Aunque en el espacio digital de la industria de la belleza todo gira en torno a tendencias de ciclos rápidos y productos que se viralizan (y se agotan al instante), también hay un giro interesante: muchas personas están buscando consumir de forma más responsable. Es decir, eligen productos que minimizan su impacto ambiental y social, sin comprometer su eficacia. El primer paso para elegir mejor es contar con la información necesaria, y en esta guía encontrarás todos los ángulos que debes considerar en tus próximas compras… y hacer refill como se debe.

Comprar mejor sin caer en el greenwashing
Para muchas personas, palabras como eco-friendly, sustentable, sostenible, vegano y orgánico vienen acompañadas de un signo de interrogación. Aunque su uso ya es común, siguen habitando una especie de zona gris, porque su significado varía según cada persona y su contexto.
Hace poco hablaba con alguien sobre lo complicado que es tratar de “comprar mejor” sin sentir que una misma está cayendo en el greenwashing.
Algunas decisiones son más evidentes que otras: optar por envases de refill, terminarte un producto antes de comprar otro, revisar ingredientes o asegurarte de que ningún animal fue lastimado en el proceso… pero nada está escrito en piedra.
La realidad es que hay que verlo desde un panorama general, porque no existe un solo camino o una única forma correcta. A veces toca decidir entre marcas que usan o no plásticos, o que prometen compensar su desperdicio cuidando el uso del agua, los recursos o sus prácticas sociales.
Cada acción cuenta (como en esa peli de los 2000s)
Esto se parece un poco a la película Cadena de favores (bear with me, ¡tengo un punto!). Cada cambio que haces en tu rutina tiene un impacto en cadena: así como en la película una persona le hace un favor a otra y esa a otra y otra, de pronto, ya no es sólo un favor, sino una comunidad transformando su realidad cercana.
Cada producto que eliges —o decides dejar de consumir— es un granito de arena que genera un impacto positivo.
No te quedes únicamente con evitar el plástico o comprar marcas con refill. Como decía antes, no hay un solo camino correcto. Como consumidoras (y amantes del skincare y el makeup), nuestra labor comienza con informarnos y hacer lo que podamos con lo que tenemos al alcance. Porque sí, desde nosotras también se moldean las tendencias de consumo que acaban moviendo a la industria.

Clean Beauty: más que una tendencia
Aún queda camino por recorrer, pero también es importante reconocer los avances. El concepto de Clean Beauty ya no es una moda: es un movimiento que busca seguridad, sostenibilidad y transparencia —aunque aún haya mucho por esclarecer.
Podemos celebrar que cada vez más consumidores quieren saber de dónde vienen sus productos, quién los hizo y cómo. Eso ha impulsado fórmulas más minimalistas y procesos de producción más éticos, para que la culpa no sea un ingrediente más en tu compra.
Actualmente (entre lo que veremos este 2025) está la implementación de sistemas de recarga (refill), los productos sólidos o en barra (water-free), productos en polvo para mezclar en casa con agua (para reducir la necesidad de conservadores) e ingredientes reciclados (subproductos de otras industrias).
Mejor dicho por una experta
Q&A: Vanesa Pistone, fundadora de Xamania Ecoskincare
¿Podrías contarnos sobre qué instancia(s) los certificaron como cruelty-free y por qué la(s) eligieron?
Lo hicimos a través de PETA; para nosotros es una de las instituciones más prestigiosas que dan este certificado. Nos preparamos arduamente para poder presentar toda la documentación necesaria; estoy muy orgullosa de saber que somos de las pocas marcas mexicanas avaladas por ellos.
¿Aproximadamente cuánto tardó el proceso y en qué parte del desarrollo de la marca se encontraban?
El proceso tardó aproximadamente un año (tenemos alrededor de 5 años certificadas). Desde el inicio de la marca trabajamos en pruebas in vitro con un procedimiento de Europa que habíamos estudiado. De hecho, solicitamos un amparo para que las pruebas hechas fueran avaladas por COFEPRIS y no tuviéramos que testear en animales.
¿Cuál consideras que fue la parte más desafiante para conseguir la certificación?
Mantenerse cruelty-free es fácil, lo desafiante es mantenerse vegan. Desde un punto químico o más científico, algunas materias primas como la cera de abeja no son aceptadas; algunas de nuestras fórmulas que eran vegetarianas y contenían cera de abeja tuvieron que ser transformadas. Otro reto es conseguir materias primas que no estén probadas en animales y que la documentación de los proveedores esté completa, las fichas técnicas más complejas son muy difíciles de conseguir.
¿Cómo fue el proceso de trabajar con terceros certificados y cómo seleccionaron a estos equipos?
Trabajamos con un laboratorio de Monterrey con el que hicimos nuestro testeo in vitro, como irritación ocular o dérmica. Fue sencillo conectar con ellos y hasta el momento la colaboración continúa.

¿Vegano o cruelty free?
“Tenemos que aclarar que ambos conceptos tienen significado distinto fuera de la industria cosmética. El veganismo es un movimiento éticosocial, mientras que el concepto cruel- ty free se traduce directamente como “libre de crueldad”. La industria cosmética ha tomado estos dos conceptos y los ha convertido en atributos de marca, o valores que ofrecer a sus consumidores.
Bajo esta consideración, “vegan” son todos aquellos productos que están libres de ingredientes de origen animal en sus formulaciones (como miel de abeja, carmín de cochinilla, lanolina, retinol de origen animal, entre otros). Cruelty free hace referencia a productos que no han realizado experimentos en animales para confirmar su seguridad en el uso de las personas”, explica Nico- le Valdebenito, co-fundadora y directora de Incidencia en ONG Te Protejo.
La demanda de transparencia en la industria de la belleza ha llevado a las marcas a proporcionar información detallada sobre ingredientes, procesos de producción y prácticas éticas. Pero esta transparencia a veces parece vidrio esmerilado ya que también nos hemos encontrado con marcas que aseguran ser vegan o cruelty free con sellos propios sin ser precisamente los sellos oficiales. “Como consumidores debemos buscar y confirmar el sello de certificación. Las organizaciones que trabajan en ello a nivel mundial son Cruelty Free International y su programa Leaping Bunny, nuestra organización Te Protejo, Peta, así como otras de origen europeo (Natrue, Acene, entre otras). Estos casos siguen procesos rigurosos para asegurarse que en ningún momento de la cadena de producción existan pruebas en animales”.
Parece que la percepción general es de una industria cosmética amigable con los animales. Como valor de marca o un tipo de atributo, es básico para el consumidor, ¿pero cuál es la realidad en México?
México apuesta por la belleza ética
“En la actualidad, existen más de 200 marcas que poseen una certificación libre de crueldad o libre de experimentos en animales. Podemos observar que hay un interés por parte de la industria cosmética en avanzar en estas políticas libres de crueldad animal, lo que nos parece sumamente positivo. Me parece que México tiene un compromiso amplio a nivel de industria en avanzar a favor de políticas, no sólo que signifiquen menos crueldad animal, sino que impliquen un bien común a nivel de sustentabilidad y otras prácticas. Un ejemplo claro es el trabajo que la Cámara de Cosméticos de México (CANIPEC) realiza constantemente para elevar la importancia del uso de agua en la industria, el reciclaje o reutilización de packing de productos, el comercio justo en la cadena de producción, entre otros factores”.
Ahora bien, aunque el panorama es esperanzador y seguramente dentro de tu beauty bag tienes muchos productos aprobados y libres de crueldad animal, es importante conocer los esfuerzos que se requieren para que estos productos lleguen a tu bolsa, a tu baño, a tu rutina.
“Lo que tarde el proceso depende mucho de la cantidad de productos, de dónde provienen o dónde se elaboran, y del compromiso de la marca con el proceso de certificación. Marcas pequeñas pueden tomar entre 2 a 3 meses, y marcas grandes desde 6 meses dependiendo del número de productos. El proceso de certificación es un análisis riguroso de los insumos, ingredientes, proveedores, declaraciones de no experimentación, entre otros pasos, donde comprobamos que las marcas estén libres de análisis en animales para comprobar su seguridad o toxicología”.
“La gran mayoría de las marcas cosméticas encargan la elaboración de sus productos a un tercero (laboratorio o maquilador), ya que ahí se poseen las instalaciones necesarias para envasar los productos. Si la marca cuenta con las instalaciones adecuadas para envasar sus propios productos, podría actuar también como maquilador o laboratorio. Cualquiera sea el caso, durante el proceso de certificación se evalúa los distintos respaldos que laboratorios, distribuidores y/o fabricantes para garantizar que no hay testeo animal tanto en los productos finales como en los ingredientes”.
Cuando eliges productos de belleza veganos y libres de crueldad animal, apoyas a marcas comprometidas con prácticas éticas. A la vez estás consumiendo marcas que empujan la innovación en la industria y exploran nuevas formas de crear productos eficaces y de alta calidad.
Más allá del plástico
La respuesta a la pregunta, “¿qué tan malo es el plástico?” es muy amplia. Sin duda, los microplásticos son una conversación constante y el hecho de que los impactos negativos del plástico de un sólo uso son innumerables, no quiere decir que sea el villano “más malo” o que reemplazarlo por vidrio es solución al problema. Tenemos que evaluar desde casos específicos, tomando en cuenta la formulación del producto, el envase, las etiquetas y cómo se envuelve. Y te tenemos buenas noticias, hay muchas opciones para evitar el plástico de un sólo uso, por ejemplo el REFILL que surgió como una iniciativa circular para combatir el sistema económico de take-make-waste.
Este sistema permite reponer el contenido desde casa o al visitar la tienda, rellenando nuestro envase. Menos plástico, menos emisiones. Entre las ventajas de este sistema está: minimizar los desechos, reducir la huella de carbono y el uso de energía. Ello implica un compromiso de ambos lados: tanto de nuestra parte para decidir como de la industria, en la que aún en la actualidad pocas marcas ofrecen la opción de recarga, y cuando lo hacen, suele estar limitada a unos pocos productos.
Además de las opciones recargables, también hay iniciativas como papel reciclado en envolturas, sustituyendo cajas o plásticos protectores, vidrio y plásticos biodegradables. Estos materiales ayudan a reducir la producción de plástico nuevo, pueden ser tratados para descomponerse de manera natural o, en el caso del vidrio y el papel reciclado, pueden reintegrarse en nuevos productos.
The future of beauty must be circular
1. Bottle in a bottle: un frasco o recipiente duradero para rellenar o un cartucho que se puede quitar; generalmente se usa en skincare para texturas líquidas, lociones y cremas. Desventaja: pueden crecer los desperdicios por ser empaques separados.
2. Bolsas con el relleno: suelen aportar grandes cantidades del producto reduciendo el plástico. Desventaja: bolsas multilaminadas o con forros pueden ser difíciles de reciclar.
3. Recarga en tienda: envases existentes en las estaciones de recarga que facilitan al cliente su repuesto y evitan el uso de otros cartuchos o bolsas.
4. Envases retornables: diseñados para ser enviados de regreso a la marca donde se limpian y se reutilizan. Desventaja: dependen de que el consumidor sí los devuelva.

Spots en CDMX para una belleza refillable y consciente
Bajo la filosofía de zero waste (como su nombre lo indica, se centra en evitar la totalidad de los residuos) hemos visto que la CDMX se ha ido llenando de spots que fomentan la reducción de plásticos de un sólo uso con sistemas de venta a granel, con refill o con la misma recolección de otros envases. Marcas extranjeras y nacionales nos abren sus puertas para facilitarnos la entrada a este sistema amigable para el medio ambiente
Creamos esta guía para que puedas ubicar algunos de los spots de refill en la ciudad, con una oferta grande de productos de skincare, makeup y cuidado personal, así como marcas que están teniendo acciones medioambientales.
FOR ALL FOLKS, Condesa
Son una marca mexicana que se especializa en diferentes productos de cuidado de la piel, cuerpo y fragancias, elaborados con ingredientes naturales y libres de crueldad. También ofrecen opción de refill en contenedores.
LUSH, Reforma
Sus formulaciones se centran en ingredientes naturales; están hechos a mano y disponibles en diferentes formatos, como su famoso shampoo en barra. Cuentan con un programa de devolución de botes para reciclaje.
Nu, Polanco
Además de sus tiendas físicas, cuentan con un sistema de tienda móvil: una van repleta de sus productos más vendidos que puede ir hasta donde estés para rellenar tus envases. Plus: rellenan cualquier envase que tengas.
Balmoria, Roma
Este spot tiene una curaduría de marcas mexicanas de cosmética natural y comercio justo. Incluye maquillaje, cuidado de la piel, productos para el cabello y grooming. Puedes acudir a probar sus servicios, como faciales personalizados.
Boutique Caudalie, Antara
Cuentan con un programa interno, My Caudalie, con el que ganas puntos y beneficios. La próxima vez, antes de tirar tu caja, registra el código de barras; también puedes llevar tus botes vacíos a esta tienda para reciclarlos.
Esta marca de cuidado capilar cuenta con sistemas de refill en diferentes salones de belleza de la ciudad. Solo lleva tus botellas de shampoo y acondicionador de vuelta al salón y recárgalas con tu producto favorito.
Botánica a Granel, Condesa
Su oferta de cuidado personal es muy extensa: encontrarás desde productos para el cuerpo, cabello, cuidado bucal, afeitado y hasta cuidado femenino. Ofrecen envases en caso de que aún no tengas, y hasta hacen envíos a domicilio.
Cyprès, Polanco
Es una marca de perfumes, lociones, cremas, difusores y productos de baño, tanto para consumidores como para empresas, con un sistema de refill. Se centran en ingredientes 100 % biodegradables y orgánicos.
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