Probablemente sigas a Leticia (o Leti, como mejor la conocen) Sala en sus redes o hayas guardado uno de sus pequeños poemas que llegan al corazón como si fueran frases que te pertenecieran. Tan relatable y tan profunda; amor en tiempos de dating apps, amistades, sentimientos encontrados, relación madre e hija, el arte de escribir… las palabras de esta escritora son una constante búsqueda de libertad para plasmar deseos, preguntas y miedos (de eso que todas llevamos dentro).
En conversación con InStyle, Leticia Sala nos comparte sobre lo que la inspira a tomar la pluma (o más bien a teclear) y sus influencias (sólo algunas porque la lista completa sería demasiado extensa). Eso sí, lo que deja claro es que su motor siempre es el conflicto interno.

Sobre Leticia Sala
Leticia tardó tiempo en darse cuenta que sí había formas de realizar su sueño. Después de dejar la abogacía por la escritura, lo que verdaderamente encendió la llama de su trayectoria como autora fueron frases y poemas que explotaron las redes. Esa bomba de declaraciones personales estuvo catapultada por Instagram, desde España hasta países como México, Argentina o Estados Unidos. En sus palabras, las redes sociales se ocuparon de suplir la falta de entorno de escritores, editores, o periodistas… y lo siguen haciendo.
En 2023, empezó su newsletter de Magical Thinking en Substack, “una red que dignifica el oficio y que puede coexistir al lado del papel”, para compartir libros, pensamientos, objetos y preguntas.
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Leticia habla de amor, amistad, el arte de escribir y su inspiración primaria durante los últimos años: la maternidad. Ella misma la ha descrito como un tipo de duelo a su yo anterior, pero también una nueva voz detrás del tecleo.
Sus pensamientos también han redactado tres libros. Y —sea frase u obra de 155 páginas— no necesariamente se trata de que las personas se lleven una filosofía de vida específica de su escritura, al parecer es algo casi insondable y franco al mismo tiempo: “Cuando se ha puesto una idea en el mundo y esa sigue resonando años más tarde en el corazón de la persona que lo lee, eso es un regalo; una forma de ver que también se siente así del otro lado, y eso para mí es ganar”.
Entrevista con Leti Sala
¿Cuál fue tu primer acercamiento con la escritura?
De muy pequeña tenía un diario al que le escribía en segunda persona: “Querido diario, espero que estés pasando un buen día”. Hace unos años se me ocurrió releerlo y me di cuenta de cuántas pistas había sobre mi infancia y los vínculos familiares bajo los que crecí. Escribía con una falta de filtro sobre cosas que, leídas desde la mi- rada adulta, son impactantes. Más tarde, como a mis dieciséis años, empecé a escribir en la primera red social que llegó a España, Foto- log, y ahí me di cuenta de que al otro lado de la pantalla había gente a la que le llegaban mis historias en forma de relato o poema. La sorpresa no me ha dejado a día de hoy.
¿Cómo fue la experiencia de escribir tu primer libro, Scrolling After Sex (2018)?
Estuvo cargada de las sensaciones de las prime- ras veces: ingenuidad absoluta, valentía gamberra, espontaneidad. También vino con la otra cara de la moneda: asumir que a partir de entonces habría una cierta expectativa puesta en mis siguientes obras o dejar de ser una persona anónima.
In Real Life (2020) es tu “novela en poemas”, ¿cuál es el proceso creativo detrás de un poema? ¿Dirías que la poesía te da más libertad en la escritura que una novela convencional?
Cuando releo los poemas que escribí me doy cuenta de que aquellos que ya no me gustan son los que escribí sentada en el escritorio, en lugar de los que nacieron en movimiento. Creo que un poema no se escribe sentada en una silla. En este sentido, este artefacto funciona como un rayo. Cuando te llega, nuestra única labor es estar atenta y transcribirlo. Una no- vela, en cambio, es un proceso muchísimo más diferido en el tiempo. Requiere de momentos “rayo”, seguro, pero también de otros mucho más sobrios.
Cuando revisitas tu trabajo, ¿cómo percibes que ha cambiado Leticia Sala a través de palabras en los últimos años?
Escribo menos poemas que antes por la característica de “rayo”. Tener una hija pequeña que ahora requiere tanto de mi atención ha tenido que ver en esto. Pero no me preocupa, sé que los poemas volverán cuando se hayan terminado los cuidados. Ahora estoy más centrada en explorar mi prosa, que me ha interesado desde el mismo tiempo que me acerqué a la poesía.
Has mencionado que en tu escritura “lo dejas todo”. ¿Cuál es el secreto para redescubrirse y encontrar nuevas reflexiones, renovando tu perspectiva como escritora?
La escritura es un músculo: cuanto más se ejercita, más fácil es reencontrarse con ideas que desarrollar. Hay que mantenerse atenta al cambio, y cuando se percibe, atraparlo en palabras.
Los cisnes de Macy’s (2023), tu libro más reciente, se inspira en tu experiencia como madre, ¿cómo es que logras entrelazar realidad y ficción; por qué es relevante la presencia de ambos recursos?
La decisión de recurrir a la realidad o la ficción siempre viene supeditada al tema, a la semilla del conflicto del texto en cuestión. Sin embargo, me pregunto cuánta separación hay real- mente entre ambas. Armar cualquier narrativa requerirá separarse de la realidad para que pueda sostenerse, así que la línea entre ambas está mucho más desdibujada de lo que nos gusta pensar.
Has escrito canciones para artistas como Rosalía o Aitana, ¿cómo es el proceso de escribir desde otra voz?
Para mí, escribir para artistas es un proceso liberador. Saber que aquellas canciones no son mías, sino que mis palabras solo son una herramienta que hará volar la melodía lo más lejos posible, me permite explorar temas que quizá no tocaría si fueran para mí
¿Cómo describes la experiencia de compartir pensamientos y vivencias muy personales? ¿Hay escritos que te quedas para ti?
Normalmente, comparto aquellos escritos cuyo conflicto ya está lejos de lo que me hace sufrir en un momento presente. Eso me da una mayor capacidad de distancia y me permite ahondar mejor en el texto. Vuelco lo que siento en el mo- mento, pero me gusta reescribirlo y darle perspectiva. Me guardo muchos textos para mí.
Has hablado sobre desapego, amor, duelo de amistad, maternidad… ¿cuál es una mayor lección de vida que has aprendido últimamente en tus reflexiones como escritora?
Que el desapego es un regalo.
Das talleres de escritura, ¿cuál es uno de los mayores desafíos al escribir y cómo se puede combatirlo?
Creo que el mayor desafío es man- tenerse constante. Las ideas aparecen siempre en la medida en que nos sentemos frente al escritorio. La solución para eso es empezar una news- letter semanal, o apuntarse a un curso de escritura creativa que te obligue a escribir con un deadline concreto.
¿Qué has descubierto de ti a través de la escritura?
A veces hay lectoras que me dicen que leer mis escritos “les da paz”. Siempre que me lo comentan me llena de alegría, pero al mismo tiempo me llama la atención porque yo no siento paz cuando lo escribo. Mi motor siempre es el conflicto que llevo dentro, así que inevitablemente, articular esas ideas me envía al lugar de menos paz que hay dentro de mí. Tampoco busco que ese sea el efecto de quien me lee. Así que he descubierto que mis palabras pueden ser fuente de paz para otros, cosa que me alegra y me asombra a partes iguales.
¿Qué es lo que más te inspira últimamente?
Últimamente —de hecho en los últimos cuatro años o quizá durante toda mi vida de forma más latente— me inspira la relación madre-hija. Creo que es la semilla por lo que se comprende todo el resto, tanto nuestras relaciones románticas, como amistosas, como filiales.
¿Quiénes son las mujeres que más han influenciado tu trabajo y qué aprendizajes te han dejado?
Mis maestras literarias son Lucia Berlin, Joan Didion y Elena Ferrante. Mis maestras de vida son mi madre, mi amiga Camila Falquez, Lola —la abuela de mi marido—, mi amiga Paula Arriola. Tienen en común ser mujeres fuertes y complejas a las que he observado cómo superaban obstáculos innombrables.
Si tuvieras que manifestar lo que sigue para Leticia Sala en una frase, ¿cuál sería?
Parece sencillo pero no lo es: me gustaría alcanzar mi propia verdad literaria en cualquier futuro libro que ponga en el mundo.
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