No es celibato. No es una fase de “me rendí del amor”. Y definitivamente no es un castigo emocional. Boysober es tomar una pausa consciente del dating para volver a tí. El término fue creado por la comediante neoyorquina Hope Woodard, pero hoy es un fenómeno global entre mujeres, especialmente Gen Z, cansadas de invertir su tiempo, su energía emocional y su atención en relaciones que no siempre les devuelven lo mismo.
¿Qué es hacerte boysober?
Hacerte boysober no significa jurar abstinencia eterna ni vivir aislada del romance. Significa decidir, por un tiempo, no centrar tu vida en las citas, los ligues, los chats eternos, la validación masculina o el “a ver qué pasa”. La idea es simple, si alguien está ocupando todo tu espacio mental, ya no estás siendo realmente libre para escucharte. Y muchas están listas para cambiar eso.
Durante años nos vendieron la idea de que el amor romántico era la meta final, hoy ese modelo empieza a resquebrajarse. Entre las apps de citas, las expectativas irreales que vemos en redes y el bombardeo constante de “opciones infinitas”, muchas vivimos en un ciclo de ilusión, desgaste, decepción y repetición.
Ghosting, love bombing, breadcrumbing, los “casi algo”, el eterno “¿qué somos?”… todo eso deja huella. El llamado dating fatigue es real, no es que no creamos en el amor, es que estamos cansadas de jugar un juego que muchas veces se siente injusto, confuso o emocionalmente agotador.
El boysober aparece justo como respuesta a ese cansancio colectivo. No como una renuncia definitiva, sino como un descanso necesario. Una pausa para cuestionarnos qué queremos realmente y desde dónde estamos eligiendo.
Cuando estar sola deja de ser un fracaso y se vuelve elección
Casarse, tener pareja y formar una familia ya no son el único sinónimo de éxito. Hoy, muchas mujeres están redefiniendo lo que significa “tener una buena vida”. La soltería dejó de ser una etapa incómoda entre relaciones para convertirse, en muchos casos, en un estado de bienestar elegido.
Irte boysober no significa que estés “cerrada al amor”. Significa que estás abierta a ti. A recuperarte. A escucharte sin ruido externo. A dejar de buscar constantemente afuera lo que quizá llevas tiempo necesitando dentro.
Muchas mujeres que entran en esta pausa lo hacen después de sentir que se pierden dentro de la pareja, que repiten los mismos patrones o que priorizan vínculos por encima de sus propios sueños. La pausa no es huida: es revisión. Es volver a ti sin distracciones.
Lo que realmente ganas cuando te vas boysober
Al principio cuesta. Hay silencios nuevos. Hay tiempo libre que antes se iba en chats, citas, expectativas. Pero después llega algo que muchas no esperaban: claridad. Más energía. Más enfoque. Más conexión con amigas, con proyectos, con tu cuerpo, con tu creatividad.
Irte boysober también te invita a hacerte preguntas incómodas pero necesarias:
¿Quién soy sin el rol de pareja?
¿Qué busco en una relación y por qué?
¿Qué partes de mí he dejado en pausa por priorizar a alguien más?
¿Qué quiero construir, aunque no tenga pareja ahora?
No se trata solo de “dejar a los hombres”, sino de desmontar la necesidad constante de validación externa. De aprender a poner límites. De identificar qué dinámicas ya no quieres repetir. De construir una identidad que no dependa de ser deseada para sentirse valiosa.
Porque el boysober no es una renuncia, es un reinicio. Un recordatorio de que tu atención, tu tiempo y tu energía son recursos importantes. Y que, por una vez, puedes invertirlos únicamente en ti.
Explora más en: Instyle.mx















