Cada año, millones de mariposas monarca cruzan Canadá y Estados Unidos para refugiarse del frío en los bosques templados del centro de México. Su migración puede superar los 4,000 km y, desde hace más de 40 años, encuentran su hogar entre los oyameles y pinos de Michoacán y el Estado de México. Verlas es una experiencia mágica, casi espiritual, y es fácil entender por qué la UNESCO declaró sus santuarios como Patrimonio de la Humanidad. Si este invierno deseas vivirlo, aquí te contamos seis santuarios donde puedes de forma responsable, segura y mágica.
Conoce los santuarios de las Mariposas Monarca en México
El Rosario (Ocampo, Michoacán)
El Rosario es el santuario más famoso y probablemente el más impresionante. Está dentro de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, muy cerca del Pueblo Mágico de Angangueo. Para llegar, hay que subir una montaña que alcanza los 3,200 metros sobre el nivel del mar, ya sea caminando o a caballo.
Antes de empezar el recorrido puedes visitar el centro ecoturístico donde se proyecta un video sobre su viaje y ciclo de vida. Al final del camino hay puestos con antojitos, chocolate caliente, artesanías y ese ambiente tranquilo que solo existe en los pueblos de Michoacán.
Sierra Chincua (Angangueo, Michoacán)
También en Angangueo, la Sierra Chincua es otro de los grandes santuarios de la zona. Aquí, la caminata de poco más de dos kilómetros te lleva entre llanos, montañas, miradores y riachuelos donde el aire se siente más puro que en ningún otro lugar. Durante el ascenso, las mariposas comienzan a aparecer poco a poco, hasta que los árboles se cubren de ellas.
El recorrido puede hacerse a pie o a caballo, y el ambiente es más tranquilo que en otros santuarios, perfecto para quienes buscan conectar con la naturaleza sin tanta gente alrededor.
Senguio (Michoacán)
Muy cerca de la Sierra Chincua está el santuario de Senguio, ideal si prefieres un plan más relajado y menos turístico. El paisaje es de un verde intenso y los caminos están rodeados de pinos y oyameles que resguardan miles de mariposas. Es una buena opción para visitarlo en pareja o con amigos, con guías locales que explican el significado ecológico de este fenómeno y los cuidados necesarios para protegerlo.
La Mesa (Sierra Campanario, Estado de México)
En la frontera entre Michoacán y el Estado de México se encuentra La Mesa, un santuario que combina naturaleza, descanso y aventura. Además de las mariposas, aquí hay un criadero de venados, cabañas para hospedarte, senderos para andar en bici y miradores con vistas espectaculares. Es el tipo de lugar donde te desconectas de todo sin tener que alejarte demasiado de la ciudad.
El Capulín (Cerro Pelón, Donato Guerra, Estado de México)
Cerca de Valle de Bravo, el santuario de El Capulín ofrece una de las vistas más hermosas del recorrido monarca. Desde el pequeño caserío del mismo nombre, los visitantes comienzan una caminata de cuatro kilómetros por el Cerro Pelón, atravesando bosques de coníferas hasta llegar a las colonias donde hibernan las mariposas. El paisaje es impresionante: claros verdes, aire frío y ramas cubiertas de alas naranjas. Al terminar el recorrido, puedes disfrutar de un antojito local o pasar la noche en alguna de las cabañas del lugar.
Piedra Herrada (San Mateo Almomoloa, Temascaltepec, Estado de México)
A solo 26 kilómetros de Valle de Bravo se encuentra Piedra Herrada, uno de los santuarios más accesibles y mejor organizados. Perfecto para combinarlo con un brunch o paseo por el lago, este santuario cuenta con la supervisión de la Conanp y las Secretarías de Turismo y Medio Ambiente, lo que lo convierte en una opción segura y sustentable.
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