Hablamos con el chef de estrella Michelin español conocido por llevar la alta cocina japonesa a las propuestas más exclusivas en Madrid, a través de experiencias multisensoriales donde la materia prima lo es todo.
Saborear la alta gastronomía japonesa dentro de un búnker secreto, probar tacos o gorditas rodeado de telas diseñadas por Kenzo Takada o cenar frente a la cocina de un chef estrella Michelin para atestiguar sus más recientes descubrimientos, son escenarios que parecerían estar sacados de nuestros sueños hambrientos.
Y adivina: sí existen en la realidad, sólo que en este caso son los de Julián Mármol, el chef autodidacta conocido por llevar “lo mejor de la cocina japonesa de autor a España”. ¿Hasta dónde puede llegar la alta gastronomía? Mármol nos da su propia versión y tomamos nota. Atraído por el mundo de los eventos y los formatos reducidos, él entiende la comida desde lo conceptual, donde las notas que llegan al paladar no son el único encanto: “
Yo creo que la gastronomía, que ya es bastante rica y gratificante, si se le suman más sentidos, empieza a crecer”. Así es como nacen tres espacios privados bajo la marca Unique.
La cocina japonesa en Madrid a través de tres propuestas gastronómicas de Le Club Unique
Desde la ortodoxia japonesa hasta la tradición mexicana, primero está Shikence, un matrimonio de cinco años entre ambas cocinas. “Fusión sin confusión”, es lo que se experimenta en un salón privado en el restaurante Monchis (también del chef Mármol), donde se experimenta la gastronomía de nuestro país, saboreando la filosofía de respeto y pureza propia de la cocina nipona.
Como un restaurante dentro de otro, por la entrada secreta en el garage de la Galería Canalejas de Madrid—porque claro, la discreción y privacidad ante todo—, llegas a un paraíso de comida japonesa para vivir el omakase de Julián mientras escuchas la voz de un artista en directo.
Con estrella Michelin desde 2019, Yugo The Bunker, el primer Club Privado de alta cocina japonesa en Europa, es otra experiencia premium, traducida en una taberna izakaya como un búnker de la Segunda Guerra Mundial. Es “informal”, con anticuarios, medallas, fotos y máscaras.
Al entrar por la escalera angosta, el lujo se reviste de lo clandestino. Cada bocadillo puede ser personalizado en un menú donde el gran evento en ese lugar de piedra, madera y ladrillo son los platillos.
¿El tercer elemento? “El embajador de Japón me denominó kuu y me quedé con esta palabra que he aplicado en mi privado más especial”. Disruptivo y multisensorial, la elegancia y el minimalismo de una sala de cata y degustación, una zona de descanso y dos espacios para proyectar creaciones audiovisuales conforman el sello inconfundible del chef, quien apuesta todo por lo que está fuera de lo ordinario.
Con iluminación, sonidos y aromas que envuelven, se buscan recetas sin precedentes, como una oda al producto: “No es solamente encontrar algo excepcional, sino saber el porqué es excepcional y conocer la organoléptica de ese producto y poderla aplicar a la gastronomía siempre desde el punto de vista del mayor aprovechamiento. No utilizamos ningún elemento adicional o conservador. El chiste es que te guste el producto en su estado más natural”.
“The latest from the chef”, sus descubrimientos de materias primas, técnicas y elaboraciones. Exclusividad imperativa, una personalidad por cada platillo y la constante reinvención detrás del qué y el cómo…un bocado pueder ser el mejor viaje para recordar.
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