¿Y si la solución al burnout no fuera renunciar a tu trabajo, sino simplemente tomártelo con más calma… al menos los lunes? Así nace el Bare Minimum Mondays, una tendencia viral que propone algo tan simple (y tentador) como arrancar la semana haciendo solo lo mínimo indispensable. Nada de juntas eternas, listas de pendientes interminables o responder correos a las 8 de la mañana. La idea es darle al cuerpo y a la mente un respiro, justo cuando más lo necesitan.
Después de años normalizando la productividad tóxica, muchas personas están buscando formas más sostenibles de trabajar y vivir. Y es ahí donde el Bare Minimum Mondays, un concepto creado por la TikToker Marisa Jo Mayes en 2022, entra al chat: como un intento por recuperar el equilibrio mental y evitar que el agotamiento nos acabe. Pero, ¿es realmente una solución efectiva o solo otra excusa disfrazada de autocuidado?

¿Pueden los Bare Minimum Mondays ayudarte a combatir el burnout?
El objetivo principal de los Bare Minimum Mondays es combatir el temido burnout. Imagina el escenario: el domingo por la tarde, en lugar de relajarte, ya estás con el “Sunday Scaries” (o la ansiedad del domingo), pensando en la avalancha de tareas que te esperan el lunes. Esta práctica busca romper ese ciclo. Al quitarle la presión al primer día de la semana, se supone que mejoras tu bienestar mental y, paradójicamente, tu compromiso y productividad a lo largo de los días siguientes.
Se trata de ser más intencional con tu tiempo y de priorizarte como persona, no solo como empleada. Al “desacelerar” el lunes, te permites una transición más suave del fin de semana a la rutina, recargando energías y evitando esa sensación de agotamiento que a veces llega antes de que el martes termine. No es flojear, es una estrategia para gestionar tu energía y tu bienestar. La idea es que al reducir los niveles de estrés, en realidad se mejora la productividad a largo plazo, ya que el estrés elevado está directamente relacionado con una menor eficiencia.
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Pero… ¿funciona para todos?
Tal vez no. Por un lado, trabajadores freelance o con horarios flexibles pueden implementarlo sin problemas. La misma Mayes, que trabaja por cuenta propia y desde casa, aplica un menú suave: dos o tres tareas clave por lunes .
¿Y en oficinas tradicionales o roles más rígidos? Lo que hacen muchos es adaptarlo: no desactivar el lunes, pero sí reduciendo la intensidad: posponiendo juntas, haciendo tareas más ligeras, e incorporando pausas conscientes . Así, incluso si no puedes “hacer menos”, sí puedes hacerlo con más conciencia y menos estrés.
Para los que hacen trabajo físico o están amarrados a turnos, la cosa se complica. No hay “modo mínimo” posible si el trabajo exige estar al 100%. No sería cuestión de flojera, sino más bien de ajustar expectativas según el entorno laboral .
¿Es solo una excusa?
Una de las críticas más comunes es que esta práctica podría fomentar la holgazanería o ser una “excusa” para no cumplir con las responsabilidades. Sin embargo, Mayes aclara que el concepto no se trata de descuidar tu trabajo, perder plazos o no asumir consecuencias. Más bien, es una forma de establecer límites más saludables.
En lugar de quemarte desde el primer día, priorizas las tareas más importantes y te permites un arranque más suave. Es una invitación a cuestionar si la forma tradicional de abordar los lunes es realmente la más eficiente o si existe una alternativa que beneficie tanto tu bienestar como tu desempeño. Si bien no es para todos, ofrece una valiosa perspectiva sobre cómo podemos rediseñar nuestra semana laboral para vivir con menos estrés y más equilibrio.
¿Pasará de moda o es un cambio necesario?
Este fenómeno no surgió de la nada. Los Sunday scaries (esa sensación de ansiedad que comienza en la tarde del domingo) llevan años rondando y ahora aparece el Bare Minimum Monday como respuesta directa al presente pasajero de agotamiento constante.
Y no maneja mal los números: empresas en el Reino Unido que implementaron la semana laboral de cuatro días, vieron una reducción del agotamiento en más de 70 % y hasta un pequeño repunte en ingresos. Así que sí, tomar medidas drásticas contra el burnout está dando frutos. Sin embargo, hay quienes cuestionan todavía si realmente es una solución o si se convierte en una excusa para flojear.
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