Seguramente has escuchado alguna vez sobre el ácido hialurónico, ya que es comúnmente usado como lip-filler o para modificar un poco cualquier sección de la cara sin necesidad a operación. En este caso hablaremos del ácido hialurónico para reducir la apariencia de las ojeras.
Es una de las técnicas más utilizadas en medicina estética para reducir los síntomas de cansancio y en algunas ocasiones de vejez. Lo bueno de esta sustancia es que básicamente es apta para todo tipo de personas y la mayoría de ellas quedan felices con los resultados que les puede brindar.
El ácido hialurónico es ideal para combatir las ojeras ya que ayuda a preservar la elasticidad y el tono de la piel de la zona en la que sea aplicado, ideal para lucir un rostro más joven y fresco.
Cremas y sueros de Ácido Hialurónico para las ojeras
Una crema o suero que contenga esta sustancia puede ayudar mucho a la apariencia del rostro, reduciendo de manera notable las ojeras y las bolsas debajo de los ojos.
Debido a la elasticidad que proporcionan, se pueden ver cambios en cuestión de semanas. Sin embargo, si lo que buscas es un cambio más brusco probablemente la mejor opción para ti sea una inyección directa.
Inyecciones o infiltraciones de ácido hialurónico para ojeras
Las inyecciones o infiltraciones de ácido hialurónico son más populares para un problema mayor o un cambio mucho más rápido. Este se considera uno de los tratamientos más efectivos en cuanto a eliminar ojeras.
Empezando porque la piel de alrededor de los ojos es más delgada que la del resto del rostro y tiende a verse más hundida y a cambiar de color. Con las infiltraciones, la piel se ve más gruesa, con un tono mucho más unificado, disimulando así las ojeras y el aspecto del cansancio de la mirada, además de que el ácido en sí hidrata la piel, lo que logra que se produzca colágeno y elastina.
Aunque el ácido hialurónico es uno de los tratamientos más efectivos para eliminar las ojeras de manera rápida, esto no asegura que estas vuelvan a aparecer por lo que se recomienda cuidar tus horas de sueño, tu alimentación, ejercitarse de manera continua, comer frutas y verduras, tomar mucha agua y no abusar de alimentos altos en sal y/o grasa.
Además, te te recomendamos que hables con tu especialista de cabecera para ver realmente que tratamiento es indicado para ti.
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