De pronto tu Instagram y TikTok se llenaron de hombres con tote bags, matcha lattes, y viniles de adorno en el cuarto. A eso súmale frases “woke” en su bio y la selfie con un perrito prestado. Spoiler: no siempre es real. Bienvenido al mundo del performative man, el personaje viral que convierte su vida en un performance para ganar validación de las mujeres.
El hombre que convierte su perfil en un escenario
El performative man no se limita a mostrarse: actúa. Sus fotos son un catálogo de green flags: leyendo Just Kids de Patti Smith en el parque, cargando al bebé de su hermano (con la aclaración “no es mío”) o posando como si amara la astrología, el mat pilates o a Clairo. Todo con un objetivo: proyectar la imagen del good guy que sabe exactamente qué botones apretar para conseguir un swipe right.
En pocas palabras, es la versión masculina de la pick me girl: esa mujer que exagera en demostrar lo “diferente” que es de “otras chicas” para llamar la atención masculina. El performative man hace lo mismo, pero en dirección opuesta: ajusta su comportamiento a lo que cree que ellas quieren ver.
¿Qué hay detrás del performance?
No se trata de que tener un perro, cargar a un bebé o disfrutar un matcha sea algo malo. El problema aparece cuando no hay autenticidad detrás y se convierte en un recurso cliché para ligar. La mayoría de esas referencias ni siquiera son propias, suelen venir de lo que escucharon a sus hermanas o exnovias. El gesto termina siendo tan vacío como un post de activismo copiado y pegado: se ve bien, pero no tiene sustancia.
Cómo spottear a un performative man
- Siempre pide matcha lattes (aunque no le encante).
- Lleva tote bags como statement de estilo.
- Tiene a Clairo en su playlist y lo presume como si fuera underground.
- Colecciona Labubus o Sonny Angels como si no se los hubiera robado a su hermana.
- Postea fotos con viniles (aunque los escuche en Spotify).
- Te presume su carta astral con Co–Star como si fuera religión.
¿Debemos cancelarlos?
No necesariamente. El performative man refleja un momento cultural en el que muchos hombres sienten la presión de mostrarse sensibles, progresivos y “woke”. A veces la actuación se les va de las manos, pero eso no significa que no pueda haber algo genuino detrás. La lección es simple: la autenticidad sigue siendo mucho más atractiva que cualquier pose ensayada.
Más allá de la pose
La tendencia del performative man también habla de algo más profundo: el deseo colectivo de liberarse de los roles de género tradicionales. Estos hombres buscan conectar con lo estético o lo “femenino” porque el viejo molde del “macho alfa” ya no funciona y ya no nos gusta. Aunque el resultado sea exagerado o incluso cliché, este fenómeno revela que estamos en plena exploración de nuevas masculinidades y formas más libres de expresarnos.
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