Mientras que en TikTok, los vídeos con el hashtag tradwife llegan a más de 250 millones de views; nuestro Instagram se inunda de casi 60.000 posts con #tradwife y 1 millón de publicaciones etiquetadas con #trad. Sí, this is the new thing (o no precisamente)… pero ¿por qué tanto ruido?
¿Qué significa ser una “tradwife”?
Desde 2016 el término de tradwife (que viene de “traditional wife”) ya aparecía en redes sociales con blogs que compartían el estilo de vida de mujeres que seguían un rol más tradicional. Quedarse en casa, cuidar a los hijos… la clásica housewife en una dinámica familiar donde el hombre sale a trabajar todos los días para regresar con su querida tradwife. ¿Recuerdas cuando de niñas nos enseñaron el estereotipo de que él sale a proveer y ella se queda en casa romantizando la vida de esposa y madre? Algo así como “jugar a la casita” pero vivirlo y publicarlo en redes.
Hoy la tendencia de la tradwife ha ganado una popularidad notable en Estados Unidos y Reino Unido, especialmente entre mujeres jóvenes que se sienten estresadas y agotadas por la presión de tener una carrera y una familia.
Sí, las tendencias surgen de contrastes: en la era donde la idea de mujer independiente se vuelve más radical con el estereotipo de una female hustler que no necesita de la compañía de un hombre, la tradwife viene corriendo a nuestras pantallas con el estandarte de la mujer tradicional.
Esta dinámica en casa nos regresa a los comerciales de la década cincuentera de la esposa sacando la cena recién horneada mientras él grita: “honey I’m home”, sólo que ahora aquella escena sale en los reels de Instagram en cuentas como las de Nara Aziza, the ultimate trad wife. Y la verdad es que amamos sus videos cocinando con outfits parecidos a lo que todas soñamos usar (y no precisamente en una cocina). ¿Hornear cinammon rolls con un delicado vestido de seda drapeado: por qué no? Perfectamente arreglada con su kitchen aid, parece la tarea más fácil preparar un postre de competencia para un esposo (obviamente también modelo) que regresa de su largo día de viaje a casa. Y, sí, varias celebs se han rendido a esta tendencia —o más bien a su estética— como Hailey Biber o Kylie Jenner.
La controversia de la tradwife
Aunque pueda tener hints machistas, se supone que la tradwife de hoy ya no es la esposa que se somete, no se trata de eso. De hecho, él se preocupa mucho por su bienestar y ambos tienen poder en la relación. La familia va primero, la feminidad se debe abrazar y hacer comunidad es esencial: valores como estos caracterizan a la tradwife.
Naturalmente, esta tendencia que anuncia el regreso de los principios tradicionales del pasado, llega con preocupaciones. Entre ellas, por supuesto, el riesgo de no tener independencia financiera. No obstante, está claro que las tradwives favoritas del Internet no son sólo “esposas tradicionales”, sino creadoras de contenido. Es aquí donde surge la crítica sobre influencers que monetizan compartiendo la idea de que las mujeres se quedan en casa: “Their job is to tell people they don’t have a job”.
La conversación ha iniciado sobre la contradicción entre valores feministas y la idea de cómo el “matrimonio feliz y perfecto” escapa de un escenario realista. A pesar de que las #tradwives argumentan en sus redes que su estilo de vida no contradice al feminismo porque están tomando la decisión de no trabajar, ser la perfecta ama de casa o “stay-at-home girlfriend” para entregarse a la “soft life” plasmada en una estética hiper curada de la vida en casa, claramente, es un lujo: pocas personas tienen la opción de dejar de trabajar.
Es por eso que los expertos comentan que esta tendencia —como muchas— es sólo una fase: un estilo de vida al que pocos pueden aspirar. Pero aunque unos lo ven críticamente como un fenómeno con contenido peligroso, para otras personas las cuentas de estas nuevas (y no tan nuevas) influencers con millones de seguidores es la inspo que otros necesitan para recetas de cocina, arreglos de flores, tips de decoración y otros hacks para la casa.
¿Será que este es el peak de la #tradwife que —como cualquier tendencia— irá en declive… o se trata del comienzo de algo más grande? Eso está por verse.
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