Si alguna vez te has sentido más libre viajando sola que en pareja, si tu amiga dice que eres la “terapeuta” del grupo o si no puedes evitar enamorarte con intensidad cada vez que aparece alguien nuevo en tu vida, puede que haya una diosa griega que lo explique todo. De hecho, todas tenemos un arquetipo de diosa griega viviendo dentro de nosotras… o al menos eso dice la psiquiatra y escritora Jean Shinoda Bolen.
La académica estudió cómo los arquetipos femeninos de la mitología griega siguen presentes en cada mujer moderna. Desde la independiente Artemisa hasta la apasionada Afrodita, pasando por la estratégica Atenea y la introspectiva Hestia, cada una encarna un pedacito de nuestra personalidad.
¿Quieres descubrir qué diosa griega vive en ti? Aquí te contamos de qué va cada una y qué significa tener su energía activa en tu vida.
Los arquetipos de diosa griega según Jean Shinoda Bolen
Artemisa, la independiente
Artemisa es la diosa de la caza y de la luna, la que siempre está rodeada de naturaleza, ninfas y perros de caza. Representa la libertad y la capacidad de ir tras lo que quieres sin pedir permiso.
Si te pareces a Artemisa, eres de las que fijan un objetivo y no se distraen hasta alcanzarlo, ya sea un proyecto laboral, un viaje soñado o un reto personal. Tienes un espíritu aventurero que disfruta sentirse dueña de su propio camino, y no necesitas que nadie valide tus decisiones. Tu independencia es tu mayor fuerza, sabes estar sola, y hasta disfrutas de esos momentos en los que solo cuentas contigo misma.
Eso sí, la energía competitiva de Artemisa puede volverte un poco dura con quienes esperan tu cuidado o buscan tu cariño. A veces, sin querer, pones distancia porque estás tan concentrada en tu misión que olvidas que también se vale dejarse acompañar.
Atenea, la estratega
Hija favorita de Zeus, Atenea nació de su cabeza ya adulta y armada con casco, lanza y escudo. No necesitó ni infancia ni aprendizaje, llegó al mundo con sabiduría y alma vieja. Es la diosa de la inteligencia, la estrategia en la guerra y el trabajo bien hecho.
Si tienes la energía de Atenea, probablemente eres la amiga que siempre lleva un Excel bajo la manga, la que convierte un caos en plan de acción y ve los problemas como retos que pueden resolverse con método. Brillas en espacios profesionales porque sabes leer la jugada antes que los demás y rodearte de gente influyente que potencia tus talentos. Eres racional, enfocada y capaz de mantener la calma cuando todos los demás entran en pánico.
Pero la misma claridad que te hace fuerte también puede volverte un poco distante. Atenea rara vez se deja llevar por las emociones, y tú tampoco. Prefieres pensarlo todo dos veces antes de abrirte y eso puede hacer que los demás te perciban como inalcanzable.
Hestia, la sabia del hogar
Hestia no es la más ruidosa del Olimpo, pero sí la más zen. Es la diosa del fuego del hogar, del centro, de esa calma que te hace sentir a salvo. Representa la introspección, la serenidad y la intuición.
Si tienes a Hestia en ti, eres de las que disfrutan los rituales íntimos y cotidianos. Prender unas velas, preparar comida con calma, limpiar tu espacio como un acto de orden mental. Tu casa es tu refugio y tu energía transmite paz a quienes te rodean. No necesitas validación externa porque tu mundo interior es tan rico que ahí encuentras sentido y compañía.
El recordatorio de Hestia es que tu calma también tiene poder. Hablar desde tu centro no rompe la paz, al contrario, le da fuerza y dirección. Tu serenidad merece ser escuchada.
Hera, la compañera comprometida
Hera es la reina del Olimpo, esposa de Zeus y diosa del matrimonio. Su figura encarna la unión, la lealtad y el deseo de construir vínculos duraderos. Entre los dioses, era la guardiana del compromiso y la defensora del “para siempre”, aunque también es recordada por su carácter fuerte y por las venganzas contra quienes amenazaban su lugar en la relación con Zeus.
Si te sientes Hera, probablemente sueñas con construir relaciones sólidas que te hagan sentir completa. Tienes una capacidad inmensa de compromiso y, cuando amas, lo entregas todo sin reservas. Eres la persona que sostiene, que apuesta por lo compartido y que ve en la pareja una forma de trascender.
El recordatorio de Hera es que tu valor no depende de estar en pareja. Amar también significa tener un proyecto propio, un espacio donde tu fuerza brille sin necesidad de otro a tu lado. Tu lealtad es poderosa, pero aún más lo es cuando empieza contigo misma.
Deméter, la que nutre
Deméter es la diosa de la cosecha, del alimento y de la abundancia. Madre de Perséfone, es la que enseña que cuidar de otros es un acto sagrado, y que la tierra misma florece cuando se le da atención y cariño. Su arquetipo no depende de tener hijos; habla de esa capacidad innata de nutrir, proteger y sostener a quienes te rodean.
Si te relacionas con Deméter, eres la amiga que siempre cocina para todos, la que escucha sin juzgar y la que ofrece un consejo cálido cuando alguien lo necesita. Tu presencia se siente como hogar: das seguridad, apoyo y alimento, físico o emocional, a quienes te rodean.
El reto de Deméter está en no olvidarte de ti misma mientras das tanto a los demás. Es fácil caer en la trampa de medir tu valor solo por lo que haces por otros y terminar agotada, sintiendo que tu vida solo tiene sentido cuando estás cuidando a alguien más.
Perséfone, la transformadora dulce
Perséfone comenzó como la hija inocente de Deméter, pero después de su descenso al inframundo se convirtió en reina. Este arquetipo refleja esa mezcla de dulzura e intuición que puede ser muy poderosa.
Si Perséfone vive en ti, eres empática, intuitiva y capaz de percibir cosas que otros ni notan. Tienes un encanto natural, una sensibilidad que te hace cercana y comprensiva, pero también una fuerza silenciosa que se revela cuando lo necesitas. Tu energía combina suavidad con transformación: sabes adaptarte y reinventarte, aprendiendo a moverte entre distintos mundos o roles sin perder tu esencia.
El reto de Perséfone está en no caer en la pasividad y dejar que otros decidan por ti. La lección de este arquetipo es aprender a decir sí o no con convicción, a marcar límites sin sentir culpa.
Afrodita, la alquímica
Afrodita es la diosa del amor, la belleza y ese magnetismo que nadie puede ignorar. Nacida del mar, tiene el don de transformar todo lo que toca. Lo común se vuelve especial, lo casual se vuelve mágico y lo ordinario se llena de color.
Cuando eres similar a Afrodita, te enamoras fácil, ves el mundo más vibrante y logras que cualquier situación se sienta como un momento único. Tu energía no sólo conmueve, también despierta creatividad. Eres muy buena en convertir ideas, proyectos o planes simples en experiencias inolvidables.
El reto de Afrodita está en vivir tanto en el presente que a veces olvida las consecuencias. Esa pasión es magnética, pero también puede agotarla si no encuentra equilibrio. A veces toca bajarse de la nube, quitarse los lentes color de rosa y mirar las cosas con más realismo, con los pies bien puestos en la tierra.
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