertirse en un epicentro cultural. No por nada llaman al Viejo Quebec un Patrimonio de la Humanidad, según la UNESCO. Aquí te pasamos la guía perfecta para tu próxima vacación. Toma nota.
La guía perfecta para tus vacaciones en Quebec
Antes que nada, un tip que me salvó la vida: descarga la app Bonjour Québec en tu celular. Puedes planificar tu itinerario paso a paso, con recomendaciones locales, y si eres como yo, y el TDAH te impide organizarte, será tu herramienta secreta para tener todo bajo control, muy al estilo Rory Gilmore.

Ahora sí: ¿dónde hospedarte?
Te sugiero Le Germain Hotel, en el corazón del Viejo Quebec. La ubicación es ideal para recorrer a pie, perderte por sus callecitas que parecen de cuento de hadas y descubrir los callejones secretos y tiendas de antigüedades que quedan a la vuelta.
Ya instaladx, ¿a dónde ir?
La primera parada tiene que ser la Rue du Petit Champlain, una de las calles más encantadoras (si no me crees, TikTok confirma). Dato curioso: es la calle comercial más antigua de América del Norte. Te recomiendo venir con el estómago vacío, porque te vas a antojar de todo, desde su icónico poutine (que no puedes dejar de probar) hasta su famoso fudge de maple. Allí, la música en vivo y los colores harán que, de repente, te sientas como el protagonista de una película de Wes Anderson.
Siguiente parada…
Si a tu viaje le sumas la Isla de Orléans, te espera un rincón encantador en el río San Lorenzo, a solo 5 km al este de Quebec. Esta isla está llena de granjas locales y productores que celebran la riqueza de la tierra, con miradores de vistas increíbles, viñedos y talleres artesanales donde artistas locales se inspiran en el paisaje para crear y compartir sus obras y cosechas.
No te pierdas Le Bunker, un negocio familiar con una preciosa vista, donde puedes probar sus papas de calabaza y productos de maple. También visita Cassis Monna & Filles, con una infinidad de productos hechos a base de cassis (nuestro favorito es el espumoso y su helado). Y por último: Tigidou, una fábrica de mermeladas que parece sacada de un cuento de brujas y druidas.
Nota para los amantes del arte
Sabes perfecto que no puedes ir a un lugar sin visitar sus museos. El Musée National des Beaux-Arts du Québec (MNBAQ) es perfecto si quieres empaparte de la cultura quebequense. Desde su colección de arte contemporáneo de artistas locales hasta su exposición de arte inuit, que rinde tributo a las profundas raíces de la tierra, el MNBAQ tiene mucho que ofrecer. Además, su exposición “Nous” invita a una reflexión tanto individual como colectiva, con perspectivas sobre uno mismo, el otro y el “nosotros”. Es un espejo de nuestra sociedad a través de una selección de 69 obras. Esta muestra nos lleva a un viaje filosófico inédito en torno a tres temas universales: identidades, migraciones y territorios. Vale mucho la pena verla.

Y para cerrar la noche, no te quedes sin visitar algunos lugares imprescindibles. A nosotros nos encantó el restaurante Maurice, donde cada platillo es una interpretación moderna de la cocina local. Sé que suena a locura viniendo de una mexicana, ¡pero los tacos de vieiras de este lugar son de los mejores que he probado, irónicamente!
Otro lugar que te recomiendo es Jacques, un restaurante speakeasy. Ubicado en un callejón oscuro, lejos de la zona turística de Quebec City, se encuentra tras una puerta de metal siempre cerrada y rodeado de contenedores de carga (suena sospechoso, pero es todo lo contrario). Para acceder, debes tocar el timbre (con reservación previa). Ofrecen torres de mariscos gigantes y un menú de cócteles extenso. Fue nombrado uno de los 50 mejores bares del país por Canada’s 100 Best desde 2022.
Después de vivir el ambiente citadino, es hora de adentrarse en la naturaleza. Como Miley Cyrus sabiamente dijo, the best of both worlds.
El escape perfecto…
Así como vivimos el “brat summer”, no hay nada que grite más “demure autumn” que este lugar. Es como estar en un capítulo de Gilmore Girls: pequeños pueblos con encanto y una buena taza de café (o dos, o tres).
No te quedes sin ir a Charlevoix
Ubicado a sólo una hora y treinta minutos de la ciudad de Quebec, entre montañas y bosques. Su naturaleza diversa, entre mar y montaña, inspira la creación de obras, productos, sabores y momentos excepcionales. Charlevoix, mejor conocido por su nieve perfecta para un viaje de esquí, también tiene una oferta increíble en otoño, con caminatas hacia lugares excepcionales y una gastronomía deliciosa.
No te pierdas comer en un auténtico pub, y si eres fanático de las cervezas, aquí te volverás loco con la variedad de propuestas artesanales. Incluso tenían una cerveza sour que nunca había visto antes; me quedó claro que los quebequenses no temen experimentar con sus cervezas. Pasea por la Rue Saint-Jean-Baptiste y prueba la sidra de pera en la boutique de la Cidrerie des Vergers Pedneault.
Y ya para darnos la vida que merecemos, si decides darte una vuelta por Charlevoix, hospédate en el Fairmont Le Manoir Richelieu. Es una oportunidad única en la vida; para que te des una idea, en 2018 el hotel fue sede de la 44a Cumbre del G7. Las vistas son espectaculares, y por un momento te sentirás como la nieta lejana de la Reina Victoria I.

Para cerrar con broche de oro
Los amantes de la naturaleza y los hikers de clóset encontrarán su paraíso en el Parque Nacional Hautes-Gorges-de-la-Rivière-Malbaie, con rutas de senderismo únicas que te dejarán sin palabras. Tip: Toma el tour de barco para disfrutar de una vista aún más panorámica del parque. Este paseo es imperdible y definitivamente se queda en mi top 5 de paraísos naturales.

Los imperdibles
Parque Nacional Hautes Videotron Centre-Gorges-de-la-Rivière-Malbaie
Ya sea para ver a un rockstar o un clásico partido en la región de Charlevoix, te recomendamos hacer hocke. Si se trata de shows, siempre hay tiempo en él una caminata con la mejor guía, Lucie Levac. Aprenderás mucho sobre la flora, la fauna y la belleza Billie Eilish, quien, no por nada, escogió Quebec para de este parque, digno de una oda.

Menaud
La cervecería más creativa del condado con un diseño impecable y filosofía altruista. Sus combinaciones inusuales como el bourbon y cerveza, o la salvia en destilados, sorprenden al paladar más exigente. Producen cervezas refinadas y espíritus artesanales, dándole nueva vida a las tradiciones de la destilación.
Videotron Centre
Ya sea para ver a un rockstar o un clásico partido de hocke. Si se trata de shows, siempre hay tiempo en el itinerario para un concierto. A nosotros nos tocó el de Billie Eilish, quien, no por nada, escogió Quebec para abrir su tour Hit Me Hard and Soft.

Onhwa’ Lumina
En Wendake, puedes caminar bajo un cielo lleno de luces, sonidos y sombras. Este paseo nocturno, una mezcla de arte multimedia y naturaleza, cuenta la historia de la Nación Huron-Wendat. No es broma cuando les digo que lloré del espectáculo audiovisual y la experiencia sensorial que te hace conectar con su gente. Cada paso en el bosque se siente como un ritual que conecta con lo desconocido.
Cassis Monna & Filles
Dirigida por las hermanas Monna, esta granja de grosellas negras produce licores que capturan la esencia de la tierra. Hasta su salsa picante está hecha de cassis. En La Monnaguette, el restaurante y terraza, puedes disfrutar de una copa de Kir Royale con vistas que se despliegan cual pintura de Monet. No te pierdas el helado, de Cassis, obvio.
EXMURO’s Aire Publique
No hace falta entrar al museo para experimentar arte, nos recuerda ExMuro. Un espacio creativo en Place Royale, en el Viejo Quebec, donde el arte puede ser experimentado por todos a través de sus instalaciones al aire libre y sus expocisiones temporales interactivas e inmersivas.

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