Por mucho tiempo, los stilettos fueron el emblema de la mujer que “lo tiene todo”: estilo, seguridad, autoridad. Eran parte del look ejecutivo, parte de ser un icono de la moda, parte de ese ideal de feminidad que nos vendieron en películas, series y pasarelas. ¿Quién no recuerda a Carrie Bradshaw corriendo en stilettos por Nueva York como si fuera lo más normal del mundo?
Pero si miramos a nuestro alrededor hoy, la realidad es otra. Los tacones ya no dominan las calles. No es que hayan desaparecido, pero sí pasaron de ser el centro del outfit a una opción más entre muchas. Y la pregunta es inevitable: ¿por qué dejamos de usarlos?
Stilettos vs. flats: la comodidad mata el glamour
Según datos de Edited, las ventas de stilettos cayeron un 12% en 2024. ¿La razón? Como en muchas otras industrias, las tendencias en moda también cambiaron tras la pandemia. Aunque no empezó ahí, sí fue un acelerador.
El auge del streetwear, la obsesión por los sneakers y más tarde el home office, nos hicieron replantear nuestras prioridades: vernos bien, sí, pero sin renunciar a la comodidad. Y una vez que probamos cómo se siente vivir sin dolor de pies, volver a los tacones de diario simplemente dejó de tener sentido.
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Con el tiempo, los códigos de vestimenta se relajaron. Ya no necesitas tacones para ir a la oficina, los eventos se volvieron más casuales, y hasta en las alfombras rojas se nota el cambio. Las celebs que antes aguantaban en tacones ahora llegan felices en loafers o botas chunky. La comodidad dejó de verse como falta de esfuerzo. Ahora es sinónimo de estilo con intención.
Mary Janes killed the Stiletto Star
La caída del tacón no significa que desapareció, sino que perdió ese estatus obligatorio. Ya no usamos tacones porque ya no los necesitamos para validarnos. Ya no sentimos que un look solo funciona si hay dolor de pies de por medio. Los usamos si queremos, si van con el mood, si el outfit lo pide. Pero ya no vienen con ese peso simbólico de antes.
Lo que sí está subiendo son los modelos híbridos. Las marcas se pusieron creativas. Miu Miu, Sandy Liang, Chloé… todas reinterpretan lo femenino con modelos que van del balletcore al grunge soft. Hoy podemos ver kitten heels, plataformas cómodas, block heels… todos con una onda mucho más wearable.
Y al mismo tiempo, los flats están en su peak. Business of Fashion reporta que Christian Louboutin —la marca por excelencia del zapato alto y sexy— incrementó en 38% su oferta de ballerinas en el último año. Sí, Louboutin haciendo flats. Eso ya te dice todo.
Rothy’s, una marca centrada en el confort, lanzó su primer Mary Jane de tacón bajo este año y se convirtió en su modelo más vendido semana tras semana. La gente sí sigue comprando zapatos más formales, pero con otras reglas: materiales flexibles, diseños nuevos y tacones amigables.
¿Y ahora qué?
La feminidad ya no implica sufrir para verte bien. Hoy se trata de expresarte como quieras, sin que un zapato defina tu poder o tu estilo. Y eso, se siente liberador.
Ahora vemos a mujeres poderosas —diseñadoras, modelos, actrices— caminando con flats, sneakers o botas bajas, sin perder ni una pizca de estilo. Porque el nuevo statement es la autenticidad. El poder ya no se mide en centímetros de tacón, sino en saber quién eres y cómo quieres moverte por el mundo.
¿Siguen existiendo los tacones? Claro. Y sí, siguen teniendo su encanto. Pero esa idea de “tienes que usarlos para verte bien” quedó en el pasado. Y no la vamos a extrañar.
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