Hablemos de las piel en la moda (de la real vs. la fake). Sí, en este mes de la Tierra es necesario tener la conversación incómoda, porque detrás de la discusión aparentemente obvia entre usar pelaje real a faux fur se esconde una realidad mucho más compleja.
Es evidente por qué el pelaje real se ha vuelto un don’t, ¿pero qué tan positivo ha resultado reemplazarlo con otras alternativas? Cuando la opinión está pensada desde el bienestar animal, la respuesta parece evidente. Pero el consumo de recursos y el impacto medioambiental a largo plazo de la piel sintética (y hasta la bio-leather) cuentan una historia diferente. ¿Lista para hacer preguntas? Yo también.
*Disclaimer: esta nota no pretende persuadir a favor o en contra del uso de pieles reales. El objetivo es brindar información para una perspectiva más amplia que ayude a establecer conclusiones propias.

Probablemente no soy la única que recuerda jugar en el clóset de su abuela. A través de la memoria frecuentemente visito ese armario con olor a madera y perfume, lleno de los tesoros preciados de mi Oma: sus abrigos y chales de fur. Sí, pieles de animales. Por mucho tiempo jugué con ellas y tenía mi favorita: un zorrito (que cumplía con el papel de peluche, accesorio y, no me siento orgullosa, pero a veces lo dejaba en medio del pasillo para asustar a mis primos chicos).
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Años más tarde, soy esa persona que condena la crueldad animal pero come carne; la pesca me divierte hasta que hay que pegarle al pez. He juzgado a los cazadores y recuerdo cuando miré feo a mi amiga vegana que usaba sus Uggs… somos muy capaces de señalar las contradicciones de los demás mientras vivimos en contradicción propia. La realidad siempre es más compleja que nuestra opinión simplista.
Por ejemplo, alguna vez discutí sobre los cazadores con alguien mucho más involucrado en el tema. Me explicó que los cazadores hacen más por la conservación que yo. ¿Será cierto? Nunca lo había pensado, pero tiene sentido: ningún cazador querría moverse en una naturaleza descuidada.
Resulta que la caza regulada puede ser beneficiosa para la conservación de la fauna cuando ayuda a controlar la superpoblación de ciertas especies, especialmente tras la disminución de depredadores naturales por la actividad humana. Además, los ingresos generados por licencias de caza financian la conservación de parques y hábitats naturales. En 2017, en E.U. la venta de licencias recaudó 500 millones de dólares. Al estar interesados en la preservación de la naturaleza, incluso los cazadores también participan en la vigilancia de la caza ilegal (la verdadera amenaza).
Hoy, con una multitud de bodas repletas de abrigos faux fur le doy demasiadas vueltas: ¿me compro uno fake? La verdad es que no me arriesgo a que le pase algo a mi ítem más cool y preciado: un saco color bugambilia de plumas de avestruz. Era de mi tía y sé que tengo un cachito de ella, guapa y demasiado joven para recordarla, en una pieza que me durará toda la vida. Pero, mientras el bugambilia no le vaya a mi vestido, ¿será mejor ir a visitar a mi abuela y reencontrarme con mi amigo zorrito?

El día que alguna pieza nos sea heredada, ¿qué debemos hacer?
¿Guardarla eternamente en el clóset para comprar un faux fur cada temporada o cuidamos y usamos la piel con respeto, recordando herencia y tradiciones?
“No uses pelaje real”, parece que se ha vuelto un tipo de código de vestimenta implícito. Recuerdo las veces que dejé esa prenda en casa para evitar las miradas, sintiéndome culpable de un crimen por frivolidad. Pero entre más me adentro a la discusión, encuentro que la solución “ética” tampoco hace mucho sentido: pelaje hecho de materiales sintéticos que resultan ser dañinos para los habitats… y los animales.
Luego, me pregunto: ¿qué lógica tiene haber alterado irremediablemente el planeta, y ahora simplemente queremos que “todo fluya” y que todos, incluso comunidades y pueblos nativos, renuncien a sus tradiciones? (Como si ellos hubieran llegado después de nosotros a industrializar y destruir).
Se esconde una realidad mucho más compleja y, cuando se trata de sustentabilidad, la respuesta no siempre es la más obvia.


Es importante entender la diferencia entre “Wellfare” y “Animal rights”
Wellfare: los animales deben ser tratados con dignidad; su sufrimiento debe minimizarse bajo el cuidado humano.
Animal rights: ningún animal debe ser utilizado bajo ninguna circunstancia. Las campañas condenan desde el consumo de carne hasta mascotas.
El debate entre bienestar animal (animal welfare) y derechos de los animales (animal rights) es cuestión central. Muchos animales salvajes, como zorros, visones y chinchillas, han sido criados en cautiverio para la producción de pieles en condiciones inhumanas indefendibles. De 10 km2 a 1 m2 se vuelven locos con automutilación y heridas infectadas.
Incluso todas esas anomalías por estrés van rebasando la jaula (según algunos científicos); se vuelven comportamientos de patrón marcados. Obviamente, la muerte no es nada agradable de describir. A pesar de que la industria ha elevado sus estándares en ciertas regiones, la transparencia sigue siendo un problema y los métodos de sacrificio continúan siendo crueles.
En respuesta, marcas como Giorgio Armani, Vivienne Westwood, Stella McCartney, Michael Kors, Tommy Hilfiger, Gucci y Hugo Boss han adoptado políticas fur-free. Sin embargo, persiste un doble estándar: algunos rechazan el uso de pieles pero emplean cuero de cocodrilo, oveja o vaca… ¿la protección animal sólo se aplica para los animales cute?
A esta controversia, un fur-free advocate entra con la distinción entre piel y pelaje: el cuero suele ser un subproducto de la industria alimentaria con animales que están para ser domesticados, pero el pelaje proviene de animales salvajes criados exclusivamente para este propósito.“We are not eating fox”, decía el speaker… pero ¿quiénes son “we”? Porque las tribus nativas sí aprovechan todo el animal. Y ojo, que la piel no siempre es un “byproduct”, ¿quién echa las manos al fuego por la industria alimentaria y del cuero?
Por otro lado, me topé con un debate BoF. El defensor de la industria fur argumentaba que “un pelaje de alta calidad solo se puede producir con animales bien tratados”. Sí existe la sustainable regulated fur con programas como Fur Council of Canada y la European Fur Association para condiciones de vida adecuadas, atención médica, sacrificio ético, etc… pero es casi exclusivamente en Europa y Norte América.
Aunque la industria ha subido sus estándares, “sólo los que los cumplen sobreviven”, muchas prácticas permanecen cuestionables. Esto ha impulsado prohibiciones en más de 15 países europeos sobre la cría de animales para peletería, y en algunas ciudades ya es ilegal vender pieles.
Ahora, ¿es verdad que el faux fur se está volviendo mejor? Hasta donde yo sé, ni Canada Goose ni Moncler han logrado hacer chamarras mejores con plumas fake (hasta ahora). Por otro lado, no es difícil de creer que menos animales mueren por la caza que por contaminación y degradación de habitat. Esto abre una cuestión polémica: ¿podría la piel auténtica, bajo regulaciones estrictas, ser una opción más sostenible dentro de la moda lenta y circular del futuro? El costo medioambiental de las pieles auténticas frente a las sintéticas y veganas, aunque lo creas, es un two side debate.

Fur o faux fur: ¿qué daña más al planeta?
Según un estudio de CE Delft, la piel auténtica tiene una huella de carbono de 2 a 28 veces mayor que la piel sintética, pero la piel sintética contamina a largo plazo.
Producción: las pieles reales implican la cría de animales, lo que genera altas emisiones de gases de efecto invernadero y requiere procesos químicos contaminantes. Su impacto ambiental es mayor que el de la piel sintética (introducida en 1929), cuyo proceso comienza con la síntesis de fibras, principalmente acrílicas y modacrílicas. Estas fibras se polimerizan, disuelven en acetona y luego se extruyen para formar fibras, que se estiran, lavan, tiñen y procesan para producir el material final.
Durabilidad: la piel real tiene décadas de uso con el cuidado adecuado, es reparable. La piel sintética se degrada rápido y libera microplásticos.
Eliminación: la piel auténtica (sin químicos fuertes) es biodegradable y reusable, mientras que la sintética contribuye a la contaminación por microplásticos y la acumulación en vertederos, aumentando los residuos.
Más datos…
•Consumo de agua: la piel auténtica consume hasta 104 veces más agua que la piel sintética.
•CO2: la piel de mink emite 31 veces más CO2 que el algodón.
•Contaminación atmosférica: la auténtica genera 271 veces más emisiones.
•Residuos: la piel genuina contamina el agua 400 veces más y genera 7 veces más residuos sólidos que el poliéster.
•Durabilidad: la piel real dura décadas, mientras que la sintética se desgasta rápido.
•Biodegradabilidad: la piel real se descompone en 6 meses a 1 año; la sintética puede durar hasta 1000 años en vertederos.
•Contaminación después de uso: las pieles sintéticas liberan microplásticos, contaminando el 83 % del agua corriente mundial.
Estos datos fueron sacados de (Humane World for Animals, ILO Encyclopaedia of Occupational Health & Safety, Congressional Budget Office y otras fuentes)
¿Cuál es más sostenible? Si un menor impacto ambiental inmediato es tu preocupación: piel sintética. Si longevidad y biodegradabilidad son importantes: piel auténtica (obtenida de forma ética). A esta respuesta llega otra solución: materiales sostenibles de origen vegetal. ¿Están exentos de todo? Veamos.

Las”bio-leathers” y sus desafíos imprevisibles
Opciones como Savian Fur, KOBA Fur y BioFluff utilizan materiales de origen vegetal, reduciendo hasta en un 90 % las emisiones de CO2. Incluso ya hay tecnologías como la piel sintética GACHA de ECOPEL, que es completamente biodegradable en 180 días. Con estos inventos ¿quién no apuesta por ellos, cierto?
A pesar de su potencial, los bio-leathers aún enfrentan desafíos. Su alto costo y limitada producción en masa las hacen menos accesibles. Además, su durabilidad es menor en comparación con el cuero animal, lo que a menudo obliga a agregar recubrimientos sintéticos como poliuretano, reduciendo su capacidad de biodegradación.
Y no, no toda la producción es al “naturalito”, algunas opciones, como Piñatex (cuero de piña) y Mylo (de hongos), requieren un proceso intensivo en agua, energía y químicos. Por su parte, la marca mexicana Desserto (con Ganni y Mango como clientes en su portafolio) utiliza nopal, que crece con poca agua y captura CO2. Pero, cruzar la delgada línea de un aumento excesivo en su producción podría fomentar el monocultivo y afectar a los agricultores locales.
¿Mejor que el cuero sintético? No si contiene demasiado plástico. ¿Mejor que el cuero animal? En algunos casos, pero el cuero real dura más y, a veces, es más reparable. La mejor alternativa son las opciones más biodegradables (como el cuero a base de micelio con tratamiento mínimo).
Para que las bio-leathers sean una verdadera solución, es fundamental evaluar composición, impacto ambiental y social. Pegúntate: ¿La marca ofrece alternativas sin plástico o revestimientos ecológicos? ¿Apoya a los agricultores locales y ofrece salarios justos? ¿Sigue prácticas de sostenibilidad a largo plazo como circularidad, reciclaje y reducción de residuos?


La otra cara de las moneda: peleteros sostenibles
Los peleteros que buscan minimizar los impactos ambientales y éticos negativos pueden contribuir a la conservación de la vida silvestre y la protección de hábitats.
Algunos peleteros trabajan con pieles de animales capturados en áreas de conservación para apoyar la sostenibilidad del ecosistema. Entre ellos, los trappers de comunidades nativas destacan como los peleteros sostenibles por excelencia, ya que su conocimiento ancestral permite una producción ética y ecológica.
Vanessa Aegirsdottir descubrió este mundo cuando dejó Vancouver y se mudó a Yukón, donde conoció a George, un trampero de la tribu Tlingit y su futuro esposo. Al aprender sobre el sistema de subastas, donde los compradores internacionales buscan pagar precios ínfimos, fundó una marca de joyería que prioriza el pago justo a los tramperos. ¿$25 dólares por un lince? Not on her watch. Para sus piezas trabaja con nueve tipos de pieles, no sigue colecciones de temporada, “eso sería demasiado desperdicio”.
Si hay algo que Vanessa sabe, es sobre productos artesanales y cómo hacerlos rentables. De joven, cuando trabajaba para una joyera en Vancouver, apuntó todo (errores, aciertos, proveedores); 20 años después usó esa información: “sé demasiado”. Su esposo se ríe mientras mira el pelaje de zorro en nuestra mesa. En la cara de George se lee la historia del trampeo como parte esencial de su cultura y su vida… desde que acompañaba a sus padres trappers en la cajuela de la motonieve. Pocas personas he conocido que transmitan tanto respeto por la Tierra y los animales.
Para George, las pieles tienen un espíritu: “Todo lo tiene, esta conversación también”. La intención influ- ye en el material, por lo que se debe manejar con respeto. Mientras Vanessa, con más de 16,000 piezas hechas en tiempo récord de “1 min y 20 sec por arete”, me guía en la confección de un collar, George me advierte: “No transmitas tu frustración en el material”. Cada piel lleva consigo su energía: el zorro en mis manos representa “playfulness y curiosidad, lo que le da sabor a la vida”, dice George.
Vanessa llama al trapping “selección natural”, explicando que “no existe buena muerte en la naturaleza, los animales que no saben cómo cazar o sobrevivir no se van a una casa hogar”. La carcasa se devuelve a la naturaleza y cuando venden la piel completa, el trampero recibe el 70% de ganancias.
Con 350 traplines en Yukon, el trapping es una práctica milenaria y base de la historia de Canadá. Y aunque no es el plan más romántico para Vanessa, se nota la fascinación mientras me comparte fun facts. ¿Tú sabías que las pupilas de los animales, con poco sol, mandan la señal a los folículos de no soltar pelo en invierno? ¿O que todo animal produce suficiente materia cerebral para hacer el curtido?
El curtido varía según la cultura y los recursos disponibles: puede ser vegetal, mineral o incluir un proceso de ahumado con significado espiritual. Los acabados con aceites o ceras mejoran su resistencia y brillo, logrando pieles de calidad superior, biodegradables y ecológicas. Aunque es un proceso más lento y laborioso que el industrial, el resultado son texturas y colores únicos con fuerte valor cultural, como las piezas de Vanessa.
Entonces, le pregunto sobre sus reglas para evitar la apropiación cultural: “No engañar, confundir o vender como tradicional; no comercializar como regalías; su marca es propiedad indígena por George; hay interrelación con las comunidades, acuerdo de comercio justo y no usa sus símbolos”.
“Es mucho más que ir al bosque a buscar pieles y hacer aretes”, ahora entiendo la oración que inició esta conversación. La pareja que cambió la vida de varios tramperos me dejó una lección: cuando se practica desde el respeto hacia los animales y la Tierra, no se trata de un abrigo de piel, se trata de comunidad, cultura y todo lo demás. Alguna vez leí sobre “two-eyed way”, que habla sobre cómo la sabiduría ancestral puede informar a la ciencia moderna para preservar y gestionar la vida silvestre en equilibrada armonía.

Entrevista con Vanessa y George, tramperos en Yukón
Vanessa, ¿cómo era tu relación con las pieles antes de este negocio?
V: desde secundaria, gastaba mi dinero en revistas. Amaba los diseños extravagantes y si tenían piel más. No tenía una opinión sobre su uso, simplemente la consideraba hermosa.
¿Sabías que era un sector controvertido?
V: sabía que debía estar informada para responder preguntas con conocimiento. Así me convertí en trampera. Acompañé a George solo para observar, pero terminé completamente involucrada.
¿Cuáles han sido los mayores desafíos?
V: más que responder preguntas sobre ética, el trampeo es costoso y muchos han dejado de hacerlo porque no pueden cubrir los gastos. Mantener un suministro constante es difícil.
¿Qué debe preguntar un comprador responsable?
V: de dónde proviene la piel y asegurarse de que no sea vendida ilegalmente. Nosotros trabajamos con 12 familias y ofrecemos total transparencia con códigos QR para rastrear su origen.
¿Cómo es la relación con los tramperos?
G: cada trampero es diferente, por eso trabajamos con tramperos indígenas. En nuestra cultura, el animal está por encima de nosotros. Solo usamos trampas de muerte rápida, porque el sufrimiento queda impregnado en la piel. Además, la piel no debe usar- se de manera superficial o sexualizada. Enseñamos a nuestros clientes que las pieles deben honrar al animal.
¿Esa es la lección más importante del trampeo?
V: sí. Incluso algunos activistas de PETA han comprado nuestras pieles al entender que no somos parte de la industria cruel que imaginan.
G: la crueldad nunca ha sido nuestra manera indígena. Si quisiéramos más ganancias, compraríamos pieles de granja, pero buscamos tramperos que compartan nuestro respeto por los animales.
V: algo de lo que más me ha impactado es el “potlatch”, una ceremonia de redistribución de riqueza donde un clan ofrece comida y regalos a otro. Aplicamos ese principio en nuestro negocio. Cada transacción es una forma de redistribución, porque dependemos de ellos. A los tramperos también les importa el destino de sus pieles. En las subastas, desaparecen sin rastro, pero con nosotros pueden ver el resultado de su trabajo.
Mencionaste que algunos conocimientos no son tuyos para transmitir. ¿Cómo eliges los símbolos en tus piezas?
V: muchas veces, los símbolos nos eligen a nosotros. El zorro, por ejemplo, representa curiosidad y juego. Al usar la piel, estableces una relación con el animal.
¿Como un tótem?
V: yo, como persona blanca, nunca llamaría a un animal mi tótem o spirit animal, porque trivializa algo sagrado para la cultura indígena.
Entonces, ¿eres un puente entre culturas?
V: sí, es un privilegio y una responsabilidad. No hablo en nombre de otros, pero comparto mi experiencia. En nuestra página web encuentras informacióny un montón de recursos sobre comisiones de reconciliación, 94 calls to action, link a cursos gratuitos, libros y películas por comunidades indígenas. Queremos mantener el mayor espacio posible para sus voces.
¿Qué les gustaría que la gente se lleve de su joyería?
G: conexión y relación. Esta es una manera realmente maravillosa de contar mi historia. Y no soy yo como persona a quien se debe valorar, sino nuestras enseñanzas indígenas: todo lo que viene de la naturaleza nos nutre. No me importan las ventas, si logro bien esta parte, la relación, todo lo demás encajará porque quiero seguir haciendo esto y quiero ver a los tramperos de regreso en la tierra. Quiero vernos en un una vida más de subsistencia para que podamos tratar al planeta con respeto y cuidarlo.
Entonces, el futuro de las pieles no es solo sobre pieles… ¿es sobre todo lo demás?
G y V: sí, es sobre la humanidad, el respeto por la Tierra y el privilegio de existir en este planeta.
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