Posponer la alarma está arruinando tus mañanas
Estilo de vida

Posponer la alarma está arruinando tus mañanas

Estás teniendo el mejor sueño de tu vida, tu cuerpo se siente relajado, no hay nada mejor; de pronto, un sonido conocido proveniente de tu celular empieza a sonar sin parar; estamos hablando de tu alarma. Acción siguiente: presionar el botón de snooze para poder dormir otros 5 minutos; si somos honestas, a veces es un poquito más.

Aunque momentáneamente eso se siente muy bien, apagar la alarma en tu rutina matutina, puede provocar efectos no muy lindos que pueden perjudicar el resto del día.

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@emmasevilles

Efectos del peor enemigo de tu rutina matutina: aplazar tu alarma

Hola al brain fog 

Según la psicóloga clínica Shelby Harris, seguir durmiendo después de la primera vez que apagas tu alarma hace que tu cuerpo y mente entren en una especie de niebla cansada que podría durar todo el día y que provoca mucho sueño, poco ánimo, cero concentración y creatividad.

Malos hábitos de sueño 

Seguir apagando tu alarma en tu rutina matutina puede corromper tu horario de sueño y eso daña a tu reloj natural. Ese hábito altera tus ciclos circadianos, provocando que te cueste más conciliar el sueño por la noche y despertar por la mañana. Lo que conlleva una fatiga crónica, cambios de humor repentinos, problemas de memoria y enfermedades cardiovasculares.

Sueño fragmentado

El ratito que “recuperamos” de sueño, aunque pueda sentirse satisfactorio, silenciosamente es el inicio del deterioro cognitivo. Fragmentar así el descanso interrumpe las fases del sueño, lo que no deja que nos recuperemos de nuestro día a día. También alimenta la inercia del sueño, esa sensación de aturdimiento al despertar; esos 5 minutos (o más) realmente son un sueño de mala calidad que altera el bienestar.

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@juliabelzaa

Cortisol alto

¿Has sentido ese boom en tu corazón cuando la siguiente alarma suena? Si la respuesta fue sí, entonces entiendes totalmente esto. Tu cuerpo libera un pico natural de cortisol entre 30 y 45 minutos después de despertar; eso te ayuda a sentirte alerta, despejada y enfocada. Pero si vuelves a dormirte, interrumpes ese proceso. Lo que lleva a más somnolencia, menos energía y un inicio de día más lento. 

Menos tiempo

No queremos decir que presionarte después de despertar es lo ideal, para nada; de hecho, eso puede ser dañino. Pero ya te imaginaste qué podrías hacer si utilizas esos minutos para reconectar contigo; esos minutos pueden servirte para meditar, agradecer, hacer journaling o solo respirar profundamente, lo que te dará energía para todo el día.

Es momento de despedirse del hábito

Descansar mejor y no usar pantallas 30 minutos antes de ir a dormir ya son muy repetitivos, pero siguen siendo muy buenos; aunque quitar el botón de snooze puede parecer obvios, es lo principal para renunciar al hábito.

Y con estos 5 consejos, que poco a poco puedes ir practicando, puedes dejar de apagar la alarma en tu rutina matutina.

Deja tu teléfono o el despertador al otro lado de tu cama

Cuanto más lejos, mejor. Eso ayudará a que, en tu camino para apagarlo, tu cerebro comience a activarse poco a poco. Ese simple movimiento físico puede romper el ciclo y darte unos segundos clave para decidir no volver a dormir.

Deja que la luz entre lo más pronto posible 

De verdad, si no tienes luz natural, las luces LED inteligentes en tonos cálidos son la clave. Esto ayuda a reducir la melatonina y activar el cortisol natural sin agredir tus ojos.

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@hannahjuneva

Tú eres tu motivación

Cambia el sonido de tu alarma por un mensaje motivacional grabado con tu voz, algo muy de tu estilo que permita elevar tu ánimo. Puede parecer algo cringe, pero al probarlo no hay cosa más poderosa.

Siente algo frío 

Puede ser la ventana o la pared con tus dedos, voltear la almohada y sentir la parte fresca, e incluso tomar agua fría; esto estimula tu sistema nervioso y ayuda a salir del estado de inercia del sueño.

Respira profunsamente 3 veces

No es meditación; es más como un mensaje a la mente. Siéntate en tu cama, pon tus brazos a los costados y respira 3 veces (o las que consideres necesarias) profundamente. Esto baja el cortisol excesivo y mejora tu foco mental; si te sientes con ganas, puedes empezar a agradecer por el día.

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