La Nueva Luna en Escorpio del 20 de noviembre llega intensa, profunda y nada ligera, pero antes de que te alarmes, respira: no viene a hundirte, viene a purificarte. Es esa luna que te reinicia desde el alma, que te limpia la energía y que barre todo lo que este año nos ha ido cargando en el cuerpo, la mente y el espíritu gracias a los cosmos.
Para empezar, la Luna nueva entra en Escorpio, pero además está tocando a siete planetas, con cinco de ellos retrogradando al mismo tiempo. Mercurio retrógrado en Escorpio, Júpiter retro en Cáncer, Saturno retro en Piscis, Urano retro en Tauro y Neptuno retro en Piscis. Todos revisando, reacomodando y reescribiendo capítulos internos que creías terminados.
Y aunque Escorpio tiene fama de causar caos, la verdad es que es pura agua emocional y esta luna no quiere romperte; quiere desintoxicarte por dentro.
¿Qué significa la llegada de esta luna?
Después de semanas de caos cósmico, esta luna nueva llega como un respiro que no sabías cuánto necesitabas. Las lunas nuevas siempre marcan comienzos, pero esta se siente como un mini renacimiento emocional, como si la vida te diera una tierra más fértil y honesta para volver a sembrarte.
La intensidad escorpiana está ahí, claro, pero llega suavizada porque el cielo no trae tensiones. Todo fluye con trinos a Júpiter, Saturno y Neptuno, creando un mood emocional cálido que te vuelve más cercana, más sensible y con ganas de conectar de verdad. Escorpión no juega a las amistades superficiales, y bajo esta luna tú tampoco: solo quieres conversaciones que te vean de frente, no gente que nada más te pase el escáner.
Y lo más fuerte es que se vuelve imposible ignorarte a ti misma. Si llevas semanas evitando una verdad, una conversación, un deseo o un cierre que ya se siente inevitable, esta luna lo ilumina sin drama ni juicio. Solo con claridad. Escorpión pide que te mires como nunca: con una honestidad profunda, pero también con toda la ternura del mundo.
Urano, Mercurio y Plutón se unen al mix
Urano, Mercurio y Plutón entran al panorama y es ahí cuando la energía realmente se mueve. Urano retrógrado se posiciona frente a la Luna y activa cambios rápidos, revelaciones claras y decisiones que ya no puedes seguir pateando. No viene a complicarte nada; viene a sacarte de situaciones que dejaron de ser útiles. Es una fuerza que desbloquea lo que estaba detenido y te impulsa a avanzar sin tanto rodeo.
Al mismo tiempo, Mercurio retrógrado está prácticamente encima de la Luna y Venus pasa muy cerca, lo que hace que temas de relaciones, valores personales, vínculos afectivos y asuntos financieros se vuelvan más evidentes. Empiezas a ver qué te suma, qué ya no encaja, qué te sostiene de verdad y qué simplemente dejó de resonar contigo. Es un tipo de honestidad emocional que acomoda tu mundo interno.
Y después aparece Plutón, regente moderno de Escorpio, formando un sextil muy favorable con la Luna, el Sol y Mercurio. Sí Escorpión habla de renacer, Plutón es la fuerza que lo hace posible. Su energía facilita que soltar no duela tanto, que el cambio no pese y que transformarte se sienta natural. Es ese momento interno en el que reconoces: “Ok, esto ya cumplió su ciclo.”
¿Cómo te afectará todo esto?
¿Hay algo malo? Honestamente, no. Lo único es que podrías estar más sensible, más suave, más lloroncita. Pero llorar no es debilidad, es un drenaje energético. Es agua moviéndose, depurando, soltando. Esta luna se vive como una noche de self-care espiritual: prender una vela, escribir lo que sientes, ver tu comfort show, pedir silencio, no pedir permiso, darte espacio.
Porque al final, esta lunación es un portal emocional, es un recordatorio de que lo que termina no es tragedia, es espacio. Que lo que muere deja fertilidad. Que soltar es elegirte. Que renacer es un acto íntimo. La Nueva Luna en Escorpión es, en el fondo, un glow-up emocional de otro nivel.
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